La crisis económica ha
golpeado con dureza a los andaluces y andaluzas, especialmente a sus jóvenes
que no ven ningún futuro halagüeño ni a corto ni a medio plazo. Pero antes de
que la incidencia de la nefasta política económica golpeara con fuerza, la
situación en Andalucía contaba con los elementos clásicos previstos para ser
los más afectados. Hoy día, el problema fundamental que tiene Andalucía es el
desempleo, especialmente el juvenil pero también el de mayores de 45 años.
Cientos de miles de familias no tienen a ningún miembro trabajando con salario
digno y los contratos estacionales y temporales han ganado la partida a la tan
deseada estabilidad.
Mientras el Gobierno
Andaluz se entretiene en estrategias partidistas, sin poner en marcha políticas
de largo alcance para disminuir los efectos de la grave situación económica,
los andaluces desesperan aumentando su desafección hacia una Junta de Andalucía
que cada vez presta menos servicios, de menos calidad y que no se ocupa de los
problemas estructurales de la población, optando por dedicarse a peleas con el
Gobierno Central, marcando sus diferencias de territorio e ideológicas, para ir
recuperando espacios perdidos en las intenciones de votos de la ciudadanía.
Un Plan Estructural
para el Empleo no sólo es necesario sino urgentísimo en Andalucía. Preocuparse
por la diversificación de la producción y de la economía para garantizar a
medio plazo un cambio real de los referentes económicos, que aún siendo
interdependientes, pueda sostener un desarrollo no sometido a los vaivenes de
sectores claves como el Turismo, la Pesca y la Agricultura. Andalucía está por
reinventarse en cuanto a opciones de expansión económica que favorezca la
creación de un empleo mucho más estable, pero nuestros dirigentes políticos
están en otra cosa: temas electorales, estrategias de partidos y dedicados a
aparecer todos los días y a todas las horas posibles en Canal Sur.
Cualquier institución
de la importancia de la Junta de Andalucía a nivel mundial, incluido muchos
Estados bastante más pequeños que nuestra comunidad, ya habría declarado el
Estado de Emergencia ante tal situación. Habrían puesto a trabajar a cientos de
expertos en la búsqueda de soluciones y planes alternativos para garantizar un
cambio real de la gravísima situación que estamos viviendo. Da igual que el
gobierno central reduzca en 1.200 millones el presupuesto de la Junta, les da
lo mismo ocho que ochenta. Lo importante es seguir ahí, apoltronados, jugando a
las estrategias de asalto al poder central, cacareando las virtudes que tiene
el gobierno social-comunista declarado por Susana Díaz, enrocados en discursos
del siglo pasado que a nadie interesan.
¿Qué más tiene que
pasar para que los partidos políticos en Andalucía se preocupen realmente de
Andalucía?
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