domingo, 15 de septiembre de 2013

DEMOCRATIZAR LA DEMOCRACIA

Durante demasiado tiempo, nuestra clase política viene confundiendo las elecciones con democracia, o viceversa. Todos sabemos que ambas palabras significan cosas distintas. Si bien la democracia debe llevar implícitas las elecciones directas por el pueblo, no es cierto que la elección popular lleve implícita la democracia.

El problema fundamental que se ha dado en nuestra reciente historia política ha sido la apropiación por parte de los partidos políticos (sobre todo los dos mayoritarios), de la democracia, dejando implícita como una participación de la ciudadanía la llamada a las urnas para luego hacer y deshacer a su antojo, la mayor parte incumpliendo su propio programa electoral y trasladando a la ciudadanía un sentimiento de frustración y desafección hacia lo político que siempre han utilizado en beneficio particular.

La democracia no significa en exclusividad el poder votar libremente. Implica un rendir cuentas permanente de lo que se está haciendo, una transparencia total sobre la gestión de los fondos que son de todos, una separación de poderes clara y nítida, una honradez manifiesta en la gestión y un contacto permanente con la realidad y problemas que vive la población. Alejarse de todo ello, refugiándose en un resultado electoral obtenido la mayor parte de las veces con mentiras manifiestas, significa horadar en sus entrañas los principios rectores de la democracia.

En nuestro siglo XXI, España ha ido perdiendo capacidad democrática a pesar de poder elegir a nuestros representantes políticos, llegando el momento imprescindible de plantearnos la necesidad de Democratizar la Democracia que tenemos.

Ello implicaría, un funcionamiento totalmente laico del Estado, un control del poder político sobre el económico, una mayor participación de la ciudadanía, que de verdad  seamos iguales ante la Ley, que los gobiernos piensen en las futuras generaciones y no en las próximas elecciones.

Democratizar la Democracia, implica también que haya separación real de poderes, siendo el judicial independiente de los partidos políticos, implica una reforma electoral que permita que el voto ciudadano siempre cuente, una transparencia total de las instituciones con acceso a la información de los ciudadanos, unos medios de comunicación que no estén comprados por los poderes políticos y económicos, con una información veraz. La igualdad debe ser el eje central del sistema entre todos los ciudadanos del país, sin diferencias según el territorio donde habiten.

Si nuestros políticos no se dan cuenta de la necesidad de Democratizar la Democracia, estarán cometiendo un error mayúsculo contribuyendo a alejar cada vez a los ciudadanos de los intereses comunes a gestionar por el sistema que nos hemos dado. Claro que igual es eso lo que les interesa.



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