lunes, 28 de febrero de 2011

UPyD Y ANDALUCÍA

Todas las encuestas recientes nos muestran un triunfo del Partido Popular en las elecciones andaluzas del 4 de marzo del próximo año. La pérdida de votos del PSOE colocará al PP al borde de la mayoría absoluta. Los andaluces ya nos hemos cansado de 30 años de gobiernos socialistas que no han sabido colocar a Andalucía en los niveles necesarios, fundamentalmente por una falta de planificación y previsibilidad, que han intentado ocultar con algunos guiños a lo social. Andalucía tiene en estos momentos dos frentes, por un lado el Partido Popular y por otro el PSOE-IU. Con este panorama es Unión, Progreso y Democracia, UPYD, el partido llamado a evitar que se diera de nuevo en el parlamento Andaluz una situación de mayoría absoluta que hurtara la viveza y el compromiso con la región y evitara la polarización de los bloques citados. Tenemos bastante claro porque los andaluces no apoyarán al frente autodenominado de Izquierda, PSOE-IU, y sobran las razones para que los andaluces no olvidemos el por qué no se debe votar al PP. En primer lugar, la experiencia de gobiernos autonómicos populares es nefasta, caso de Madrid, Valencia, Galicia, etc., donde han practicado una política de privatizaciones escandalosa, sin obtener a cambio un adelgazamiento del endeudamiento público en dichas comunidades. No se debe votar al PP por colocar en sus listas a personas imputadas como el caso de Camps en Valencia. No han presentado ni una sola propuesta que ayudara a salir de la crisis económica en nuestra región y en el país, limitándose a oponerse a todo lo que viniera de sus gobiernos y provocando una crisis política sin precedentes. No se puede apoyar a un partido que politiza la justicia y se niega a reformar la Ley Electoral vigente, en ambos casos en connivencia con el PSOE. Y más cercano a los andaluces, no podemos apoyar a un partido que mantiene las alcaldías en las que gobierna en nuestra comunidad endeudadas hasta las cejas, con una pésima gestión de los servicios públicos y con una falta de propuestas de nefastas consecuencias para los habitantes en sus municipios. Un partido que continúa defendiendo la utilización partidaria de las diputaciones provinciales para recolocar a sus militantes y cuya única intención política es gobernar en Andalucía para reconquistar España. Unión, Progreso y Democracia, UPYD, se presenta en Andalucía como la única alternativa real de cambiar la política en la comunidad, lejos del cambio de políticos que es lo que plantean los dos frentes señalados. Una apuesta por una Andalucía bien gestionada, con transparencia, con capacidad de planificación estratégica, con recortes de gastos suntuosos en la administración autonómica y en las delegaciones provinciales, un partido que se plantea recuperar la viveza del debate parlamentario, sin sectarismos, pensando en los andaluces, y apoyando todas aquellas propuestas que nos parezcan interesantes para la mejoría de la situación de la población y rechazando aquellas que creamos la perjudican. Unión, Progreso y Democracia, UPYD, formada por ciudadanos cansados de contemplar el deterioro de nuestras instituciones públicas y resuelto a plantear alternativas para recuperar la esperanza y la necesidad de que la ciudadanía esté más cerca de la política, pretende convertirse en la fuerza decisiva para conseguir una nueva dimensión del trabajo político en la comunidad andaluza. Lejos de los frentes de izquierda y derecha, discursos vetustos y anticuados para lo que realmente nos ocupa, UPYD pretende romper el bipartidismo absurdo que ha llevado a nuestro país y a nuestra comunidad a una ineficiencia total. Tenemos gente preparada, miles de ciudadanos que se han sumado a la propuesta de regenerar la democracia y una fuerte ilusión de recuperar lo político frente al desprestigio inmoral al que nos están llevando los dos bloques. Lejos de caer en la apatía y de dirigirse a la abstención, los ciudadanos deben ser conscientes de que el cambio de políticos es necesario, pero es fundamental el cambio de políticas y con un alejamiento de las urnas lo único que se conseguirá en seguir apoyando a los mismos de siempre. Por eso, UPYD, tiene como objetivo principal regenerar la vida política y la democracia en nuestro país y en nuestra comunidad. Por eso en las próximas elecciones de Andalucía, UPYD se convertirá en la nueva fuerza política con representación en el parlamento andaluz necesaria para terminar de una vez con los oligopolios políticos de los frentes actuales. Para todo eso necesitamos del apoyo ciudadano.

domingo, 27 de febrero de 2011

ADELGAZAR LA ADMINISTRACIÓN

El número total de municipios en España es 8.116, de los cuales 771 están en Andalucía. La provincia de Málaga cuenta con 101 municipios, de los cuales 25 no llegan a los mil habitantes. Algunos de ellos, como Júzcar, Salares, Pujerra, Faraján, Atajate o Alpandeire, cuentan con menos vecinos de los que viven en mi bloque. Mantener esta distribución administrativa de los municipios es un despilfarro tanto económico como político que nuestra realidad no puede permitirse. Reducir los municipios malagueños a 75 en lugar de 101, significaría un adelgazamiento importante de nuestra red municipal, garantizando obviamente la prestación de los servicios municipales que actualmente se realizan. Sobran municipios en Andalucía y en España, calculándose la cifra óptima de los mismos prácticamente en la mitad de los actuales. Una distribución nacional de unos 4.000 Ayuntamientos sería más que suficiente para garantizar una gestión de lo público mucho más equilibrada, ahorrando una serie de gastos superfluos sin necesidad de perder la identidad cultural, social y económica de ninguno de los núcleos de población. Como es un asunto un poco delicado, ya que los habitantes de un determinado pueblo pensarían que le están tocando lo más entrañable de su ser y puede utilizarse como demagogia política sin escrúpulos, tenemos que introducir el debate social y político para que forme parte de un gran pacto de estado por la reducción de las administraciones municipales en nuestro país. La radiografía que realizamos actualmente de estos pequeñísimos municipios dan el dato de que progresivamente se siguen perdiendo habitantes en los mismos y que el balance entre los mayores de 65 años que habitan en el municipio y los menores de 19 años en el mismo, mantiene una tendencia negativa que terminará con el tiempo con reducir drásticamente el número de lugareños. La fusión, la agregación, la unificación, con municipios cercanos de mayor población no deben implicar ningún tipo de menoscabo de su cuestión identitaria, ni por supuesto poner en peligro el bienestar logrado ni las inversiones a futuro. Simplemente se trata de una reducción de administraciones municipales absolutamente inviables, costosas y multiplicadoras de las prebendas políticas. Así mismo, se hace necesario plantear en el marco de este pacto de estado, la desaparición de las Diputaciones Provinciales, ya que en la mayoría de los casos triplican la intervención sobre determinadas zonas y, si bien están orientadas a trabajar principalmente con los municipios menores de 20.000 habitantes, dicho espacio puede y debe ser cubierto sin mayores problemas por la comunidad autónoma y en parte por los propios ayuntamientos, acabando así con un espacio provincial que se ha convertido en un respiradero y oficina de colación para los partidos políticos.

sábado, 26 de febrero de 2011

EL PETRÓLEO

Que el oro negro sigue gobernando el mundo no es ninguna novedad. Desde que fuera perforado el primer pozo en Pensilvania, Estados Unidos, en 1859, y consolidado su uso con la aparición de los motores a combustión refinando la gasolina, la posesión del preciado líquido ha estado presente en nuestras vidas y condicionando la economía y la política internacional. Sobre la fecha en que se terminará el petróleo hay diversas teorías, pero las más optimistas no le dan más de 50 años, y las pesimistas calculan que nos quedan 20 años de líquido fósil. La planificación geoestratégica del control mundial ha venido marcada, desde la aplicación industrial y de locomoción del petróleo, por asegurarse el suministro del crudo, garantizar las reservas necesarias y contar con amistades (aunque fueran peligrosas) con los principales productores. Guerras, presiones, espionajes, sabotajes, golpes de estado, movilizaciones y conflictos, han sido utilizadas sin ningún miramiento para ganarse la posibilidad de las reservas. Así, en la actualidad, la posesión de petróleo sigue estando en el epicentro de la política internacional y ha provocado que se produjeran contradicciones entre los convencimientos éticos y avances sociales de los países occidentales, con el apoyo descarado a determinados personajes que se hicieron con el poder en sus países mediante golpes de estado o que mantienen unas dinastías sucesorias alejadas de cualquier atisbo democrático. Que la guerra en Irak estuvo motivada por el petróleo lo reconocen hasta los que la declararon, porque no se encontraron armas de destrucción masiva ni nada de lo que argumentaron. Que la fuerza del petróleo mantiene a Venezuela y Ecuador en el escenario mundial como un mírame y no me toques, también. Y, sobre todo, el petróleo está detrás de los terribles conflictos que se están dando en Libia y otros países árabes. No en vano Gaddafi hizo su última aparición con una pistola en una mano y una manguera de gasolina en la otra. Lo que realmente no alcanzo a comprender (por desconocimiento) es cuáles son los avances tecnológicos que necesitamos para encontrar el sustitutivo del petróleo en la investigación, no sólo ya porque se terminen sus existencias sino porque además resulta altamente contaminante y pone en peligro la estabilidad del planeta con las emisiones tóxicas que produce. Entiendo que debe existir un pacto secreto a nivel internacional para continuar con la dependencia del petróleo, ya que aún aparecen como cuestiones sin explorar definitivamente las del biodiesel, el bioetanol, vehículos híbridos, bioplástico y energías mucho más limpias y renovables que harían que tuviésemos un planeta más sano. Los científicos que estudian el asunto se quejan de que la inversión en la investigación es tan tibia que tardarían decenios en encontrar soluciones reales como alternativa total al petróleo, y de que priman más los intereses de los fabricantes de vehículos de tracción mecánica y de los países productores que la necesidad de cambios en el combustible a utilizar. Mientras a nivel mundial no se decida dar un paso firme por el cambio, seguiremos soportando la contaminación masiva y la inestabilidad mundial, guerras y conflictos armados, motivados por el petróleo y su posesión.

miércoles, 23 de febrero de 2011

LA FELICIDAD

Dibujar un mapa de lo que significa la felicidad es tan difícil como subjetivo, ya que cada persona tiene su propia definición de lo que significa ser feliz. Depende del momento vital en que intentemos definirla, del espacio o lugar desde el que lo hagamos y del tiempo real en que se produce. Según nuestro diccionario, la felicidad es un estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena. Algo más amplio, sería el concepto de felicidad el poder haber alcanzado una meta propuesta, siendo el estado sentido de satisfacción y alegría. Todo parece indicar que cuanto menor sea el grado de desarrollo de una determinada zona, región o país, los elementos necesarios para conseguir la felicidad suelen bajar en el escalafón a asuntos más mundanos y primarios pero de una importancia crucial. Así por ejemplo, en muchas regiones del mundo la felicidad pasaría por el hecho de contar con agua potable, agua de riego, un pequeño pedazo de tierra para poder cultivarla, criar algunas cabezas de ganado y animales de granja, de forma que les permitiera al menos comer dos veces al día. En nuestro país, alcanzar la felicidad también va acercándose a temas más mundanos como el simple hecho de tener un trabajo, si este fuera fijo mejor todavía, que nos permitiera despreocuparnos del saldo de nuestra cuenta corriente para pagar las facturas de la luz, el agua o la hipoteca. Quedan así relegados a un segundo orden, cuestiones más prosaicas sobre la consecución de la felicidad relacionadas con la paz mundial, la garantía de una mejor redistribución de las riquezas entre la población mundial o la preservación del medio ambiente y la biodiversidad como síntoma de perdurabilidad de las especies. En la medida que nos encontramos con más trabas para obtener lo que consideramos básico, nuestros mínimos sobre la felicidad también tienden a refugiarse en lo particular, que tengamos salud, que nuestra familia esté bien, que no nos falte un plato de comida en la mesa, que podamos permitirnos algún capricho, etc., Y parece obvio que el rasero de nuestra felicidad se dirigirán hacia temas más comunitarios en la medida en que nuestras necesidades básicas y elementales estén cubiertas. En el lado opuesto se encuentran los infelices, que lo son también en la misma medida en que su realidad temporal, geográfica y vital gradúe su infelicidad. Son personas que nunca están contentas con nada y que suelen poner su punto de mira en otras personas que según ellos son más felices, para plasmar su situación de infeliz. Aquello de no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita, se convierte para ellos en un fraude y maldicen su suerte de forma permanente en la mayoría de las ocasiones con un egoísmo exagerado. Sea cual fuere la definición que tengamos cada persona de lo que es la felicidad, lo importante debería ser que nos sintamos felices, contentos y alegres de poder dedicar nuestra vida a encontrar y sentir el eje de nuestra existencia: la búsqueda de la felicidad.

EL PELIGRO LIBIO.

Parece que los gobernantes occidentales hubieran descubierto estos días que Muammar al-Gaddafi es un dictador. Desde que asumiera el poder de facto el 1 de septiembre de 1969, por cierto sin ningún cargo, la dictadura libia ha estado en el epicentro de todos los movimientos estratégicos en la región. Y es curioso también, que los presidentes de gobiernos europeos y estadounidenses cesaran las presiones sobre el sátrapa libio y les rieran las gracias, incluso aceptando sus regalos equinos. Para lo que no lo recuerden, Estados Unidos ha intentado en seis ocasiones derrocar al régimen libio, siendo el más sonado de los intentos el producido en 1986 cuando aviones norteamericanos bombardearon la capital, Trípoli, ordenada por Ronald Reagan, que por cierto le costó la vida a una de la hijas de Gaddafi. Tras mantener una actitud hostil frente a occidente y ser acusado de financiar el terrorismo internacional, Gaddafi cambió su diplomacia en 2003 acercándose a occidente, siendo consciente del importante valor estratégico que suponía el petróleo libio para los suministros de hidrocarburos a Europa. A partir de esa fecha, occidente prefirió mirar para otro lado en lo que se refería a asuntos internos del país y mantener unas buenas relaciones con el dictador que le suministra un importante porcentaje de la energía que precisan para su consumo de gasolina (a España nos supone un 13% del total que consumimos). Ahora, estos mismos países, como si el fenómeno no fuera conocido, se rasgan las vestiduras y critican al líder libio por la matanzas que ha producido en los distintos movimientos y manifestaciones ciudadanas que piden democracia y libertad en Libia. La Unión Europea, cuya diplomacia está actuando con efecto retardado, incluso analiza la opción de solicitar una intervención humanitaria en caso de que las matanzas continúen y hace un llamado al gobierno libio a cesar en su represión desproporcionada. Estados Unidos, mucho más cauto, sabe que proceder a una intervención, por muy humanitaria que fuese, pondría en peligro la estabilidad en la zona y aumentarían las posibilidades de una guerra abierta en el mediterráneo, colocando en situación de riesgo la seguridad de Israel y el suministro de crudo entrando en una subida incontrolada de precios del barril de petróleo, que no viene nada bien a la recuperación de la crisis económica. Una intervención externa en el país daría comienzo a una guerra en el mediterráneo de incierto desarrollo y podría expandirse con rapidez a la orilla norte amenazando a la propia Italia. Podría desencadenarse una escalada bélica sin precedentes en la zona, desde la segunda guerra mundial, además de un crac provocado por la falta de suministro de petróleo. El escenario no resulta nada claro y parece que las opciones deben agotar las vías diplomáticas para garantizar el cese de la violencia contra la población, el respeto a los derechos humanos y la garantía libia de ir dando pasos hacia una democratización del país. La opción de la guerra, con la intervención externa, solo beneficia a las maltrechas economías occidentales para salir de la crisis, pero realmente no soluciona ningún problema de fondo y amenazaría la paz del mediterráneo y mundial. Todo esto sigue dándose por la falta de previsibilidad de nuestros escasos gobernantes estadistas y por una Organización de las Naciones Unidas cada vez más ineficaz e irrelevante, que tendremos que cambiar de paradigma si queremos afrontar lo que resta de siglo XXI con un mínimo de seriedad y razón en la comunidad internacional.

domingo, 20 de febrero de 2011

¿NUEVO ORDEN INTERNACIONAL?

Los últimos movimientos en el llamado “mundo árabe”, comienzan a ser jaleados de manera descarada por Estados Unidos y la Unión Europea en una ola que ahora, después de haber apoyado a estos regímenes de forma escandalosa, pretenden extender por doquier y que terminen con procesos democráticos occidentalizados que favorezcan los intereses de las distintas poblaciones. Desde el punto de vista de los países árabes ya se comienza a reprimir con dureza las manifestaciones públicas alentadas desde fuera y son muchas las vidas que están costando las distintas protestas, ante un pretendido efecto dominó que pudiera reproducir los desenlaces de Túnez y Egipto, como si este tipo de cambios fuera tan fácil lograrlos. Sin duda alguna, las intenciones de occidente tienen mucho más que ver con el objetivo de neutralizar la influencia económica y política que China está adquiriendo tanto en África como América Latina, que en la defensa de una cruzada por la democracia en el mundo árabe. Si bien la espontaneidad de los levantamientos de Túnez y Egipto han sido claras, las protestas en el resto de países están siendo demasiado manejadas desde el exterior, elemento que no ayudará a plasmar ninguna opción de cambio real en los países de Libia, Yemen, Argelia, Bahréin, Siria, Jordania, Irán o Marruecos. Los intereses de Estados Unidos están pesando a la hora de potenciar también las protestas en China para intentar frenar su creciente influencia mundial para ver si cuaja una nueva intentona de levantamiento popular que distraiga al gigante asiático de sus tentáculos de expansión en la economía internacional, favoreciendo así la recuperación del mundo occidental duramente golpeado por la crisis que ellos mismos no supieron atajar a tiempo. La partida geoestratégica se mueve a un ritmo demasiado acelerado en estos días sin ser conscientes del alto precio que las poblacionales nacionales tendrán que pagar en vidas humanas por las protestas que encabezan. Tengo la sensación de que estos procesos de cambio no van a quedar así y que más temprano que tarde le tocara el turno a los Organismo Internacionales, con Naciones Unidas a la cabeza, que han demostrado su total ineficacia y falta de sentido para afrontar los cambios necesarios en mundo absolutamente desigual y que sigue controlado en su Consejo Permanente de Seguridad por la cinco superpotencias. Con la ONU, se pondrán en entredicho las funciones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los regionales, e incluso los distintos programas y agencias que Naciones Unidas tiene en funcionamiento, que se han convertido en un gasto excesivamente pesado, lento y torpe, para afrontar las diferencias mundiales. Por eso, no estaría mal comenzar a hablar de la necesidad de ir configurando una nueva estructura de Comunidad Internacional, de dibujar un nuevo orden internacional, que restituya el interés global y aplique con seriedad las medidas necesarias para acortar las terribles diferencias entre la población mundial.

sábado, 19 de febrero de 2011

23 F

Treinta años se cumplen desde el fallido intento de golpe de estado en nuestro país que pretendía acabar con el proceso democrático y que puso en jaque los derechos fundamentales recién adquiridos. Fue un día raro de un febrerillo el loco que nos regaló un día de sol en Andalucía. Recuerdo perfectamente que me encontraba revisando unas pruebas de mis estudios de filosofía con un cura amigo, para lo cual había acudido a la parroquia después de comer con la vespa que manejaba por entonces. Mientras revisábamos el ejercicio sobre Descartes, con la cadena ser de fondo que siempre estaba puesta en la sacristía, no sé muy bien para qué, nos sobresaltamos con la entrada de Tejero al Congreso de los Diputados. Tras unos minutos de incertidumbre por lo que estábamos escuchando la cara de nos fue cambiando de color adquiriendo un tono pálido, que nunca había sabido lo que era hasta que me miré en el espejo del baño y descubrí una tez completamente blanca. La Guardia Civil había entrado a tiros al Congreso y se acabó la democracia, pasándose por la cabeza imágenes de otras épocas con una rapidez extraordinaria. Ejercía de presidente de la Asociación de Vecinos de mi barrio, así que agarré la moto y me fui directamente al local vecinal, saqué los archivos con las fichas y el libro de socios y de actas, y lo quemé en el patio. Al menos de aquí no sacarán ninguna información, fue lo que pensé al prender el montoncito de papeles. Regresé a mi casa y de forma autómata me fui al baño donde me rasuré mi larga barba que por entonces lucía, pretendiendo quizás que tardaran más en reconocerme. De hecho al terminar parecía otra persona y hasta a mí me costaba reconocerme en el espejo. Volví a salir para la Asociación porque había sesión de cine infantil para los niños del barrio y tenía que avisar. Entonces lo móviles no existían y no había teléfono fijo en la sede. Comprobé in situ que la combustión había eliminado cualquier vestigio de listas o de nombres y revisé de nuevo todos los cajones y archivos en busca de algún documento que pudiera perjudicar a alguna persona por el simple hecho de aparecer su nombre. Me acordé de comprar pilas para la radio, pasar por la tienda a por pan, galletas, latas de conserva y vino, como quien se dispusiera a pasar algunos días encerrado, llegando a la casa a las siete, ya de noche, donde fueron apareciendo amigos preocupados por la situación. Uno a uno los fui despachando y obligándoles a irse a sus casas, solo faltaba que nos pillarán reunidos, siempre indicándoles antes el punto de reunión del día siguiente para analizar el alzamiento. Sin contar con el cura, les proponía la parroquia al mediodía. Fue una de las noches más largas de mi vida, porque entonces éramos jóvenes progresistas, activistas sociales y comunitarios, que apostábamos por un cambio social en las barriadas de la ciudad, trabajando con jóvenes, niños, tercera edad, mujeres, y entusiasmados con las opciones que nos daba la democracia de cambiar la realidad. El miedo a lo imprevisible se había instalado en nosotros y a las 12 del día siguiente, puntuales como un reloj suizo, el grupo se reunió conociendo ya el desenlace de la intentona y la detención de los alzados. Establecimos varios criterios de seguridad que hasta entonces ni se habían pasado por nuestra imaginación, bajo la presunción de que si había ocurrido esta vez podría volver a repetirse y no podría pillarnos desprevenidos. Pero el ambiente ya era otro, mucho más relajados, con unos rostros más sonrientes pero manteniendo la risa con mueca de preocupación. Estuvieron a punto de cercenar el avance de la democracia en nuestro país. Estuvieron a pocos centímetros de lograrlo y la involución nos hubiera devuelto a la oscuridad de las cavernas. Pero no les salió bien. Así que terminada la reunión nos despachamos a gusto de cervezas y en la despedida, como si nada hubiera ocurrido, uno de los compañeros dijo: bueno, hasta las 8, que tenemos reunión de urbanismo. Nos miramos despacio confirmando la sensación de que a partir de ese momento, con más fuerza que nunca, tendríamos que defender nuestros derechos democráticos como ciudadanos y que una forma de hacerlo era continuar luchando por los cambios sociales que nuestro barrio necesitaba. Y así pasé un 23 de febrero de hace treinta años. Ya me empieza a preocupar esto de hablar de cosas de hace 30 años, será que nos vamos haciendo mayores.

jueves, 17 de febrero de 2011

LA ERA DIGITAL

Por daños en la pantalla de mi ordenador portátil he tenido que pasar 60 horas sin tener delante de mí el instrumento que vengo manejando de forma ininterrumpida desde 1992. Ese año llegó internet a mi vida y el PC (personal computer) sin que me haya despegado de él ni un solo día. Tengo que confesarles que he sufrido por el cambio obligatorio del hábito de conectar a penas levantado y de estar dos días y medio sin opción de comunicarme, de leer prensas, de enviar o recibir correos, sin saber qué me tocaba en la agenda, ni nada de nada. Sin embargo, me ha servido para reflexionar un par de cuestiones que quiero trasladarles en esta nota. Inevitablemente me ha venido a la memoria el periodo anterior a la era digital, cuando utilizaba la máquina de escribir para redactar mis artículos, los metía en un sobre y los enviaba al periódico de mi localidad por correo postal. Si el tema era de urgencia, lo acercaba físicamente y lo entregaba en la recepción de las oficinas del medio. Hoy día, al escribir el artículo, lo inserto como archivo en un mail que envío en un minuto a más de 200 medios escritos de América Latina y España. Solía comprar, en la anterior era, dos periódicos diarios (siempre nacionales) y procuraba leer el de ámbito local cuando iba a tomar el café al bar (entonces se podía fumar). Hoy día me conecto bien temprano y le doy un repaso a unos 20 periódicos del mundo (sobre todo de América Latina y África) y luego reviso en internet los de tirada nacional, los de tirada Andaluza y los de mi provincia. Suelo escribir mi nota diaria y enviarla a mis contactos, colgarla en mi blog y meterla en los grupos de faceboock a los que pertenezco. Antes si salía en el periódico te lo comentaba algún amigo, ahora en segundos cuentan con un determinado pensamiento, análisis u opinión, miles de personas y además permanece en la red revisándose cuando se quiera. No les voy a descubrir a ustedes lo importante de la era digital en nuestro avance globalizador de la comunicación y de las información, pues ya saben que todo está en la red, basta un simple google para tener datos de todo lo que se quiera, enciclopedias completas, libros, música, películas, insisto, todo o casi todo lo que se necesite. Incluso las redes sociales han suplantado casi la necesidad de vernos con los amigos o de hablar por teléfono, pues tranquilamente hablamos chateando o incluso viéndonos con la web cam en tiempo real aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Pero estas 60 horas de apagón digital obligatorio me han enseñado que tantos hábitos que hemos perdido y que antes teníamos como normas, aportaban bastante a nuestras vidas, nos hacían más sociales, más comunicativos en el contacto directo con las personas, permitían que hablásemos más en la familia, encontrarnos con amigos, quedar, más tiempo para leer buenos libros, utilizábamos más el bolígrafo que las teclas, para escribir cartas personales a nuestros amigos o familiares lejanos. En fin, que me he planteado, como una opción exclusivamente personal, que este apagón que he sufrido de forma involuntaria se convierta en algo obligatorio, de tal forma que un día a la semana, en mi caso los domingos, no encenderé el ordenador para nada, intentando recuperar algunos de los hábitos de antaño que creo merecen mucho la pena.

lunes, 14 de febrero de 2011

ANDALUCÍA NUESTRA

Cumplimos 31 años desde que el 28 de febrero de 1980 se llevara a cabo el Referéndum sobre la Iniciativa del Proceso Autonómico en Andalucía. Se trataba de decidir si nuestra comunidad autónoma se regiría por lo ordenado en la Constitución Española por su artículo 143 (las llamadas autonomías de vía lenta) o por el art. 151 (las llamadas comunidades históricas). En aquel entonces, el partido en el gobierno central, UCD de Suarez, planteaba que Andalucía garantizaba su autonomía sumándose al 143, y que no encontraban argumentos políticos e históricos para incorporarla al 151. Por ello propugnó el voto en blanco o la abstención, con la intención de que en el referéndum no se llegara a conseguir el porcentaje necesario para asumir la autonomía plena. A ello se sumo el Partido Popular, entonces Alianza Popular, cuyos dirigentes enarbolaban la bandera del centralismo para evitar que una región tan importante para España como Andalucía pudiese obtener un sistema de gobierno de autonomía acelerada. Recuerdo aquel momento a la perfección. Grupos de jóvenes estudiantes y trabajadores salíamos a las calles de los barrios a explicar lo que significaba una opción u otra a los vecinos que querían escucharnos solicitando, obviamente, el apoyo para el 151. Pancartas con el número, bombos rocieros, guitarras, servían tanto para mostrar nuestra alegría por salir del agujero negro donde se encontraba Andalucía en esos momentos como para animar a la participación de los vecinos de una región adormecida, aletargada por tanto tiempo de dictadura y abandono. Las libertades y la democracia habían venido para quedarse y la ciudadanía tenía que participar y hacerlo con conocimiento de causa. Posteriormente, al año siguiente, pudimos comprobar que estuvimos a un paso de volver al caos un 23F que nunca olvidaremos. Las marchas y manifestaciones en apoyo del artículo 151 eran innumerables, los actos en plazas, jardines, locales de Asociaciones de Vecinos, parroquias, colegios, eran interminables. Se olía ya la entrada de la primavera andaluza y el aire manaba perfumes de un azahar que brotaba con la intensidad de quien no quería perderse el momento histórico. Nuestra Andalucía, la de todos, por fin se incorporaba a la normalidad política y se aventuraba una mejoría considerable en nuestro atraso histórico. A pesar de toda la propaganda oficial del partido en el gobierno y de Alianza Popular, y con la excepción de la provincia de Almería donde sólo votaron por el 151 el 42,07%, el resto de las provincias andaluzas votaron afirmativamente por la vía autonómica que hoy tenemos. Y fue así como un 28 de febrero salimos de la oscuridad y el ostracismo. Por tanto, es un día para celebrar, aunque lastimosamente el festejo ha quedado circunscrito a los actos oficiales en los que escasamente participa la ciudadanía andaluza. Y también es un día para reflexionar por dónde vamos, qué nos falta por hacer, qué tenemos que corregir y qué desarrollo tenemos para el presente y futuro de nuestra querida Andalucía.

sábado, 12 de febrero de 2011

LOS PERROS DE MÁLAGA

Ya no se pasea por mi ciudad de Málaga, más bien se hace un slalong para ir sorteando todo tipo de cagadas y meadas de perro por doquier. Sin duda es Málaga una de las ciudades más sucias de Andalucía (y me he fijado en el tema en las demás capitales) teniendo gran parte de culpa en ello las evacuaciones permanentes de las mascotas caninas y un Ayuntamiento que no actúa para evitar la mala imagen de nuestra ciudad. Cada vez son más las familias que tienen un perro en casa, con lo que tiene de molesto el asunto, ya que ladran, molestan a los vecinos a horas inapropiadas, tienen que sacarlo de paseo y, sobre todo, a hacer sus necesidades en la vía pública. Cierto es que los dueños más concienciados recogen las deposiciones de sus canes aunque estos son los menos. Nadie, obviamente, recoge o limpia las largas meadas de los animales que han sabido aguantar estoicamente en el piso sabiendo que podrán mearse libremente en la calle de todos. Así tenemos unas aceras inundadas de pipi de perro y de cacas no retiradas, todo un lujo para una ciudad que pretende aumentar este año el recibimiento de turistas de crucero e interesados por el turismo cultural, que tendrán que soportar los mosaicos dibujados en el suelo y los dibujos abstractos elaborados por los genios de las cuatro patitas. La responsabilidad primera es de los dueños de estas mascotas insalubres para la vista y el olfato de los demás ciudadanos, y por omisión de nuestros ediles que no imponen las sanciones pertinentes por manchar y ensuciar la vía pública. Se me ocurre una medida para ir solucionando el tema, ya que la sanción no se ejerce ni en pintura. Propongo crear una tasa especial a los propietarios de perros en la ciudad, que deben estar registrados convenientemente en el Ayuntamiento, que les dota de una especie de carnet de identidad, por el que los dueños abonan una cantidad al año colocándole en el documento el pago realizado con un sello (como en la ITV). Si los dueños de vehículos de tracción mecánica pagamos anualmente un alto impuesto por circular nuestras motos y coches por la ciudad, y con dicho impuesto el municipio arregla calzadas y lucha contra la contaminación que emitimos, también parece lógico que se imponga una tasa de mascotas caninas que será utilizada por el Ayuntamiento para contratar más brigadas de limpiezas en la calle para mantenerlas limpias. Ya se está sobrepasando el límite de lo razonable y los perros se están convirtiendo en asquerosos emisores de suciedad para todos los demás que no sean sus dueños, a los que parece que les da igual y que ven normal que se hagan todo tipo de deposiciones en la calle. Menos mal que a la gente no le ha dado por tener como mascotas a elefantes, vacas o burros, porque entonces estaríamos hablando de algo más grave.

viernes, 11 de febrero de 2011

EGIPTO SIN MUBARAK

Tras el amago de quedarse hasta las elecciones de septiembre en el poder, Mubarak abandonó la presidencia veinte horas más tarde de su anuncio del jueves en la noche. Según algunas versiones bastante documentadas su demora en tomar la decisión se debió a que no sabía exactamente qué hacer con la fortuna de 50.000 millones de euros que se considera tiene acumulada, pero sin duda han influido en este cambio de opinión las presiones de Estados Unidos, Alemania y Francia, para que reconsiderara su aptitud y saliera cuanto antes del poder. El miércoles pasado el Director de la CIA ya había anunciado la inminente renuncia de Mubarak, lo que indica el nivel de presión que ha debido vivirse en las alturas gubernamentales en las siguientes horas. Sea como fuere, lo cierto es que tenemos al coloso del mediterráneo en un proceso de democratización sin precedentes en la zona y que nos encontramos ante las dudas del futuro inmediato para más de 84 millones de egipcios y del posible efecto dominó que tenga en el mundo árabe la caída del régimen de Mubarak. El escenario plantea, bajo mi punto de vista, tres opciones que no debemos descartar. La primera, la posibilidad de que la facción más reaccionaria del ejército egipcio diera un autogolpe para hacerse con el poder orientando una salida distinta a lo que se viene pregonando desde occidente. La segunda posibilidad es que los egipcios realicen una transición ejemplar, modélica, que sirva de espejo al resto de países hermanos y se convierta su proceso en un camino admirado y a seguir por otros estados. Y, la tercera, es que el proceso se empañe con un aumento del integrismo islámico en el país que conduzca en breve plazo a una desestabilización aun mayor, “iranizando” el mundo árabe, lo que pondría en peligro la paz en el mediterráneo. Los hermanos musulmanes se han situado muy bien en este proceso egipcio al igual que la figura de El Baradei, para ser parte del proceso democrático de cambio, pero no olvidemos que en río revuelto siempre suele pescar el integrismo islámico. Ello daría al traste con todas las ilusiones de millones de egipcios y, sobre todo con las intenciones de Occidente, que ha pasado de apoyar a estos regímenes autoritarios a provocar los cambios. Ahora toca observar cuáles serán los siguientes movimientos del proceso egipcio. Estados Unidos, La UE y Naciones Unidas, se van a volcar en la transformación del régimen, pero sin duda también lo harán Irán, Siria y Libia. Lo que parece evidente es que dicho proceso no debe eternizarse y que debe ser rápido, muy rápido y ordenado, para garantizar las aspiraciones de cambio que ha pueblo ha reclamado.

domingo, 6 de febrero de 2011

LA DOBLE MORAL DE OCCIDENTE.

Los avances democráticos en el mundo occidental se han consolidado a lo largo del tiempo, marcando un rumbo de difícil vuelta atrás, sobre todo tras la finalización de la segunda guerra mundial y la caída del muro. Estos dos momentos señalan con claridad un camino de difícil retorno a otras expresiones de sistemas de gobierno. A la vez que se ha ido consolidando el sistema se obligaba a otras zonas del mundo a introducirlo como instrumento sobrio de avance y expresión manifiesta del respeto a los derechos humanos fundamentales. No importaba demasiado que las democracias fueran frágiles, tuvieran fallos evidentes o estuvieran en proceso. Lo realmente importante era marcar la trayectoria hacia el modelo que indefectiblemente unía democracia a desarrollo y a las libertades como marketing de venta y que en verdad se traducía en la apertura al libre mercado y al control de las empresas y holding internacionales sobre la economía depauperada de países empobrecidos. La denuncia permanente hacía determinados países que permanecían alejados de esta intención ha tenido una dimensión extraordinaria (Cuba, Corea del Norte y otros), siendo al mismo tiempo absolutamente permisiva e incluso cómplice del crecimiento asiático (China, Vietnam, Camboya, Tailandia) ya que, a pesar de no acatar la democracia occidental habían abrazado muchos de sus contenidos en lo mercantil que interesaba sobremanera a los intereses de occidente. Así, en esta zona, las demandas internacionales se han realizado con la boca chica, tímidamente reclamando derechos humanos, pero al mismo tiempo apoyando todo su proceso económico en beneficio mutuo. Sin embargo, la manifestación más evidente de la doble moral de occidente lo acabamos de ver (y lo continuaremos viviéndolo por unos meses más) en la situación en los países del llamado “mundo árabe”, donde occidente ha callado de forma inexcusable sus demandas de democratización internacional, escondiendo sus intereses reales y siendo cómplice de una situación de mantenimiento de dictaduras amigas que le garantizaban la seguridad en la zona y, sobre todo, la remesa de petróleo necesaria para continuar con la explotación de beneficios. Tanto es así que aunque ahora se echen las manos a la cabeza y se coloquen en primera fila de las solicitudes internacionales de cambio en los países árabes, el huido presidente tunecino, Ben Alí, y su partido (Reagrupación Constitucional Democrática RCD), han formado parte ni más ni menos que de la Internacional Socialista codeándose con los líderes europeos de primera fila sin habérsele cuestionado lo más mínimo la situación en Túnez. Mubarak en Egipto, no sólo ha sido alabado y apoyado por occidente sino que además se le mantenía una ayuda por parte de Estados Unidos de 1.800 millones de dólares para temas de defensa (sin especificar), considerándole el mejor aliado de occidente para garantizar la seguridad de Israel. O el caso de Hassan II y Mohamed VI en Marruecos, que no sólo reciben apoyo total de la Unión Europea y Estados Unidos, sino que se le quiere presentar como aliado en la zona para garantizar la neutralización de avances del integrismo islámico, las olas migratorias y la lucha contra la droga. Ahora todo occidente se rasga las vestiduras y critican la situación que se estaba dando en esos países, situación que todos han mantenido sin fisuras y agarran un nuevo discurso poniéndose al frente de la destrucción de los monstruos que ellos mismos han contribuido a crear. Sin embargo, viendo la dimensión y efecto dominó que pueden tener las revueltas, y los imprevisibles resultados de descontrol sobre el futuro de las alternativas que se pueden dar en determinados países árabes, se han apresurado a dibujar estrategias para garantizar tres de los objetivos que realmente les interesa a occidente. El primero y por este orden, la garantía en el suministro internacional de crudo; el segundo, mantener la seguridad del Estado de Israel; y el tercero, frenar cualquier avance del integrismo islámico aprovechando las revueltas incontroladas. Esta doble moral de occidente debe ser anotada en la historia, debe incluirse en los libros de texto de las relaciones internacionales y que sea aprendida la lección para el futuro. Cuando jugamos con dos barajas, cuando a nivel internacional tenemos distintos raseros de medir, cuando marcamos y dibujamos distintas estrategias dependiendo absolutamente de nuestros intereses particulares occidentales, estamos jugando con un fuego que puede provocar un incendio incontrolado en el cual nosotros mismos hemos encendido la cerilla y abonado el pasto para que arda como la paja seca.

viernes, 4 de febrero de 2011

EL TERCER ESPACIO

Nuestra democracia ha ido decantándose, a lo largo de los 32 años de su existencia, a un modelo bipartidista que se traduce en una acumulación del poder de los dos grandes partidos en la inmensa mayoría de las instituciones del país, planteando la alternancia como única opción de cambio. Esta alternancia alberga en sí misma el mayor déficit de alternativas reales cercenando la capacidad de la población para modificar e introducir elementos novedosos en nuestro proceso. Cuando los dos partidos caen en sus propias contradicciones de acceso al poder y por los malos resultados obtenidos en la aplicación de sus políticas públicas, la población comienza a colocarse en el bando de la abstención de una forma llamativa provocando una disminución importante en la participación política y electoral. Esto, que parecería una llamada de atención al planteamiento del PP y del PSOE, para ellos es lo de menos, centrándose en computar los porcentajes de votos obtenidos, traducirlo a los escaños o concejales correspondientes y poner en valor de nuevo el grado de representatividad obtenido. Todo ello favorecido por una Ley Electoral hecha a medida para impedir la aparición de terceros partidos en la liza. Posteriormente a ello, uno u otro, iniciarán una carrera política para desprestigiar al otro, intentar anularlo y plantearse como objetivo que los resultados cambien en las próximas elecciones. Unido a ello, se crean una serie de intereses al interior de los partidos que pasan, entre otras cosas, por contar con una plantilla de afiliados o militantes a los que hay que “colocar” dentro de las instituciones que gobiernen para lo cual necesitan ganar elecciones. El poder se convierte en un fin en sí mismo y comienza a acarrear la degeneración de la democracia que no sólo implica el poder del pueblo para votar libremente sino, además, la fortaleza de alternativas serias para generar los procesos de cambio necesarios en los estamentos públicos. En el caso de España, esta especio de poder hegemónico de los grandes partidos, se ha centrado en un discurso vetusto sobre las izquierdas y las derechas, que ni beneficia al país ni ayuda en nada a inventar, canalizar y proponer políticas públicas serias y de envergadura. Nos han faltado entre sus filas grandes estadistas que piensen en el país en su conjunto y con los niveles de previsibilidad propios de los políticos con gran amplitud de miras, para contar con profesionales de la política que viven pegados a la estadística electoral y al marketing, alejándose cada vez más de la realidad y asumiendo un clientelismo interno que pagamos los ciudadanos. España necesita de un tercer espacio político, una propuesta capaz de terminar de una vez con esta dualidad caduca que está llevando a nuestra democracia al absurdo. Una opción política que se ponga al servicio de los ciudadanos y no de los intereses de unas determinadas siglas. Un partido que genere esperanza en que esto de la política es cosa seria y de todos los ciudadanos y que regenere la confianza en lo institucional y en lo público.
Esa opción se llama UPYD, Unión, Progreso y Democracia, el partido de Rosa Diez y de miles de ciudadanos que hemos dado un paso al frente para generar este necesario Tercer Espacio.

martes, 1 de febrero de 2011

ANDALUCÍA, 4 DE MARZO

El Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, ha aprovechado el conclave socialista de Zaragoza, para indicar que las elecciones andaluzas no se adelantarán, independientemente de lo que ocurra con las generales y que, por lo tanto, se celebrarán el primer domingo de marzo, día 4, del año 2012. La cámara andaluza cerrará sus puertas en diciembre de este año, teóricamente con unos presupuestos ya aprobados que condicionarán la tarea del próximo gobierno durante el primer año de su gestión. El hecho de marcar con tino y precisión la fecha electoral para nuestra comunidad, refleja el interés de los socialistas andaluces en agotar una legislatura que ha venido marcada por la inoperancia más absoluta en la aplicación de políticas públicas pero que le viene estupendamente a su partido en el proceso que esperan de recuperación de nuestra economía a finales de este año. Nos espera, pues, un largo año hasta la convocatoria electoral en el que vamos a poder comprobar de qué magnitud es la caída del imperio socialista en las municipales y autonómicas del 22 de mayo, si Zapatero en vista de los resultados resuelve adelantar a octubre las generales, nombrar a Rubalcaba presidente con su marcha, o inmolarse en bien de su partido presentándose de nuevo manteniendo las elecciones en marzo 2012, como Griñán. Andalucía sucumbe por momentos en un estado de depresión económica sin precedentes, que no podemos dejar de lado, resaltando nuestro alto índice de desempleo, que supera en Cádiz y Málaga el 30% de la población activa. Con una merma del turismo en 2010 del 1,7% y una previsión de disminución similar para este año, no se vislumbra un repunte económico importante, más bien una situación de estancamiento. La paralización casi absoluta del ladrillo, los mermados presupuestos municipales, las escasas inversiones en creación de empleo desde la Junta de Andalucía, apuntan a que dicho estancamiento puede prolongarse un año más, como mínimo, si no se introducen medidas correctoras que favorezcan la creación de empleo y el aumento del consumo. La finalización de la percepción de ayudas europeas al superar la renta media de la UE y la aplicación de las nuevas orientaciones de la Política Agraria Común (PAC), tendrá una repercusión importante en nuestra economía. Se corre el peligro de que nuestro desempleo alcance mayores cotas y la escalada hacia la recuperación sea cada vez más difícil. Cuando priman los intereses partidarios sobre los propios de la Comunidad Autónoma es que algo está fallando. Por el bien de Andalucía sería necesario un adelanto electoral, al menos en unos meses, que permitiera conformar un nuevo gobierno andaluz con sus nuevas propuestas económicas que deberían verse reflejadas en el presupuesto de 2012, y no dejar atada toda la gestión de un año agotando la legislatura sin ningún sentido ni razón. Pero como digo, son intereses de partido y eso nos costará a los andaluces varios meses más de desespero y de angustia. Un gobierno que está absolutamente noqueado, que vive en un encefalograma plano permanente, sin ideas ni propuestas serias para salir del atolladero y que únicamente decide enrocarse para ver venir su propia recuperación como partido. No nos merecemos esto los andaluces.