martes, 3 de enero de 2017

LA GUERRA DE ISIS


Hemos comenzado el año con un atentado en una discoteca de Estambul en el que han muerto 39 personas y, recordemos, que lo cerramos con otro atentado en Berlín con 12 muertos como resultado. Ambos asumidos por el Estado Islámico.

Si alguien continúa dudando si estamos en guerra o no, debería hacérselo mirar. Llevamos en guerra desde 2014, exactamente desde el mes de junio de ese año en que se proclamó El Califato. Si alguien continúa pensando que esta guerra es lejana a nosotros y que no nos afecta, debe frotarse los ojos dos veces y analizar qué es lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

Desde la fecha citada, me atrevería a afirmar que hemos entrado en los inicios de la Tercera Guerra Mundial. Una guerra que será larga en el tiempo y que no va  a responder a los cánones tradicionales de combate de las grandes guerras anteriores. Los tiempos van cambiando y los modos de hacer la guerra, también.

Ya sabemos que Estados Unidos estuvo detrás de la creación de grupos rebeldes para apoyar su triunfo en Irak, Afganistán, Libia y Siria. Lo han reconocido. Pero el asunto se les fue de las manos. En este inicio de Guerra Mundial, aparentemente sólo hay algunos actores, pero el elenco amenaza con aumentar cada día. De momento, los países europeos estamos en el punto de mira. Baste recordar las extremas medidas de seguridad para tomarse las uvas en Madrid o, simplemente, para visitar un mercado navideño en cualquier ciudad europea.

Esta Guerra incluye el terror entre sus métodos de ataque y a eso se le llama terrorismo. Pero para los combatientes el resultado es lo que cuenta y se consigue con formas no convencionales de guerra: La paralización psicológica que provoca el miedo y la radicalización de las posturas de los gobiernos amenazados. Estos gobiernos, de paso, aprovecharán para recortar libertades individuales que les viene muy bien en su dibujo de la sociedad que pretenden manejar, pero esa es otra historia.

Una Europa débil y camino de la desintegración por autodestrucción, se convertirá en una presa fácil para cualquier grupo militar que actúa con lobos solitarios provocando atentados. Con la salida del Reino Unido y a las puertas de que hagan lo propio Holanda, Alemania y la misma Francia, si sus extremas derechas ganan las elecciones en este año, el proyecto de Unión Europea desaparecerá del mapa. Y aquí es donde volvemos a encontrarnos con las potencias, que siempre estuvieron ahí y que nunca le dieron a la UE la más mínima posibilidad de consolidar su integración regional, más allá del Mercado Común. Supieron consolidar la Europa de los mercaderes, pero nunca se preocuparon de la Europa de las personas, la Europa de lo social y, sin ello, era fácil hacer caer a un simple mercado.
  
Ahora le toca el turno a los mayores, a los que saben de esto y tienen la potencia de fuego suficiente y claridad en sus intereses como para meter la mano: El Dragón, El Oso y el Tío Sam. Vamos a observar, en los próximos meses, movimientos de envergadura que implicarán a otros países y que ampliarán el número de actores en el conflicto de la III Guerra Mundial. Depende del posicionamiento de China, Rusia y Estados Unidos, que se modifiquen considerablemente las reglas del juego internacional de cara a los próximos cien años.

Será una Guerra larga, sin trincheras pero con muertos, cientos de miles de muertos. Unos morirán por bombardeos y otros mientras se tomaban un café en una terraza parisina o bailaban la lambada en una discoteca turca. Tendremos que intentar parar esta espiral, pero ya vaticino de lo quijotesco del empeño, pues  llevamos dos año y medio de luchas y muertes.


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