lunes, 23 de febrero de 2015

VIVIR DE PRESTADO.


Nuestro gobierno ha sacado pecho en la reunión del Eurogrupo, a cuenta de las deudas griegas, exigiendo con vozarrón inusual que se les pague lo que se les debe. Una manipulación mediática más para trasladar a los españolitos de a píe que los hermanos de Podemos no nos quieren pagar la deuda y que tengamos cuidado con votar a los de la coleta.

Tsipras, más listo que el hambre, le lanzó el mensajito a Rajoy de que no intente tapar los problemas internos en España con semejante burrada de meapilas rancio, porque toda Europa sabe que el problema de la deuda griega se llama Alemania con 184.000 millones de euros entregados, frente a los 26.000 españoles. Los acólitos de Merkel van a intentar sacar tajada en clave nacional de la pésima opción de apoyar en las urnas a populismos bolivarianos y que las opciones más serias pasan por ellos, que para eso le echan carbón compartiendo objetivos a la locomotora alemana.

La creación de la eurozona se hizo demasiado rápido con intenciones orientadas por el sistema financiero y no pensando en la unión política y social de la Europa del Siglo XXI. Curiosamente, la mayoría de los estados miembros estaban gobernados por partidos de la derecha neoliberal y conservadora que arrastraron en el envite a los demás para no quedarse fuera del abrigo económico. Pero la situación al interior de los estados no era simétrica y pronto se comprobó que esas asimetrías habrían de pagarse en forma de deuda contraída, memorándum para los pagos de las mismas, requisitos y condiciones, siendo el caso más esperpéntico la modificación del artículo 135 de nuestra Constitución por el bipartidismo reinante.

Europa vive de prestado. Es como una gran familia, donde cada uno tiene sus propios intereses, en la que manda el que tiene más dinero y los demás se afanan en aparentar no ser demasiado pobres, entrampándose hasta las cejas para lucir países saneados. Cuando las deudas son ya impagables (la de España también), se descubre que los intereses reales del sistema financiero europeo pasan por el control de las políticas a ejecutar en los países receptores. Sencillamente, entregar la soberanía del estado a los que permiten que nos sigamos llamando estado.

Grecia ha dicho basta, que lo primero son los ciudadanos y que no van a permitir que la política de un país soberano sea dictada desde el Fondo Monetario Internacional, ni desde el Banco Central Europeo, ni desde Alemania. Serán los griegos, con sus problemas y dificultades, los que tendrán que afrontar y decidir cómo solucionar las desastrosas políticas europeas y de sus gobiernos anteriores. Los griegos y nada más que los griegos. Habrán de reconocer su deuda, renegociar los pagos, los plazos y las quitas, con soberanía y dignidad.

Rajoy debería aprender en lugar de situarse en un discurso de crecimiento cuando tiene al país sometido a los mandatos de la metrópoli alemana, viviendo de prestado.


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