sábado, 14 de marzo de 2015

ESTADO ISLÁMICO SE ENSANCHA


Después del análisis trimestral sobre la situación de propagación del Estado Islámico (ISIS), habría que insistir en los tres elementos fundamentales para contar con una visión global de lo que está sucediendo.

En primer lugar, hay que destacar la ampliación (aceptación) por parte del Califa Ibrahim, de las fuerzas del grupo nigeriano de Boko Haram, colocando bajo sus órdenes dicho grupo con la misión de propagar el foco negro africano al sur del Sahara. Boko Haram debe cumplir con los objetivos de ampliar la zona de expansión del Estado Islámico haciéndolo llegar a otros países del área, diseminar las medidas de respuesta del infiel y servir de foco de captación y adiestramiento para nutrir a las fuerzas yihadistas en la guerra santa.

En segundo lugar, se han revisado las cifras de emisión de combatientes para engrosar las filas del Estado Islámico y las mismas son realmente escalofriantes. Combatientes de más de 50 países del mundo (donde se incluyen todos los europeos), tienen hoy presencia en las filas del ISIS, sorprendiendo algunos de ellos pos su número: Rusia 1.500, Francia 1.200, Arabia Saudí 2.500, Túnez 3.000, Marruecos 1.500, Jordania 2.100, Alemania y Reino Unido 600 cada uno y así una larga lista hasta completar más de 30.000 externos, que sumados a las centrales de Irak y Siria, darían un total de efectivos cercana a los 100.000 efectivos.

Una estimación sobre estos datos, bastante ajustada y conservadora, indica que por cada reclutado que ha dado el paso de incorporarse realmente, habría diez personas más que se lo han pensado y que por distintos motivos (familiares, laborales, etc.), no han dado el último paso de integrarse a las filas del Estado Islámico. Eso significaría que unas 300.000 personas en todo el mundo han estado valorando si se integran o no al frente de batalla. De ese total, se estima que al menos 30.000, que han permanecido en sus países, apoyan sin dudarlo el establecimiento del Estado Islámico y cumplen tareas de captación, difusión, preparación y apoyo.

El dato más preocupante de esta estimación es que al menos el 10% de ellos, es decir, unas 3.000 personas estarían dispuestos a cometer actos terroristas en los países en que permanecen, bajo las órdenes y supervisión del Califa, manteniéndose como células dormidas pero listas para actuar en cualquier momento y en cualquiera de los 50 países emisores de yihadistas. Su motivación es muy alta y su miedo a la muerte ninguno, con lo que pueden poner en jaque a cualquier estado con acciones en lugares de grandes aglomeraciones de público: metros, estadios, conciertos, teatros, cines o centros comerciales. Sus órdenes siempre llegarán del sirio Abu Mohamed al Adnani y responderán a la estrategia que Estado Islámico plantee en cada momento para desestabilizar la capacidad de respuesta  contra el ISIS.

Por último, en tercer lugar, los gobiernos occidentales han puesto en marcha niveles de seguridad o alerta de rango alto, lo que ha servido para prevenir algunas acciones y para desarticular algunos grupos que venían actuando en funciones de captación y difusión en sus respectivos países. Pero, por el contrario, aún no se ha fijado una estrategia común en el plano militar para frenar, reducir y destruir las capacidades de crecimiento del Estado Islámico. Se hace necesario establecer una coalición internacional que diseñe objetivos y estrategias para frenar lo que, de pasar algún tiempo, no tendría vuelta atrás.

Con todo ello, cabe decir que se ha avanzado algo en la respuesta que el ejército iraquí ha lanzado al este de Irak y del apoyo Kurdo en el norte, pero a la contra, Estado Islámico ha afianzado la presencia de grupos yihadistas en Afganistán, Pakistán, Arabia Saudí, Yemen, Egipto, Libia, Argelia y el recién incorporado Boko Haram al noreste de Nigeria. De no actuar con rapidez mucho me temo que en el próximo análisis estos datos irán a peor.



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