miércoles, 9 de mayo de 2012

EL DÍA DE EUROPA.



Celebramos el día de Europa, marcado en el calendario el 9 de mayo, sin pena ni gloria. Algunos actos oficiales, siempre oficiales, donde las instituciones proponen la interpretación del himno europeo con la presencia de cuatro o cinco autoridades, algunos curiosos que pasaban por allí y cincuenta músicos.

Un día de Europa alejado de los propios europeos o, más bien, delimitado a las autoridades que lo incluyen en su agenda de actos con un cierto pesar de no contar con esa mañana libre cargada de reuniones.

Europa cada vez se encuentra más lejos de sus ciudadanos. Siempre se nos presenta como el ente superior de integración regional donde hemos puesto toda nuestra confianza para poder construir algo más que un mercado, pero desde donde no nos llega ni lo más mínimo su quehacer, su importancia, su ilusión…

Si en los momentos clave de cambio europeo optamos por dar un salto de la Europa de los mercaderes a la Europa de la Unión Política y Monetaria, ahora sentimos que todo aquello ha quedado sólo en la Europa de los Políticos, donde hacen y deshacen a su entender las políticas que le parecen, dejando off side a los europeos, a los ciudadanos.

Como ahora todo está en crisis, Europa también. Estamos más preocupados por lo que ocurre al interior de cada uno de los países, entre ellos el nuestro que es para preocuparse, que en delimitar los campos del juego europeo para obtener los resultados deseados de nuestra construcción supranacional.

Mientras aquello son opciones políticas de largo alcance que nos pueden interesar cuando no tenemos otros problemas, los que tenemos ahora nos alejan cada vez más de esos intereses comunes que deberíamos tener como europeos.

Corren malos tiempos para la lírica, como diría la canción, y una vez más hemos de pedir a nuestros políticos que hagan el esfuerzo necesario para acercar Europa a los europeos, la idea y la fuerza a la ciudadanía, porque Europa sin ciudadanos no es más que una reunión de coordinación de políticos alejados de aquellos a quien dicen representar.

Si limitan su acercamiento a los europeos a las campañas electorales al Parlamento Europeo cada cinco años, pronto contarán con una abstención vergonzosa, aunque parece que esto les da igual. Mientras tanto los ciudadanos seguiremos alejándonos de la idea configuradora de una Europa unida que aborde con eficacia los problemas que tenemos y nuestra presencia en el mundo.

Si al menos el 9 de Mayo siempre fuera festivo, comenzaríamos a tener más sentido europeo. De momento es lo único que los políticos podrían conseguir porque en lo demás andan bastante alejados de los ciudadanos.  

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