domingo, 11 de agosto de 2013

LOS ETERNOS PACIENTES.

Las vacaciones se prestan a mantener conversaciones tranquilas y sosegadas con amistades que no vemos durante el año y que proceden de lejanos países compartiendo unos días para reforzar la amistad. Este año he tenido oportunidad de compartir espacios de playa y chiringuito con amigos de Bolivia, de Chile y de Brasil.

El centro de las conversaciones ha girado sobre la situación de crisis económica que vive nuestro país, los indicadores económicos y las medidas gubernamentales para salir de la misma. He de confesar que de forma natural en años anteriores las conversaciones eran justo al contrario, analizábamos la situación en sus respectivos países partiendo de  datos y modelo europeo. Las tornas van cambiando.

Cuando en América Latina se mantiene un crecimiento del 4% anual desde hace varios años y todo parece apuntar a que se mantendrá así por largo tiempo,  no se explican que nuestros políticos hayan sido tan torpes de permitir se llegara a esta situación rocambolesca. Mucho menos se explican que la sociedad no haya reaccionado. En cualquiera de sus países habría estallado la revuelta. ¿Dónde están las barricadas?, preguntaba el chileno más aguerrido de los visitadores.

No se explican el nivel de desempleo del 27%, mucho menos el paro en Andalucía que roza el 40% en muchas zonas, y que nuestros jóvenes se encuentren desempleados en un 60% con un alto nivel de formación. Escandaloso les pareció el asunto de las preferentes, el boliviano afirma que en su país por mucho menos asaltan los bancos y queman las sucursales: “No puede permitirse que un estado sea cómplice al permitir estos robos descarados a la gente”.

Extraño les resulta también que hayan rebajado los salarios a la función pública, subido escandalosamente los impuestos,  recortado en servicios esenciales a la población y que el gobierno hable exclusivamente de reducción del déficit por mandato europeo sin reparar en acciones encaminadas al crecimiento económico. Terrible consideran que todo lo anterior esté adornado por los casos de corrupción y el descrédito de los partidos y las instituciones.

He defendido cuanto he podido nuestra cruda realidad, incluso con argumentos que ni yo mismo me creo a pié juntilla, pero a los que me agarro confiando en que pueda cambiar nuestra situación como país. He argumentado sobre la esperanza en el cambio de políticos y de políticas pero no les ha servido para el entendimiento.


Ninguno de ellos se ha explicado que las calles españolas no estuvieran llenas de protestas demandando el cambio político inmediato, nada de esperar cuatro años de gobierno. “Cuando los partidos y los políticos en el gobierno mienten, llevan a cabo políticas contra los intereses de la ciudadanía, los ciudadanos tienen legitimidad para provocar su expulsión del gobierno” afirman al unísono. Hemos de ser pacientes, les digo, y exigir que se convoquen elecciones cuanto antes. “Amigo, afirma el brasilero, la paciencia de los ciudadanos es el arma que utiliza el poder para continuar haciendo lo que les da la gana”

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