La lectura de la gran
movilización del pasado sábado en Madrid, donde cientos de miles de españoles
salimos a la calle en la Protesta Social, tiene diversas aristas que merecería
la pena desgranar.
En primer lugar, el
Gobierno ha debido recibir un mensaje claro y nítido de la ciudadanía sobre el
rechazo a sus medidas unidireccionales en función del control del déficit.
Medidas exclusivamente basadas en los recortes del estado de bienestar,
salarios, servicios públicos, derechos y subida de impuestos, que abandonan cualquier otra opción y llevan
al crecimiento económico y al empleo a un pozo sin fondo. Este mensaje ha de
ser tenido en cuenta. Obviarlo sería uno de los mayores errores de nuestros gobernantes.
En segundo lugar, en
cuanto a los altos niveles de participación popular, indicar a los sindicatos
mayoritarios y a algunos partidos políticos que se hicieron ver, incluso en los
discursos, que yerran si consideran que toda la gente que participó de la
movilización respaldan sus postulados. Nada más lejos de la realidad. Los
ciudadanos que marcharon sobre Madrid pertenecían a colectivos de lo más
variopinto: ONGS, AMPAS, Asociaciones Deportivas, Trabajadores Sociales,
colectivos de trabajadores públicos y privados visiblemente indignados y,
además, miles de personas sin organizar que demandaron el fin de esta política
mentecata y provocadora.
Que no se engañen los
Laras, Valderas, Toxos y Méndez. La movilización y la protesta o es social o no
es nada. Ni les pertenece a ellos ni a sus siglas, ni podemos movilizarnos con
su trasfondo de una pretendida vanguardia. Es la población la que tomando
conciencia de su realidad y de los designios del país provocada por la política
de un gobierno rancio se ha echado a la calle. Que no repitan, por favor,
imágenes como la tribuna de oradores del sábado si no quieren cargarse este
movimiento social de protesta. No pretendan manipular, les puede salir rana la
intención.
Por último, me gustaría
subrayar el ambiente real de la protesta. A excepción de los concentrados en la
propia Plaza de Colón, que pudieron escuchar los discursos oficiales, la gran
mayoría se encontraba en las calles aledañas que confluían a la plaza y
parecían como concentraciones distintas. Allí era donde verdaderamente se
notaba que la protesta era social, muy alejada de manipulaciones, donde los
participantes mostraban su repulsa e indignación, donde había alegría y rabia en
cada grito, en cada gesto, sin seguir un guión preestablecido.
Si medio millón de
personas participamos el sábado 15 en la Protesta Social, somos millones los
que no estamos de acuerdo con este gobierno y sus políticas, exigiendo a los
políticos que estén a la altura de las circunstancias para encauzar debidamente
el país.
1 comentario:
Así es, Paco. Me alegra oírte decir que fue una Protesta Social. A mí me echó definitivamente atrás la idea de que iban a estar los sindicatos mangoneando el tema, y no quiero participar en nada que ellos tengan que ver, al menos hasta que no vea muestras por su parte de que son capaces de moverse de su sillón para actuar en pro de la ciudadanía.
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