A poco más de un mes para
celebrar las elecciones andaluzas, todos los partidos comienzan una carrera
desproporcionada para ganar la simpatías y el voto del personal.
Desproporcionada, porque la presidenta (heredera y en funciones), se recorre
toda Andalucía en su tal calidad, a costa del presupuesto de la Junta,
visitando cada día un centro abierto de mayores en activo, un aula infantil o
una próspera empresa. Se garantiza una campaña a coste cero, con presencia en
Canal Sur mañana y noche, que para eso es de ella, juntando voto a voto, con su
sonrisa extenuante, recibiendo felicitaciones por su embarazo y sin decir nada
de sus propuestas para Andalucía, limitándose a arremeter a diestra y
siniestra.
El PP le va a la zaga, con una Juanma
Moreno Bonilla que recurre a la Sexta para ser más conocido y que tiene
confianza en que Rajoy le haga la campaña, olvidándose de su logro más reciente
en el abrazo del oso a Samarás en Grecia. Colocando en silencio al oculto
Javier Arenas de cuarto por Almería y rodeándose de sus principales referentes
en la comunidad: los Alcaldes. Otro que solo tiene palabras para dedicar a la
presidenta a la fuga, insistiendo en su presentación en Julio a las primarias
de un PSOE que elimina resultados de primarias cuando lo cree conveniente
Rubalcaba.
Izquierda desUnida, intentando
situarse como los salvadores del cambio en Andalucía, después de haber
cogobernado con el PSOE durante tres largos años y haber hecho el ridículo más
espantoso de los pactos de gobierno conocidos y, quizás, por conocer. Perdiendo
apoyos cada día, vuelve a llamar a degüello contra un sistema del que han
formado parte, siendo cómplices de recortes serios en Sanidad y Educación, por
mucho que quieran esconderlo ahora.
Un Albert Rivera que se empreña
en seguir los pasos de otro catalán insigne, Duran i Lleida, para trasladarnos
a los andaluces que Ciudadanos viene a enseñarnos a pescar con una caña
emprendedora y no a darnos los pescados. Reedita la idea de que somos tan vagos
que nos dejamos comprar miserablemente por las dádivas socialistas que
mantienen a los andaluces dormidos y aletargados, acostumbrados a vivir de lo
público aunque sea con lo justo.
Por último, la gaditana Teresa
Rodríguez candidata de Podemos a la presidencia de la Junta de Andalucía, que
sin abrir la boca todavía ya se ha colocado con un 15% de intención de voto.
Faltan escuchar sus propuestas concretas para cambiar una Andalucía que
mantiene un porcentaje de paro escandaloso y con decenas de miles de familias
en la pobreza extrema.
Solo espero que en esta ocasión
los andaluces no nos dejemos engañar y pongamos a cada uno en su sitio. A
muchos de ellos fuera de las instituciones, su trabajo no ha sido bueno,
demasiada corrupción y demasiada complacencia. Que la maquinaria electoral de
los poderes mediáticos y económicos de Andalucía no venzan a la razón y las
ganas de cambio real.
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