domingo, 11 de diciembre de 2016

A VARGAS LLOSA, SOBRE FIDEL CASTRO




He leído el artículo de Mario Vargas Llosa “La Muerte de Fidel”, publicado en El País el pasado domingo 11 de diciembre, donde de forma simplista despacha a Fidel Castro y la Revolución del 59. Siempre uno espera mas de los catalogados como intelectuales de nuestra época, pero Vargas Llosa lleva tiempo dejándose llevar por su ideario político extremo que antepone a los análisis rigurosos sin importarle mentir para conseguir su objetivo.

En el artículo, señala el autor que la “inmensa mayoría de los cubanos aspira a huir a los Estados Unidos aunque sea desafiando a los tiburones”. Se nota que Vargas Llosa lleva tiempo sin visitar Cuba y que solo habla con los cubanos del exilio, lo cual explica que incluya esta falsedad en su artículo.

Olvida señalar, Vargas Llosa, algunos aspectos de lo que ha significado la Revolución Cubana no solo para América Latina sino para todo el mundo. En los años 60 y 70 Estados Unidos trataba a América Latina como su patio trasero, nada se movía sin que la CIA lo supiera y nadie gobernaba en un país hasta que contase con el visto bueno de la Secretaría de Estado. Financiaban golpes de estado, los organizaban y ayudaban a perpetrarlos; hacían caer a gobiernos legítimos y apoyaban con descaro a los generales golpistas que pasaban a ocupar el poder. Lo hacían, según sus manuales, para evitar la cubanización de América Latina, mientras que a Cuba la estrangulaban con un Bloqueo irracional que colocaba en peligro de supervivencia a la población cubana.

No quiero ni imaginar lo que hubiese ocurrido en esa época si no hubiese existido la Revolución Cubana como un freno y un referente para que las personas comprometidas de la izquierda latinoamericana hicieran frente al neocolonialismo norteamericano. Si con Cuba y su referente fueron capaces de hacer lo que hicieron, ¿qué hubiesen hecho sin ningún freno como referente?.

Cuba ha pasado por distintas etapas dentro de su proceso revolucionario, no todas ellas afortunadas y en todas con algunos problemas y fallos que podían haberse evitado. Pero concluir con esa reflexión, que después de 57 años de revolución  “Cuba es un país más pobre que la horrenda sociedad de la que huyó Batista”, como señala Vargas Llosa, es simplemente falsear la realidad, mentir de forma descarada, en la creencia más radical de pretender tener la razón y considerar ingenuos a los lectores de sus artículos extremos. Cualquier dato que tomemos de la situación actual en Cuba nos demuestra que los cambios provocados por la Revolución han tenido una repercusión social de amplio calado de la que se ha beneficiado toda la población cubana, especialmente en la Sanidad y en la Educación, pero también en la defensa de la soberanía nacional, en la solidaridad y en la lucha por un mundo mejor. El autor sabe que miente, pero le encanta regocijarse en su mentira.

Tuve la oportunidad de conocer en directo a Fidel en 1993, cuando en pleno periodo especial en un evento de Solidaridad Internacional con Cuba, celebrado en La Habana, interrumpieron la sesión para indicarnos a los participantes de todo el mundo que el Comandante había llegado fuera de programa para dirigir unas palabras de gratitud a los asistentes. Lo de “unas palabras” es un eufemismo cuando se trataba de Fidel, pues nos mantuvo durante cuatro largas horas sentados sin que nadie saliera ni al baño.

Su discurso, como siempre, fue lúcido. Pero sobre todo fue autocrítico. Nunca había escuchado nada parecido: el Presidente de un país haciendo una autocrítica feroz de lo que habían hecho bien y de lo que habían hecho mal, dejando caer píldoras sobre las medidas que tomarían en el futuro inmediato para ir remediando los errores. Hay un antes y un después del Periodo Especial. Cuba se puso a producir en Agricultura, Ganadería, Minería, Turismo y Comercio Internacional como nunca lo habían hecho antes, incluso a pesar del Bloqueo férreo de los Estados Unidos.

Vargas Llosa termina su artículo con la perorata fácil a la llamada al “avance de la libertad y los derechos humanos, sin los cuales no es el paraíso sino el infierno el que se instala en este mundo que nos tocó”. Se olvida el autor de los enviados del infierno del Sistema Económico Internacional que han hecho caer la economía de la inmensa mayoría de los mortales y donde los gobiernos conservadores han aprovechado para recortar todo tipo de libertades, recortar la sanidad y la educación y sumirnos en un mundo de incertidumbre fomentando la individualidad para salir del atolladero, volviendo a salarios de miseria, donde mucha gente que tiene la fortuna de encontrar un trabajo permanece siendo pobre.

Intentar endosarle a Cuba la necesidad de haber conseguido el paraíso y echarle en cara su no consecución obviando las presiones tan terribles a las que ha sido sometida, resulta cuando menos sospechoso. Todos los cubanos que viven en la Isla, insisto, todos, saben que Cuba no es perfecta, que hay muchas cuestiones que tienen que ir cambiando en el corto, medio y largo plazo. Pero al mismo tiempo, viven con la dignidad de poder ser los protagonistas de esos cambios necesarios, sin perder su soberanía como pueblo y garantizando los logros alcanzados hasta la fecha. Eso es lo que resolverá el pueblo cubano y eso es lo que debemos apoyar en la medida de nuestras posibilidades. Lo suyo, señor Llosa, solo es politiquería de tercera, para granjearse simpatías de los líderes que le aplauden y las mentes incautas a las que pretende engañar.