jueves, 13 de diciembre de 2012

UNAS NAVIDADES TRISTES


Se acerca inexorable la navidad y en muchas empresas se aprestan a celebrar la típica “comida de empresa”. Lejos del disfrute de años anteriores, estas comidas se han vuelto bastante trágicas debido, fundamentalmente, a las personas que ya no forman parte de la empresa por haber sido despedidos y porque los que aún trabajan penden del hilo de estar en la calle el año próximo.

Con la paga extra de navidad anulada, muchísimas familias verán recortadas sus opciones de consumo, regalos y fiestas, pesando como una losa la necesidad de ahorrar, o dejar de gastar, en previsión de peores tiempos.

Varios millones de personas están en una situación bien distinta a las anteriores. Su situación económica ya es gravísima y es bastante difícil que lleguen, no a final de mes, sino simplemente al día 10. Para este enorme colectivo las navidades van a ser un grave suplicio viendo como se despilfarra en la costumbre festiva sin poder acceder a lo más básico para alimentar debidamente a la familia.

Los bancos de alimentos multiplicarán su actividad procurando que todas las familias tengan algo que llevarse a la boca en tan señaladas fiestas, pero la demanda es tan fuerte que posiblemente no den abasto. Encomiable labor la de los voluntarios que demuestran su compromiso social tapando las miserias de un Gobierno insolidario y privatizador.

Aunque cantaremos los mismos villancicos de todos los años y nos divertiremos casi por imperativo legal, la procesión irá por dentro y muchos estarán pensando qué será de ellos el próximo 2013, si continuarán trabajando o se irán al paro, si sus hijos podrán estudiar en la universidad, si podrán seguir pagando la hipoteca o, el mejor de los casos, si podrán comprarse algo en las rebajas.

Construir un Estado de miseria es tan fácil que las políticas restrictivas del gobierno del PP lo han llevado a cabo en un año. No le han importado los daños colaterales: millones de personas bajando peldaños de clase social, adornar con la infelicidad la vida de todo un país en la ruina. Pero por suerte no hay mal que dure cien años.

No vamos a dejar que nadie ni nada nos amargue la navidad y, sobre todo, no vamos a dejar que estos políticos ineptos, los de antes y los de ahora, vuelvan a gobernar este país. De momento, a los Reyes Magos les he pedido carbón para el PP y el PSOE, por inútiles.



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