En la entrevista del
pasado martes en Antena 3, el ex presidente del gobierno, José María Aznar,
dejó caer a las claras que está dispuesto a asumir la responsabilidad de
ponerse de nuevo al frente del partido, si este se lo pide y lo ve necesario.
Lo manifestó como quien
no quiere la cosa, sin boato ni fanfarria, más bien como quien está dispuesto a
hacer un sacrificio por el país y asumir las riendas del liderazgo del que su
partido adolece con Rajoy.
A los poco
observadores, la noticia ha podido pillarles de sorpresa. A los que hemos
seguido las luchas intestinas del PP no nos ha sorprendido nada. El argumento
es el siguiente:
1)
Mariano Rajoy fue puesto a dedo por
Aznar en la línea sucesoria. El partido lo asumió a regañadientes, pues todos
conocían de sus defectos en liderazgo personal, reconociéndole eso sí su
capacidad de gestor.
2)
Aznar sabía muy bien lo que hacía. Haber
colocado a otra persona al frente del partido con mayor peso político, hubiera
significado la renuncia total a la posibilidad de regreso. Un mediocre era la
mejor baza para esos objetivos y con esa intención, no otra, colocó a Mariano
en el sillón.
3)
Ya estuvo a punto José Mari de
plantearse en las elecciones de 2011 encabezar el PP, pero se retuvo a tiempo a
sabiendas de lo que se venía encima en el nuevo gobierno: recortes, ajustes
estructurales, paro, deuda, déficit, etc., mejor dejárselo a Mariano que se
coma el marrón y luego aparezco yo como salvador de la patria y del partido.
Estas pautas son de primero de política y pronto nos
dimos cuenta de las verdaderas intenciones del
ex presidente. Ahora faltaba escenificar el asunto. Primero, derivando a
Rajoy todos los posibles males y repercusiones de la trama Gürtel y los papeles
de Bárcenas. Segundo, iniciando el debate interno de posiciones encontradas
dentro del PP, contando para ello con la inestimable ayuda concertada de
Esperanza Aguirre. Poco a poco las propuestas irían cayendo por su propio peso
y bastaba que Aznar se acercara a una televisión en Prime Time para decirle a
todos los españoles: “Estoy listo para la vuelta, porque el país se desangra”.
Dentro de la actual dirección del PP, Aznar cuenta
con varios submarinos que se han mantenido en el puesto a la espera del momento
oportuno, el día D hora H que le indique el jefe. La maquinaria dinamitera se
ha puesto en funcionamiento y la lucha interna va a durar poco debido al grave
desgaste del actual gobierno y a la pretendida fortaleza de un José Mari que ha
sabido jugar sus cartas.
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