La opinión pública siempre ha
necesitado de hechos e imágenes fuertes para sentirse interpelada y movilizarse
por algo. Ha ocurrido en todas las desgracias y catástrofes humanitarias
vividas hasta la fecha y continuará ocurriendo así, porque la conciencia
solidaria reacciona a golpe de efecto y no por convencimiento propio de la
mayoría de los mortales. Las cámaras han tenido que captar la imagen de un niño
muerto a la orilla de una playa turca para que todos volvamos la cara a la
pantalla y exclamemos ¡que barbaridad!, o el más que lamentable “pobrecillos”.
La Unión Europea se debate entre
cómo dar asilo a tanta gente o suspender el tratado de Schengen y que cada país
se las apañe como pueda. De momento, está planteado un reparto, una especie de
distribución por estados de las decenas de miles de refugiados que llegan de
Siria, Libia y otra decena de países. Los estados miembros, entre ellos España,
continúan en el regateo sobre el número que asumirían, mientras los muertos
aumentan y la situación en que viven los desplazados empeora minuto a minuto.
Han convocado la reunión de la
Comisión Europea para el día 14 de Septiembre, obviamente no lo han considerado
un tema importante que necesitara de una urgente reunión y toma de decisiones.
Esos temas importantes los dejan para asuntos como el rescate a Grecia o el
impacto de la gran crisis de la economía China. Abordar la situación del
desplazamiento más importante de personas en busca de asilo y refugio después
de la Segunda Guerra Mundial es un tema menor, del que pueden sacar también
rédito político en cada país abriendo los melones de las fronteras, la
debilidad de nuestra economías, la reaparición de fenómenos como la xenofobia,
el racismo y, resucitar viejos fantasmas basados en el “primero nosotros”.
Muestran la verdadera cara de
nuestros gobernantes con un alto grado de torpeza e inutilidad, que alimenta
día a día el desprecio y alejamiento de la ciudadanía hacia ellos. Quizás sea
eso lo que buscan, una población desencantada que se aleja de las convocatorias
electorales para permitir que ellos sigan ganando con sus votos
incondicionales. Algún día les estallarán en la cara las consecuencias de su
ignominia.
Una multitud de organizaciones
europeas de todo tipo se han puesto al frente de la ayuda a los refugiados y
les están acompañando por doquiera que vayan, incluso muchos ayuntamientos han
manifestado su disponibilidad para acogerlos en su municipio con la proporción
debida. La opinión pública debería tomar buena nota de la calaña de los gobernantes
que eligen y reflexionar mucho más su voto para evitar que se nos caiga la cara
de vergüenza. Lamentablemente, la gran mayoría se quedará en el “pobrecillos” y
cuando borren la imagen del niño muerto en la playa por otra que les llame la
atención se olvidarán del tema de un plumazo y votarán a los de siempre. Pobre
y miserable Europa.
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