lunes, 19 de agosto de 2013

PRESIDENTE CARTES.

Paraguay acaba de estrenar Presidente, Horacio Cartes, quien ha asumido el gobierno de uno de los países más pobres de América Latina, sólo por delante de Haití y Honduras. En su discurso de toma de posesión de la semana pasada, hemos vuelto a oír el canto de sirenas a que nos tienen acostumbrados todos los mandatarios en estos actos llenos de promesas, propuestas y compromisos, que la mayor parte de las veces incumplen.

Lucha contra la pobreza y la corrupción, recuperar la identidad de país, acabar con la miseria en la calle, etc., sólo son buenas intenciones y, por el contrario, no concretó ni una de las propuestas a realizar para obtener dichos objetivos. Cartes, tiene por delante un trabajo fatigoso para cumplir las promesas de su discurso del qué solo destaco una reflexión: “No he venido a robar al país, porque ya soy rico”. Un poco endeble.

Paraguay ha vivido aislado de la escena regional (MERCOSUR), continental (OEA, UNASUR, CELAC) e internacional, después de que el senado paraguayo destituyera al presidente democrático Fernando Lugo y nombrara a Franco como sucesor. La primera tarea a realizar, es recuperar la presencia de Paraguay en el escenario internacional y, sobre todo, el latinoamericano donde ha perdido dos años preciosos de presencia y avances.

En segundo lugar, Paraguay cuenta con un territorio inmenso de tierra cultivable que está en manos de unos pocos, mientras que muchos pobres viven en la miseria extrema. Debería acometer reformas en la propiedad de la tierra poniendo coto a las grandes extensiones en manos de latifundistas y terratenientes, mediante una reforma agraria tan necesaria como urgente.

Paraguay precisa, en tercer lugar, detener la corrupción política, empresarial, institucional, si quiere progresar como un país del siglo XXI, al tiempo que combate el narcotráfico galopante o se decide, como Uruguay a legalizar el consumo de Marihuana. Ha de poner en marcha políticas sociales de altura, fundamentalmente la universalización de la Sanidad y de la Educación, muy alejadas de las capas más populares.
Cartes (57 años), empresario exitoso (25 empresas) y dueño del equipo de futbol Club Libertad (por lo que era muy conocido), debe abandonar las políticas de la vieja derecha latinoamericana y convertirse en un presidente de todos los paraguayos, pensando en el día a día pero también en el futuro con acciones de largo alcance, que garanticen un cambio real en la grave situación del país.

Tiene que realizar un gran esfuerzo por democratizar la democracia, abanderando la transparencia desde el gobierno central a los municipios, así como propiciar la participación y control de los movimientos sociales e indígenas guaraníes, para evitar mayores desigualdades. Todo un reto para un presidente colorado que debería estar a la altura de las circunstancias y de su pueblo.


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