Después de 10 años de gobierno de Evo Morales en Bolivia, el
país se enfrenta a un referéndum
constitucional que pretende alargar las posibilidades de mandato
presidencial. Aquellas personas que no quieran reconocer que la transformación
y el cambio en Bolivia han sido espectaculares, o no conocían previamente la
situación o, simplemente, utilizan argumentos interesados para catapultar otras
propuestas políticas con una miopía galopante.
Bolivia ha cambiado radicalmente, es decir, desde la raíz,
con la aplicación de toda una batería de propuestas económicas y sociales que
han conseguido la integración política, económica y social de un pueblo,
mayoritariamente indígena, que había sido desplazado y marginado por siglos. El
Estado, actuando como agente de transformación social, ha garantizado toda una
serie de procesos y derechos que sitúan hoy a Bolivia en mejores condiciones
para salir de la pobreza, hacer viable la equidad e ir eliminando
definitivamente las diferencias étnicas que atenazaban al país.
Reconociendo todo ello, no puedo dejar pasar la crítica a
ciertos elementos y estructuras del cambio que, o bien no han funcionado
debidamente, o todavía no han conseguido calar en la población boliviana. Los
gobiernos de Evo Morales han cometido muchos fallos, algunos frutos de su
inexperiencia, otros relacionados con personas que se acercaron a la propuesta
política para obtener réditos personales y otros motivados por la propia
personalidad del mandatario que a veces se pasa de frenada.
Es posible que los detractores a ultranza del modelo social
acusen a Evo Morales de intentar perpetuarse en el poder mediante la reforma
constitucional que se vota el domingo 21 de Febrero. Pero esa acusación carece
de fundamento, toda vez que las elecciones presidenciales son las que ponen y
quitan Presidentes, no el hecho de que pueda haber o no reelección. Les
recuerdo que en la mayoría de estados europeos, incluido España, no hay
limitación de mandatos y no ocurre absolutamente nada, las presidencias van
cambiando o no en las elecciones presidenciales.
Aquellos que pretenden cercenar la posibilidad de la
reelección en Bolivia están apostando por tomar atajos para conseguir las
alternancias de gobierno. Quizás frustrados por el apoyo que ha mantenido Evo Morales
soñaban que la limitación de mandatos acabaría con la fortaleza de un líder
apoyado por la mayoría de la población. Deberían revisar sus estrategias y
preguntarse por qué la población no les apoya a ellos y dejar de utilizar el
cambio constitucional como arma electoral para obtener sus resultados. Ganar a
Evo Morales en unas elecciones presidenciales es posible y a ello deberían
reorientar sus trabajos, sin buscar trochas ni triquiñuelas.
De los resultados del referéndum podremos obtener algunas lecturas.
La primera, sin duda, si el actual mandatario continúa teniendo o no el apoyo
de la población. La segunda, el nivel de participación de los bolivianos en la
consulta, como dato para medir el compromiso con la reforma. Por último, una
lectura sobre las posibles alternativas que se plantean de cara a las
elecciones de 2019, ya que actualmente no hay ninguna cabeza visible que
referencie una alternancia a Evo Morales. Así que observaremos con atención el
voto de los bolivianos.
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