martes, 28 de agosto de 2012

LAS TROPAS A CASA.


De las misiones exteriores en las que participan nuestras Fuerzas Armadas, las de Afganistán y Líbano, no tienen mucho sentido mantenerlas. La primera, Afganistán, donde ya todo el mundo tiene fecha de salida y España mantiene finales de 2014 para hacerlo, cuando fácilmente podría salir del país a mediados del 2013 sin poner en peligro ninguno de los objetivos propios de la misión. Prolongar la permanencia significa aumentar las opciones de atentados habiéndose convertido los efectivos internacionales en blancos para las pruebas sobre terreno de la preparación de las guerrillas talibanas.

Es el ejército Afgano el que debe hacerse cargo de la situación sin más demora, contando con asesoramiento externo de algunos países (entre los que puede continuar España), pero sin presencia de las tropas con la estrategia de objetivos que mantiene en la actualidad. Ni tiene ningún sentido que sea de otra forma, al habar cambiado la situación geopolítica, ni tenemos por qué poner en riesgo innecesario a nuestras tropas.

En Líbano la realidad también ha cambiado desde que asumimos la participación en la misión de control del alto el fuego con Israel. Hoy día, el peligro inminente es la escala del conflicto Sirio y su extensión al Líbano, donde ya se están produciendo enfrentamientos en zonas de la capital. Nuestras tropas no tienen por qué permanecer durante más tiempo en las zonas delimitadas por la misión de Naciones Unidas. La misma debe ser revisada y modificada con la nueva realidad y no debe hacerse en base a las tropas que ya se encuentran sobre el terreno (pues estaban para otra misión), sino plantear el final de la misma con la retirada incluida y proponer nuevas acciones que puedan ser estudiadas por la comunidad internacional para concretar su participación.

Poner en peligro a nuestras tropas en una situación totalmente distinta a la que motivó nuestra participación en la misión es, cuando menos, temerario. Como temerario es escuchar algunas opiniones cercanas al Ministerio de Defensa quejándose de la utilización de nuestras fuerzas armadas dentro del marco de la proyección de la llamada “Marca España”.  Hemos de saber diferenciar los objetivos de dicha proyección con la implicación de nuestras Fuerzas Armadas en misiones desnaturalizadas, costosas y que ponen en riesgo la seguridad de nuestros soldados.

Ambos conflictos necesitan de un replanteamiento urgente que debería pasar, en nuestro caso, por la retirada inmediata de nuestras tropas. Naciones Unidas debe revisar de urgencia los objetivos a plantear en dichas zonas y los países participantes reubicarse en las mismas según sus posibilidades. El gobierno de Rajoy tiene que alejarse de grandes pretensiones (recortes), así como renunciar nítidamente a la utilización de la presencia de nuestras tropas para mejorar la marca. Eso pertenece a otras esferas de la vida política.

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