El domingo 17 de
Noviembre, se celebrarán las elecciones presidenciales, diputados y senadores,
y por primera vez elecciones a los Consejos Regionales. La segunda vuelta de
las presidenciales, de ser necesaria, tendría lugar el 15 de diciembre,
De los nueve candidatos
a la presidencia, parece que ninguno de ellos obtendrá el 50% +1 de los
sufragios y habrá que pasar al balotaje. La mejor colocada en las encuestas
hasta el momento es la ex presidenta Michelle Bachelet, del Partido Socialista,
que encabeza el pacto Nueva Mayoría. Que Bachelet ganará las elecciones del 17N
nadie parece dudarlo y tampoco dudan que no conseguirá la mayoría absoluta. Lo
más interesante de estas elecciones se centra en saber quién será el segundo
más votado y por tanto quién podría disputar la segunda vuelta a la ex
presidenta.
Para ese segundo puesto
son tres las candidaturas que tienen más opciones. En primer lugar, encabezando
el Pacto Alianza actualmente en el gobierno, Evelyn Matthei, de la Unión
Democrática Independiente. La oficialista ha ido perdiendo fuelle durante la
campaña y ha ido pasando al tercer lugar en intención de voto, aunque falta por
ponerse en marcha la maquinaria gubernamental en estos quince días.
Sorprendentemente ha entrado en disputa para el segundo lugar el independiente
Francisco Parisi, un joven académico de 46 años que ha ido escalando puestos
día a día en las preferencias de los chilenos. Por último, Marco Enriquez
Ominami (MEO), que al frente del Partido Progresista obtuvo el 20% en las
anteriores elecciones y podría dar la sorpresa en la primera vuelta.
La opinión generalizada
es que si la oficialista Matthei fuese a la segunda vuelta, Michelle Bachelet
ganaría la presidencia. Sin embargo, si pasaran a la segunda vuelta Parisi o Marco,
peligra seriamente el triunfo de la ex presidenta. Estos dos últimos son los
que reciben mayor apoyo en las clases medias y, sobre todo, en la juventud
desencantada de los partidos y políticos tradiciones que han venido gobernando
el país desde su vuelta a la democracia. Desbancar a las dos candidatas de los
partidos mayoritarios supondría un vuelco de extraordinaria importancia en el
avance y profundización de la democracia chilena. De lo contrario se espera más
de lo mismo hasta el 2017.
Está en juego el
desarrollo de los Consejos Regionales que por primera vez entran en liza, las
políticas de estado sobre la Educación, muy dañadas en el gobierno Piñera, una
necesaria aplicación de políticas públicas más eficaz, la nacionalización del
cobre, legalización del aborto terapéutico, legalización de la marihuana y, lo
más importante, la reforma de la Constitución que propugnan varios de los
candidatos.
Así que estaremos muy
atentos al resultado de la primera vuelta, para profundizar en las propuestas
de los dos ganadores, en caso que hayan de pasar a la segunda. Sin duda los
mensajes serán mucho más claros y las alianzas marcarán la línea de quién será
el próximo presidente o presidenta de Chile.
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