Es posible que muchos
nos hayamos preguntado el por qué del retraso en la presentación de los
presupuestos generales del estado hasta después de las elecciones en Andalucía. Vistas las cuentas de los mismos, podríamos pensar que poco
hubieran influido en la decisión de los votantes andaluces de
haberse presentado antes, pero la realidad es bien distinta. Veamos por qué.
Ya no cabe ninguna duda
de que el Partido Popular en el gobierno tenía una cifra que podría bailar en
los presupuestos dependiendo de quién ganara las elecciones en Andalucía. Si se
hubiese dado el gobierno del PP en Andalucía las cifras para la comunidad
serían unas y si los socialistas consiguen mantener el poder, las cifras serían
otras.
Este es uno de los
elementos manejados desde el Gobierno de Rajoy y desde la estrategia del
Partido Popular en su política basada en la premisa del poder como interés de partido y no de los intereses de
los ciudadanos.
Andalucía mantiene en
su Estatuto de Autonomía (al igual que el catalán) que la inversión estatal
será equivalente al peso de la población andaluza sobre el conjunto del Estado.
Manteniendo dicho criterio en los presupuestos generales debería figurar el
17’8% de inversión, mientras que las cifras finales muestran para Andalucía un
14’6%, es decir, 3’2 puntos menos, lo que viola el cumplimiento estatutario.
Lejos de pensar, como
hace el PSOE, que Arenas hubiera callado ante esta medida, lo que realmente
estaba previsto era respetar el porcentaje que realmente corresponde a
Andalucía recortando de otras partidas, pero al no ganar el PP la inversión se
fija en 1.851 millones de euros, castigando de esa forma a los andaluces por su
mala cabeza.
Ambos partidos PPSOE
hacen lo mismo siempre a la hora de dibujar el mapa de inversiones en los
territorios del Estado, fijando sus objetivos en intereses partidistas mirando
al calendario electoral y castigando al adversario, olvidándose de los
ciudadanos a los que van destinados los fondos y acrecentando así el desprecio
de los mismos por este sucio juego político.
El PSOE hizo lo mismo
con Cataluña al perder el tripartito el gobierno y ahora el PP castiga a
Andalucía y premia a Galicia y País Vasco próximos escenarios electorales donde
hay que obtener buenos resultados.
Los andaluces ya
estamos hartos de la manipulación de unos y de otros, de servir de moneda de
cambio en los intereses partidistas y que nunca primen los intereses del
servicio público a los ciudadanos. Cansados de ser considerados gente
manipulable sobre la que recaen los males de las políticas estratégicas de
turno.
Han conseguido que la
abstención sea brutal en las elecciones andaluzas porque a ellos lo que les
interesa no es la participación sino el porcentaje que le asigne más o menos
parlamentarios y les encanta que el 40% pase de ir a votar. Pero eso puede
cambiar y poner a cada uno en su sitio cuando los andaluces se den cuenta de
que permanentemente se nos manipula por los intereses de una casta política rancia,
obsoleta y vividora.
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