viernes, 29 de noviembre de 2013

EL FIN DEL PODER.

A raíz de la edición del ensayo del mismo título por Moisés Naím, no puedo dejar pasar la oportunidad de plasmar algunas reflexiones que considero de vital importancia en el tiempo que nos ha tocado vivir. Estamos sometidos a una carga extra de stress que procede fundamentalmente del campo de la política y del sistema financiero. En realidad esa presión no es casual sino que forma parte de la esencia y raíz de una concepción del mundo y sus relaciones geoestratégicas que pierden eficacia sobre una humanidad más libre, informada y comprometida.

Los partidos políticos están viendo como cada día cuentan con mayor desprecio por parte de la ciudadanía en general y, con ello, un descrédito de las instituciones públicas donde ejercen su acción política. La ciudadanía va buscando nuevas formas de organización y representación alejadas de las tradicionales, con partidos estancados en pequeñas oligarquías que lo deciden todo, cerrados y vetustos. Van perdiendo poder y eso no pueden permitírselo. Inventarán mil maneras de mantenerse y aferrarse al poder y les da miedo el descubrir que los ciudadanos ya no creen en ellos a pié juntillas como antaño. Su capacidad de maniobra está perdiendo impunidad al tiempo que la información llega a la población y las redes sociales hostigan cada minuto.

La alianza entre el poder político y el sistema financiero (cuya mayor expresión es la City) ha sufrido un severo varapalo a raíz de la crisis reciente, dejando al descubierto las vergüenzas del alejamiento de intereses sociales y generales, prevaleciendo los intereses particulares y económicos. Bajo un falso paraguas de liberalismo social, lo que realmente están dibujando es un escenario de neo conservadurismo a ultranza. La alianza economía-política viene marcando las directrices mundiales desde inicios del siglo pasado y no están dispuestos a perder su capacidad de imposición global.

Todo esto se puede venir abajo, o al menos recomponerse, si la ciudadanía actúa de forma inteligente, apoyando nuevas opciones políticas que cercenen esta absurda dinámica. Partidos y agrupaciones políticas realmente sensibles al bien común y capaces de abordar la necesaria reestructuración bajo el control político de las acciones económicas. El principal reto en la busca de la felicidad humana, del vivir bien, del buen gobierno, líneas de las que nunca debieron alejarse los gestores de lo público.

Hoy día, la capacidad de consumo de los habitantes, su nivel de interrelación global y las opciones de cambiar su apoyo a determinadas fuerzas políticas, ponen en jaque el sistema establecido, ante lo cual las fuerzas clásicas del poder inventarán nuevas estrategias para no perderlo. Acciones que intentarán recortar espacios de libertades públicas y penalizaciones extremas (dictablanda), hasta escenarios mucho más agresivos acercando acciones de preguerra mundial (dictadura del miedo).


En esos escenarios es donde debemos demostrar la ciudadanía nuestra capacidad de reacción y de ello dependerá el planeta que dejemos a las futuras generaciones. Intentemos que no nos acusen de cobardes ni de mirar para otro lado.

No hay comentarios: