Los próximos días 16 y
17 de Junio se celebrará balotaje en Egipto, entre el candidato de los Hermanos
Musulmanes, Mohamed Morsi y el ex primer ministro con Hosni Mubarak, Ahmed
Shafiq, que cuenta con todo el apoyo del ejército.
La segunda vuelta
va estar reñida, habida cuenta de que en
la primera ambos candidatos estuvieron muy igualados, obteniendo el 24,3% y el
23,3% respectivamente. En tercer lugar quedó el “nasserista” Hamdin Sabani, que
obtuvo el 20% de los sufragios y en cuarto, el islamista moderado Abdel Moneim
Abulfutú, con un 19%. De la opción de apoyo que tomen ambos dependerá la futura
presidencia del país.
Los Hermanos Musulmanes
contarán con el apoyo de salafistas y alas más radicalizadas del islamismo
egipcio, pero además de ello deben contar con más apoyos si quieren ganar en la
próxima ronda. Del otro lado, es muy posible que Shafiq cuente con el apoyo de
Abulfutú, pero de cualquier forma la previsión de todos los sondeos indican que
los resultados estarán tremendamente ajustados entre los dos candidatos.
La opinión generalizada
en occidente es que el ejército egipcio debe poner fin a su presencia en las
funciones de gobierno y favorecer una transición que comenzará el próximo 30 de
Junio, día en que está prevista la toma de posesión del nuevo mandatario. Pero
al mismo tiempo manifiestan su preocupación por la opción de los Hermanos
Musulmanes en el gobierno.
Morsi ya se ha
apresurado a tender la mano a los líderes de las formaciones políticas
perdedoras, para ofrecerles formar parte de un nuevo gobierno que represente
los intereses reales de la población egipcia, señalando que lo que está en
juego es la continuidad de la revolución que terminó con el antiguo régimen o
la opción por el antiguo orden. Ya ha mantenido varias reuniones con los
candidatos de tal forma que presentará la segunda vuelta como una verdadera
apuesta para salvar la revolución.
Por su parte Safiq, ha
concentrado el apoyo militar y de la policía, acercando sus propuestas como
garantía a occidente de que en Egipto no se establecerá un régimen musulmán que
pueda poner en peligro los espacios de desarrollo y modernidad conseguidos
hasta ahora. Dicho discurso puede entenderse como la búsqueda del apoyo de la
comunidad internacional pero a nivel interno ni siquiera se pronuncia.
De los pactos y
acuerdos que consigan ambos candidatos con el resto de las fuerzas políticas,
así como de la propuesta de gobierno de salvación nacional que propongan y
evidencien antes del balotaje, dependerá quién sea el vencedor a mediados de
junio.
Sirva de esperanza el
dato de la alta participación de la población egipcia que han acudido con
responsabilidad a las urnas y de la que se espera aún mayor participación para
dirimir quién será el nuevo y democrático Presidente de Egipto.
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