sábado, 15 de marzo de 2014

RUSIA ADELANTE.

Putin ha dejado claro que lo del fin de la guerra fría era un espejismo. El tablero geoestratégico ayudaba a impulsar políticas de antaño, recuperar territorios y salvaguardar enclaves prioritarios en su política energética. La debilidad institucional en Ucrania, la inestimable ayuda de una Unión Europea dormida, aletargada con sus problemas económicos y una excesiva dependencia de los países más importante del gas ruso y Estados Unidos con frentes abiertos en medio mundo y con pocas ganas de ensalzarse en una nueva guerra.

Son varías las ex repúblicas soviéticas que tienen muchísimos habitantes rusos, las principales Ucrania y Moldavia, aunque no hay que olvidar las euroasiáticas, que aún encontrándose en minoría son unas minorías muy potentes. EEUU ha desplegado aviones de combate en Polonia y la OTAN ha asumido tareas de control aéreo con clones. A pesar de que todas sus bases en Europa y la flota en Atlántico y Mediterráneo se encuentran en “alerta máxima”, está claro que el desenlace de la crisis se decidirá en las mesas de negociaciones.

A nadie le interesa en estos momentos una guerra en Europa excepto a las empresas armamentistas que se ponen las botas con la simple posibilidad de conflicto. La Unión Europea no tiene ninguna fuerza para negociar ni imponer nada. Si Putin corta el grifo del gas, Alemania y otros países europeos se morirían  de frío. Los teléfonos rojos de Obama y Putin echan chispas para dialogar sin demasiadas amenazas mutuas, De eso de invadir países saltándose la legalidad internacional ambos mandatarios saben demasiado. Así que entre bomberos no se pisarán mucho la manguera. Pero hay que dar la imagen de que están echando un pulso. Putin se quedará con Crimea y será anexionada a Rusia sin ningún remedio y ya ha anunciado el Kremlin que como se pongan tontos en occidente irá a por Moldavia. Dos por el precio de una.

El tablero no puede saltar por los aires y Rusia utilizará su derecho a veto en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El imperialismo ruso, camuflado de nacionalismo doliente, se ha planteado salir del armario y situarse de nuevo en la escena internacional como un potente jugador. Sus intereses son muchos y su desvergüenza también. Pero Estados Unidos tampoco está para dar muchas clases de moralidad en estas lides pues su currículum muestra que es el campeón de los despropósitos. Los chinos encantados con el conflicto, del que se mantienen al margen, ganando así un tiempo precioso para continuar con su imparable crecimiento y ganando cada día en presencia internacional, mientras Europa continúa dormida como un enorme parque temático de monumentos y tradiciones culturales, sin ningún peso político.
Esta no ha sido la primera y tampoco será la última. Lo que nos queda que ver en los próximos años resulta, cuanto menos, preocupante.



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