Las vacaciones se
prestan a mantener conversaciones tranquilas y sosegadas con amistades que no
vemos durante el año y que proceden de lejanos países compartiendo unos días
para reforzar la amistad. Este año he tenido oportunidad de compartir espacios
de playa y chiringuito con amigos de Bolivia, de Chile y de Brasil.
El centro de las
conversaciones ha girado sobre la situación de crisis económica que vive
nuestro país, los indicadores económicos y las medidas gubernamentales para salir
de la misma. He de confesar que de forma natural en años anteriores las
conversaciones eran justo al contrario, analizábamos la situación en sus respectivos
países partiendo de datos y modelo
europeo. Las tornas van cambiando.
Cuando en América
Latina se mantiene un crecimiento del 4% anual desde hace varios años y todo
parece apuntar a que se mantendrá así por largo tiempo, no se explican que nuestros políticos hayan
sido tan torpes de permitir se llegara a esta situación rocambolesca. Mucho
menos se explican que la sociedad no haya reaccionado. En cualquiera de sus
países habría estallado la revuelta. ¿Dónde están las barricadas?, preguntaba
el chileno más aguerrido de los visitadores.
No se explican el nivel
de desempleo del 27%, mucho menos el paro en Andalucía que roza el 40% en
muchas zonas, y que nuestros jóvenes se encuentren desempleados en un 60% con
un alto nivel de formación. Escandaloso les pareció el asunto de las
preferentes, el boliviano afirma que en su país por mucho menos asaltan los bancos
y queman las sucursales: “No puede permitirse que un estado sea cómplice al
permitir estos robos descarados a la gente”.
Extraño les resulta
también que hayan rebajado los salarios a la función pública, subido
escandalosamente los impuestos, recortado
en servicios esenciales a la población y que el gobierno hable exclusivamente
de reducción del déficit por mandato europeo sin reparar en acciones
encaminadas al crecimiento económico. Terrible consideran que todo lo anterior
esté adornado por los casos de corrupción y el descrédito de los partidos y las
instituciones.
He defendido cuanto he
podido nuestra cruda realidad, incluso con argumentos que ni yo mismo me creo a
pié juntilla, pero a los que me agarro confiando en que pueda cambiar nuestra
situación como país. He argumentado sobre la esperanza en el cambio de
políticos y de políticas pero no les ha servido para el entendimiento.
Ninguno de ellos se ha
explicado que las calles españolas no estuvieran llenas de protestas demandando
el cambio político inmediato, nada de esperar cuatro años de gobierno. “Cuando
los partidos y los políticos en el gobierno mienten, llevan a cabo políticas
contra los intereses de la ciudadanía, los ciudadanos tienen legitimidad para
provocar su expulsión del gobierno” afirman al unísono. Hemos de ser pacientes,
les digo, y exigir que se convoquen elecciones cuanto antes. “Amigo, afirma el
brasilero, la paciencia de los ciudadanos es el arma que utiliza el poder para
continuar haciendo lo que les da la gana”
No hay comentarios:
Publicar un comentario