El Papa Francisco está removiendo
muchos cimientos en el seno de la Iglesia Católica. Con su apariencia humilde
traslada mensajes a los líderes mundiales llenos de actualidad, denuncia y
compromiso, mientras que al interior hace limpieza y persigue la pederastia, la
opulencia y alienta el compromiso social.
Ya no volveré a la Iglesia, de la
que salí hace bastante tiempo, pero analizar las posiciones de este Papa, como
Jefe de Estado Vaticano y como orientador de la política de Roma hacia los
fieles, resulta muy interesante.
Francisco ha arremetido en
Estados Unidos contra la pena de muerte, ante un plenario conjunto de Congreso
y Senado, ambos con mayoría republicana. Se ha dirigido a la Asamblea General
de la ONU llamando la atención a los mandatarios sobre la obligación de atender
a la inmigración y a los refugiados, ha formado con Obama un frente común para
la lucha contra el cambio climático y ha osado pedir a todos que seamos más
solidarios y ayudemos a este mundo a avanzar disminuyendo las desigualdades.
Todo un mensaje secular que
echamos en falta desde Juan XXIII, en una Iglesia adormecida, tradicional y
conservadora, que hoy de desmelena un poco y habla de tu a quienes realmente
mandan. Me consta que en el interior de la Iglesia ven a este Papa como un Papa
pasajero. También que hay muchos sectores que afilan espadas y puñales
retirados en sus cuarteles de invierno para cuando toque la sucesión del
Pontífice, con la intención de evitar que se les vuelva a colar un Papa comprometido
con lo social y actualizado en los discursos.
Francisco, está consiguiendo que
incluso aquellos que no profesamos su fe contemplemos sus mensajes con un
aliento de esperanza deseada, con cierto nivel de admiración y agradeciendo sus
posicionamientos sobre los temas realmente importantes en nuestra historia
contemporánea. Claro que tampoco nos olvidamos del Nacional Catolicismo ni de
la implicación de la Iglesia con los regímenes dictatoriales en América Latina
y en España. Pero con estas actitudes y mensajes frescos del Papa, se recupera
cierta credibilidad que hemos de observar con mesura, a la espera de un más que
probable retroceso en un futuro papado.
El Vaticano ha decidido
intervenir y posicionarse en temas globales, consiguiendo poner en la agenda
los compromisos medio ambientales, económicos, igualdad, equidad, solidaridad y
cambio de mentalidades del tener. Claro está que los mandatarios mundiales solo
prestarán oídos a aquello que les interese, pero escuchar estos mensajes en
tribunas internacionales ya es un regalo que debemos agradecer. Gracias tocayo.