La situación de crisis
se continúa profundizando con los últimos datos del paro, 4,7 millones, casi
80.000 más en septiembre, y con la presentación de unos presupuestos generales
del estado absolutamente restrictivos, inviables e ineficaces.
Lejos de haber tomado
nota de algunas sugerencias que se realizan desde diversos frentes, entre ellos
el propio parlamento, Rajoy continúa impertérrito con su propuesta de recortes
en busca de la reducción del déficit el año próximo. El descontento ya puede
catalogarse de generalizado y, bajo mi punto de vista, acarreará un incremento
en la protesta social al tiempo que el país se va directo a la ruina.
Da la sensación de que
nuestro país ha sido secuestrado por alguien o algo, que nos impone una serie
de condiciones que nos ahoga en estrecheces inútiles y que generan un desafecto
de lo político, de las instituciones, engendrando una tristeza y miedo
colectivo que puede reventar en cualquier momento.
Cuando es el propio
gobierno del PP quien se convierte en cómplice necesario para favorecer el
secuestro, el asunto ya se vuelve peligroso. La Unión Europea (fundamentalmente
Alemania) exprime las condiciones de reducción del déficit y lejos de negociar
mayores plazos temporales, reducción progresiva o simplemente alternativas
financieras a bajo coste sin condiciones añadidas, se mantiene firme en sus
condiciones. Pero para ejecutar dicha política necesita un colaborador y ese
cómplice es Rajoy.
Escudado en su mayoría
absoluta dada por los votantes españoles hace casi un año, Rajoy ha obtenido
una especie de “patente de corso” con las condicionalidades europeas para
llevar a cabo las política más regresivas y neoliberales conocidas en nuestro
país. Lo que no quiere entender es que el descontento se generaliza por días y
puede dar al traste con su opción de colaborador en el secuestro.
Vivimos en cierto
estado de indefensión ante el bloqueo permanente de la apisonadora del PP que
no acepta ni una sola de las alternativas planteadas por el resto de la cámara
ni de los movimientos sociales. Y cuando una sociedad se siente indefensa puede
recurrir al derecho a su defensa para evitar ser secuestrada con mentiras que
atentan contra sus derechos fundamentales.
Rajoy es considerado
hoy día por muchos medios internacionales como un “administrador fiduciario”,
una especie de administrador de las colonias o gobernador de la ínsula a las
órdenes de otros, aplicando las políticas que le indican sin escapatoria para
los ciudadanos.
Pero todo tiene un
límite. En primer lugar, Rajoy está aplicando políticas distintas a las
expresadas en su programa electoral, luego mintió para conseguir el voto que le
dio mayoría absoluta. En segundo lugar, si es colaborador necesario para el
secuestro de nuestro país con una pérdida total de nuestra soberanía, es muy
posible que esté cometiendo un delito de alta traición. Y, por último, si en
realidad es administrador fiduciario, administrando la colonia europea de
España, sus delitos contra la Patria son aún más graves, ya que además lo hace
abocando a la miseria a millones de españoles.
Es urgente y necesaria
la convocatoria de elecciones generales que determinen una nueva
composición del parlamento, iniciar un nuevo proceso constituyente que acoja
las reformas necesarias actualizando la carta magna actual y ser capaces de
sumar el apoyo de toda la población en la orientación y compromisos que
queremos para nuestro país en los próximos años.
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