miércoles, 28 de diciembre de 2011

ANDALUCÍA 2012



En noventa días, los andaluces acudiremos a las urnas a elegir a 109 parlamentarios de los que saldrá el futuro gobierno de la Junta. Desde el 23 de Mayo de 1982, fecha en las que se celebraron las primeras elecciones autonómicas, Andalucía ha estado gobernada por el PSOE-A, a veces con mayoría absoluta, otras con apoyo del Partido Andalucista.

Durante estos 30 años se ha gestionado la Junta de Andalucía de una forma muy particular. En primer lugar, se establecieron las Delegaciones Provinciales de las Consejerías, que sirvieron para colocar a los miembros del partido que se encargarían del control (desde el poder) del resto de la afiliación socialista, creándose ocho “Reinos de Taifa” donde se daba respuesta a las corrientes internas, se saldaban cuentas entre ellos, se captaba a nuevos militantes interesados en alguna prebenda y se afinaba todo el aparato clientelar que durante tanto tiempo ha prevalecido sobre la buena gestión.

Andalucía ha adolecido desde el principio de una certera Planificación Estratégica de su desarrollo que al corto, medio y largo plazo, diera como resultado la configuración de los espacios sociales, económicos, políticos, culturales y ciudadanos de una comunidad para el futuro. Se han ido realizando proyectos y propuestas a salto de mata, unas veces dependiendo de quién gobernara en Madrid y otras dependiendo de los fondos que llegaban de Europa, pero nunca bajo el paraguas de una verdadera Planificación Estratégica.
Ello no ha preocupado a nuestros gobernantes, pues se sentían cómodos en su modo de funcionamiento, sumando voluntades por aquí, repartiendo cargos por allá, de tal manera que han podido llegar a sentir, en lo más íntimo de su fuero interno, cierto grado de “impunidad” en la realización de sus acciones políticas.

No voy a referirme a los casos de corrupción flagrantes ni a los ERES en proceso de investigación, sino a todo un complejo sistema clientelar que ha dotado de un poder inconmensurable a los miembros de un partido durante 30 largos años. Un partido que al principio de los principios tuvo que buscar gente para rellenar todos los organigramas de la Junta y de las Delegaciones Provinciales, que incorporó a escasas personas preparadas y muchas de ellas viniendo a participar de la llamada “etapa socialista”.

Lejos de acercar a la ciudadanía a la participación política y complicidad con las instituciones han creado todo un entramado más propio del PRI mexicano que de un partido socialista. Han cansado a todos: funcionarios, asociaciones, empresarios, sindicatos, sociedad civil, etc., perdiendo poco a poco la confianza de los ciudadanos por sus malas cabezas.

En 90 días los andaluces tenemos la gran oportunidad de elegir, somos los dueños de nuestro voto y de poner y quitar a quiénes deseemos se hagan cargo de la gestión pública de Andalucía. Lo hemos de hacer desde una reflexión seria y profunda, deseando lo mejor para nuestra comunidad, no votando a uno para castigar al otro, sino con criterio de qué modelo necesitamos para  Andalucía.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL CRECIMIENTO DE SANTA CRUZ



Recientemente he tenido la oportunidad de visitar la ciudad de Santa Cruz de la Sierra por motivos de trabajo. La última ocasión que pisé el municipio fue hace dos años exactos y he podido comprobar que de aquella fecha a esta la ciudad no la reconozco.
Todo está en construcción. Cualquier lote pequeño en cualquier cuadra de cualquier anillo, se encuentra en obras construyendo torres de departamentos, edificios, casas, dando la impresión de que Santa Cruz es aún una ciudad inacabada, una ciudad para el futuro.
Me he ocupado y preocupado por el asunto y he indagado sobre qué es lo que estaba pasando, temeroso quizás del fenómeno de burbuja inmobiliaria que hemos vivido en España en el último decenio y que dio al traste con el avance de nuestra economía cayendo en una profunda depresión y recesión económicas y vivenciales.
De mis indagaciones he podido concluir que se está construyendo porque hay demanda y se espera que la misma continúe, al menos, durante los próximos ocho años. Santa Cruz de la Sierra, que en la actualidad cuenta con un censo de millón y medio de almas, podría pasar en 2.020 a tener 3 millones de habitantes, lo que significa duplicar la población en diez años.
Esto puede dar una idea sobre las bondades de esta ciudad y del departamento, donde una vez concluida la migración propia intradepartamental de finales del siglo XX del campo a la ciudad, ahora se comienza a producir un nuevo fenómeno con más fuerza de migración interdepartamental, dando respuesta al efecto llamada que el desarrollo económico en Santa Cruz significa para un país que cuenta con amplias zonas de baja o nula producción.
Aquellas familias que hayan conseguido ahorrar un poco de plata desde cualquier parte del país, se disponen a dar el salto a Santa Cruz con la idea de rentabilizar sus pesos y adquirir mejores condiciones de vida.
Hasta ahí el fenómeno puede considerarse explicado. Pero lo que realmente me preocupa es si el municipio, el gobierno departamental y el gobierno central están preparados para esta oleada a Santa Cruz. Una ciudad que duplica su población en tan escaso periodo de tiempo va a precisar de toda una serie de servicios públicos, planificación urbanística, saneamientos, salud y educación, transportes, cultura, deporte, etc., que no pueden encontrar desprevenidas a las autoridades responsables de la gestión de las políticas públicas.
Si Santa Cruz continúa creciendo como ciudad a lo ancho será todo un desastre por lo que ha de planificarse también el crecimiento a lo alto, es decir, con edificios que garanticen mayor concentración de población por Km cuadrado. De lo contrario cruzar la ciudad de un extremo a otro puede convertirse en una excursión más que un paseo.
Ello conllevaría el poder prestar los servicios públicos con mayores garantías y a un menor coste y garantizar, de alguna manera, que el peligro extensionista de la ciudad no va a causar mayores cotas de exclusión social.
Dibujar una ciudad nueva es el reto que deberían tener las autoridades actuales de los tres niveles con una doble perspectiva: En primer lugar, evitar las improvisaciones cuando nos encontremos una realidad casi imposible de manejar en lo urbanístico; En segundo lugar, porque más allá de la coyuntura cortoplacista en que suele moverse “lo político”, hemos de dibujar escenarios que garanticen la necesaria previsibilidad que se le supone al gobernante, que ha de gobernar para ahora, para mañana y para el futuro, más allá del interés electoralista del momento.
Por ello, quisiera llamarles la atención sobre este fenómeno que espero poder contemplar conforme se vaya produciendo en los próximos años y manifestar mi opinión sobre la necesidad imperiosa de que hubiese ya funcionando una pequeña comisión de expertos que desde los tres ámbitos citados: municipio, departamento y gobierno central, fueran analizando, planificando, previendo y construyendo, las distintas posibilidades de crecimiento que se esperan para Santa Cruz de la Sierra de una forma inminente.

domingo, 18 de diciembre de 2011

EL CONFLICTO EN SIRIA.

Con la finalización del año y la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, nos encontramos con una nueva realidad de conflicto en el mediterráneo que pasa en esta ocasión por la situación en Siria. Desde hace unos meses se vienen calentando motores para avivar este conflicto mostrando una tibia reacción por parte de Naciones Unidas, la Unión Europea distraída con sus asuntos económicos y Estados Unidos dando pasos de gigante para ser pieza clave en este nuevo conflicto que se avecina. Las tropas de Irak se han desplazado a Kuwait de donde irán retornando a cuentagotas a Estados Unidos, permaneciendo aún en la zona los barcos de asalto anfibio USS Kearsarge y USS Ponce que participaron en las operaciones contra Libia. Mientras, el incremento del conflicto en Siria ha ido generando un número de víctimas superior a las 5.000 personas, aunque no se especifica si todas son de la oposición o hay víctimas entre el ejército y la policía estatales. Los elementos básicos para una escalada en la intervención internacional están servidos y no me cabe ninguna duda de que los servicios especiales de la CIA y del ejército norteamericano ya han tomado cartas en el asunto según los siguientes detalles. El primero a señalar ha sido el hecho de que en el norte de Jordania se hayan instalado durante el mes de noviembre y diciembre varios campos de refugiados, que actualmente se encuentran en su totalidad vacíos, con la clara intención de recibir a los posibles refugiados en el estallido del conflicto sirio. En segundo lugar, la ruta abierta desde Turquía para el posible suministro de armas a la oposición siria, algo similar a lo realizado contra Libia con la entrada de armas por Egipto a pesar de la restricción explícita en la resolución de Naciones Unidas. Ahora se pretende adelantar ese apoyo en armamento, munición y pertrechos militares antes de que pudiera aprobarse ninguna resolución de intervención por parte del Consejo de Seguridad. Las armas se estarían almacenando en algunos lugares del norte de Siria cercanos a la ciudad de Allepo. En tercer lugar, los objetivos militares del ejército y la policía de Siria han ido cambiando sus posiciones y la inteligencia norteamericana precisa de tiempo para volver a comprobar las coordenadas de las nuevas ubicaciones a fin de que los blancos objeto de la artillería de la marina y de los aviones de combate sean lo más certeros posibles. Y, por último, ganar tiempo en el propio seno del Consejo de Seguridad para que Rusia (actual aliado de Siria) no practique el veto a cualquier resolución a plantear próximamente. No es gratuito el hecho de que Hillary Clinton denunciara el pucherazo de las elecciones recientes de Rusia pudiendo estar el hecho en el trasfondo de la negociación para que Rusia al menos se abstenga en Naciones Unidas. Todo ello, nos muestra un estado prebélico para los primeros meses del próximo año mientras continúa sin resolverse la cuestión de Túnez y empeora por momentos la situación en Egipto. La mayoría de los analistas internacionales coinciden en señalar que el conflicto sirio no será más que el paso necesario para enfrentar la madre de todas las batallas contra la República de Irán, siguiente movimiento en el mapa geoestratégico de Estados Unidos, estando encargado Israel de ir calentando el ambiente contra Irán.

lunes, 5 de diciembre de 2011

CREACIÓN DEL CELAC

El pasado fin de semana tuvo lugar la celebración de la primera cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), realizada en Caracas, Venezuela, donde fue aprobada la denominada “Declaración de Caracas” y la asunción como Presidente pro tempore de Sebastián Piñera, Presidente de Chile, acompañado en la troika por Hugo Chaves, saliente y Raúl Castro, entrante.

La CELAC, que agrupa a 33 países de la región, nace con el legado político de Grupo de Río y la Cumbre de América Latina sobre Integración y Desarrollo (CALC) y se convierte en el primer organismo de integración que no cuenta con los vecinos del Norte (Canadá y EE.UU) ni con España, que siempre estuvo presente como país observador en distintas propuestas regionales.

El trasfondo del avance de la nueva Comunidad, hay que enmarcarlo en el estancamiento político y económico sufrido por la OEA (Organización de Estados Americanos) en los últimos tiempos, donde siempre ha sido muy cuestionada la influencia de Estados Unidos, el que la sede del organismo se encontrara en Washington, la enorme burocracia del organismo y los altos e ineficaces costes de funcionamiento.

Las dificultades económicas por las que atraviesa la OEA, máxime cuando en septiembre pasado los miembros del Partido Republicano cuestionaron una partida de 8 millones de dólares para su funcionamiento, ha servido de acelerador para que el nacimiento de un sistema de integración latinoamericano y caribeño sea una realidad inmediata.

América Latina quiere avanzar en solitario, sin el apadrinamiento del norte continental hacia una nueva realidad integradora, para lo cual tendrá que ir resolviendo algunas cuestiones que no son menores, como la multiplicidad de actores de integración regional y subregional, que pueden ahogar un lanzamiento global de esta nueva iniciativa.

Así, saber qué futuro tendrán UNASUR, MERCOSUR, el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), CARICOM y otra decena de instituciones enmarcadas en integraciones menores, deberían ir adaptando su quehacer y sentido a la nueva realidad que comenzó a andar en Caracas. Incluso las Cumbres Iberoamericanas perderían su oportunidad y finalidad.

Sin duda, la creación del CELAC es el mayor paso en la historia de América Latina en cuanto a su integración regional y se hace necesario dar respuesta a toda una serie de interrogantes que han quedado sobre la mesa para posterior debate antes de la próxima cumbre en 2012 a celebrar en La Habana. Cuestiones tales como la instalación de la Secretaría General en Panamá, la incorporación de un cuarto miembro a la troika de habla inglesa en representación de los caribeños, la división sectorial de los grupos especiales de trabajo, los mecanismos de toma de decisiones, etc., mantienen alguna tensión sobre el futuro inmediato de la Comunidad.

Lo que no deja lugar a error es el compromiso de los 33 Estados Miembros de superar todos los espacios anteriores conformando una comunidad de naciones solida, con perspectiva de futuro en lo político, económico y social, que haga de América Latina y el Caribe una región a ser tenida en cuenta conjuntamente en el futuro inmediato.

domingo, 4 de diciembre de 2011

LA PEGATINA EN EL PAÑAL.

Los españoles vamos dando pasos de gigante en esto de entender la democracia y las llamadas a las urnas. Cansados de tener que elegir siempre lo mismo, potenciando un bipartidismo troglodita, vamos asumiendo, poco a poco, que nos toca leer los programas electorales, visualizar los compromisos personales de aquellos que nos representarán y observar temporalmente sus acciones.

Vamos descubriendo que no nacemos con una pegatina en el pañal que indica a qué partido votar o de que ideología somos, ya que durante nuestro desarrollo vital vamos reflexionando, viendo aptitudes y actitudes nuestras y de otros, lo que se traduce en un espíritu crítico y constructivo de nuevas realidades.

Como dijera René Descartes “hemos de pensar que los que sostienen opiniones contrarias a las nuestras no necesariamente están equivocados”. Y esta máxima puede convertirse en una nueva manera de entender las tareas de gobiernos y el quehacer parlamentario. Pueden darse propuestas desde cualquier grupo político que merezca la pena apoyar porque buscan el progreso de nuestra sociedad y la solución a los graves problemas que venimos padeciendo. Y esas propuestas merecen ser apoyadas.

Por el contrario, pueden realizarse propuestas regresivas que ahonden las dificultades que estamos pasando y las asimetrías entre los derechos y deberes de los españoles. Serán propuestas que, vengan de donde vengan, no se han de apoyar.

Estos principios, que parecen tan básicos, no se han dado en la política española desde la recuperación de la democracia. Una vez colocada la pegatina, en el pañal o en la frente, todo aquello que propusieran los otros sería malo, mientras que lo que propongamos nosotros siempre será lo mejor. Y esa dinámica es la que ha provocado el estancamiento de lo político, de lo público, de lo comunitario en nuestro país.

Ha evitado que tengamos grandes pactos de estado que nos ayuden a todos a superar nuestro “tempo de dificultades”, pactos que podrían ser fácilmente asumibles por todos los grupos políticos y por la mayoría de los españoles. Ha frustrado la aparición de grandes estadistas en la política, contando con líderes cortoplacistas que piensan más en las siguientes elecciones que en los próximos problemas a abordar.

Ha colocado al frente de nuestro país a partidos con nula o escasa capacidad de previsibilidad, dedicándose a gestionar lo público de forma ineficaz, costosa y proclive al clientelismo. Han potenciado un bipartidismo para la alternancia en el poder olvidándose de los ciudadanos.

Pero, por suerte, eso va tocando a su fin y las pruebas las tenemos en que los ciudadanos cada vez asumen con mayor claridad su responsabilidad de jefes, de electores, de poner o de quitar. Lo cual nos da cierto margen de confianza en que las cosas pueden cambiar de verdad si usamos nuestro libre albedrío a la hora de analizar qué merecemos.