La encrucijada sobre
salir de la zona euro o aceptar las imposiciones de la Unión sobre los recortes
económicos en Grecia, se ha resuelto in extremis con el apoyo a la propuesta de
aceptar el rescate por 199 de sus 300 diputados. El conflicto está servido y
nos esperan varios meses de recrudecimiento de las movilizaciones griegas en la
calle mientras en los despachos intentan solucionar el cómo dar cumplimiento a
las directrices de la troika sin hundir en la miseria absoluta a los griegos.
Ya sabemos todos que
lejos de ser una consecuencia de la tan utilizada “crisis internacional”, los
gobernantes de Grecia han llevado al país a la bancarrota y a la ruina por su
mal hacer, por su falta de estrategia frente a las dificultades que se avecinaban.
El país ha funcionado como funcionan la casi totalidad de los países en el
mundo, a base de créditos bancarios que se van pagando con otros créditos para
pagar los anteriores. Cuando el crédito ha cesado Grecia se encuentra con la
obligación financiera de pagar los pendientes para lo cual no le queda otra
que, prácticamente, cerrar el Estado.
Para evitar el tener
que echar la persiana Grecia sólo podía aceptar la inyección de dinero fresco
europeo (135.000 millones de euros) para lo cual habrá de cumplir una serie de
exigencias entre las que se encuentra la reducción de empleos públicos de más
de 150.000 funcionarios, reducción de salarios, pensiones y un largo etc., que
situarán al país en niveles cuasi africanos.
Quiero resaltar en esta
entrada el efecto de lo ocurrido sobre España. Si bien es cierto que nuestros
bancos no han prestado a Grecia directamente si lo han hecho indirectamente. Me
explico. Los gobiernos griegos han recibido ayuda financiera en gran parte de
la banca italiana, alemana y francesa, que por este orden quieren cobrar.
Bancos que acudieron a comprar la deuda pública, el déficit griego, que este no
pagó con puntualidad y que ahora amenazaba con no pagar. La Unión Europea ha
conseguido que los bancos acreedores condonen un 50% de esa deuda pero aún han
de cobrar la mitad restante.
Nos afecta a España en
tanto que bancos españoles sí han prestado dinero a Italia y estos a Grecia,
con lo cual si los italianos no cobran los españoles tampoco y así una larga
cadena que haría caer la economía europea como una larga fila de fichas de
dominó.
La salida de Grecia del
Euro no era opción, pues hubiera estallado tal crisis interna que hubiera
llevado a la miseria absoluta no solo al Estado sino a los griegos. Pero la
alternativa del nuevo rescate también traerá consecuencias de calado para el
día a día de los griegos que verán como en poco tiempo pasarán a colocarse en
niveles de hace 40 años. Y esto también traerá consecuencias para los PIGS
entre los que se encuentra España, porque muchas de las políticas que
pretenderá llevar a cabo nuestro gobierno tendrán como referencia las
realizadas en Grecia, precisamente para evitar llegar a su situación.
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