En estos días y hasta
el próximo domingo 15 de Abril, se realizará en Cartagena de Indias (Colombia),
la VI Cumbre de las Américas que se presenta con algunos puntos interesantes en
su agenda listos para ser desgranados.
Lejos de la pomposidad
de anteriores eventos, Cartagena será una cumbre sosa, de baja intensidad en lo
político y con el fantasma de fondo del cuestionamiento permanente a la
Organización de Estados Americanos (OEA) por parte de los vecinos del Sur.
Estados Unidos continúa perdiendo protagonismo en el área preocupado por sus asuntos
internos y los conflictos árabes, mientras que las distintas instituciones de
integración subregional puestas en marcha en América Latina y Caribe van
tomando fuerza.
La CELAC (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe) supone un serio peligro de permanencia
para la propia OEA que ha visto disminuido su presupuesto seriamente, así como
su influencia política de antaño. UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas)
continúa con el desarrollo de sus estructuras de integración abordando ya
asuntos militares, económicos, monetarios, educativos, de salud y fronterizos.
En lugar de interesar las
declaraciones de intenciones que se esperan en la cumbre, hay que resaltar la
presencia de Obama en la misma, la ausencia de Cuba por excluida y de Ecuador
por la exclusión de Cuba, (no sabemos si habrá algún país más que decline la
participación) y el nuevo encuentro en Dilma Rousseff, presidenta de Brasil con
Obama en la misma semana, después de la visita de esta a la Casa Blanca.
Brasil se ha convertido
en la sexta economía mundial superando a Reino Unido y su visita a EEUU ha
puesto de manifiesto los recelos de la casa blanca hacia el gigante del sur.
Obama desea mantener una excelente relación con Brasil, pero al mismo tiempo
deja manifiesto su malestar por la enorme inmersión carioca en los asuntos
internacionales, en muchas ocasiones enfrentadas a las políticas
norteamericanas. La agenda de Dilma en Washington así lo ha demostrado: un
encuentro frio con Obama y nada de invitación a cenar en la Casa Blanca como
suele hacerse con otros mandatarios.
Cuba estará en la
agenda de Cartagena ya que EEUU pretende insistir en su política de aislamiento
y bloqueo, mientras la gran mayoría de los países latinoamericanos pedirán el
levantamiento del embargo y la inclusión cubana en las próximas cumbres. Obama
se empeñará en ello aunque lo hará vestido con una “guayabera”, prenda cubana
por excelencia, aunque de diseño especialmente elaborada para él. EE.UU siente
que se le escapa su patio trasero, que China ha entrado con muchísima fuerza en
la economía de América Latina y que las propuestas de integración regional
siguen cuajando a pesar, o por encima, de los intereses de Estados Unidos.
Aparecerán otros temas sobre
la mesa de la Cumbre, como la demanda Argentina sobre las Islas Malvinas,
políticas sobre el cambio climático, economías para tiempos de crisis mundial y
algunos asuntos más; pero lo realmente importante estará, como siempre, en los
encuentros bilaterales o multilaterales, donde podremos ver algunos vacíos a
Estados Unidos impensables en otras épocas.
Quizás sea esta VI
Cumbre una de las últimas que celebre la Organización de Estados Americanos si
el avance previsto de la CELAC y UNASUR se consolida en los próximos dos años
tal y como se espera. No obstante, siempre hay que observar con atención los
resultados finales de este encuentro y los detalles colaterales que se darán en
Cartagena.
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