En muchas escuelas de
primaria de Bolivia, sobre todo en la zona andina, el alumnado forma antes de
entrar a clases en filas poco definidas y gritan: “Listos para ir a por el
mar”. Ver en directo esta imagen resulta,
cuanto menos, llamativa y nos hace comprender que el sentimiento del mar robado
anida en los corazones de muchos bolivianos, aunque las fórmulas usadas con los
escolares nos puedan recordar a los españoles otros gritos que nos hacían dar
en épocas pasadas, cuando aún nos obligaban a formar antes de entrar a clase.
Cada año, el 23 de
marzo, Bolivia celebra “El Día del Mar”, con toda una serie de actos
gubernamentales en demanda del litoral perdido en la denominada “Guerra del
Pacífico” de 1.879. Meses antes, el Presidente boliviano Maza, determinó la
aplicación de un impuesto que grabara a las empresas que explotaban la zona a
lo que Chile respondió con la ocupación militar del territorio boliviano y le
declaró la guerra.
En 1884 se firma un
acuerdo de tregua, según el cual, el territorio comprendido entre el río Loa y
el paralelo 23 quedarían bajo la administración del gobierno chileno. El
documento definitivo de dicho acuerdo se firmaría en 1.904.
Desde entonces, y de
forma recurrente, todos los gobiernos bolivianos (golpistas y democráticos) han
utilizado descaradamente la pérdida de sus dominios en el litoral y desierto de
Atacama (ricos en Guano y Salitre), para aunar sentimientos de patria en los
momentos que a cada gobernante les viniera mejor para su permanencia en el
poder.
El presidente Morales
no va a ser menos en esta costumbre o hábito de los gobernantes. Desde el
primer momento de su mandato ha elevado el tono de demanda marítima sobre Chile
a sabiendas de que no sólo une el sentimiento patriótico de los bolivianos
sino, especialmente, de las fuerzas armadas.
En momentos de tensión
interna por las próximas elecciones presidenciales de 2014 en Bolivia, Evo Morales
ha iniciado un peligroso enfrentamiento con su homólogo chileno Sebastián
Piñera, al que ha acusado de “mantener una actitud cobarde y de ser un mal
vecino”. Todo ello a cuenta de la detención de tres soldados bolivianos (de
reemplazo) en el territorio en litigio. Los soldados cuentan con 18-19 y 20
años y han asumido el ir a juicio en Chile, negándose a algunas alternativas
negociadas que proponía la justicia chilena.
El escenario está
servido y durante los próximos días asistiremos a una elevación del tono en
vísperas de la celebración del 23M, día del mar. Chile mantiene su política de
no renunciar a unos territorios ganados en batalla y cedidos con la firma del
acuerdo de paz. Bolivia utilizará todos los medios a su alcance para colocar el
conflicto en la agenda internacional y a nivel nacional obtendrá el presidente
Morales los réditos suficientes como para aunar el sentimiento patriótico
boliviano en defensa del mar.
En pleno siglo XXI es
impensable que no puedan resolverse este tipo de litigios por los medios
diplomáticos apropiados. Pero mientras que ambos Estados mantengan posiciones
intransigentes y utilicen el asunto según las conveniencias de sus gobiernos de
turno, no podemos descartar que la escalada del conflicto pueda llegar a las
manos. Espero y deseo que no sea así.