miércoles, 12 de febrero de 2014

SIN PENA NI GLORIA.

Desde que Griñán saliera huyendo para refugiarse en el Senado y dejara en herencia la Presidencia de la Junta a Susana Díaz, hemos visto pasar seis largos meses sin pena ni gloria para la política andaluza. Lo hereditario, que es como una cosa genética en el PSOE y en el PP, no ha abordado con seriedad ni uno solo de los graves problemas que tenemos en Andalucía y se ha dedicado a consolidarse dentro de sus propias filas en el territorio español.

Susana Díaz está apostando fuerte a nivel federal del PSOE. Se mete hasta en los charcos para obtener visibilidad española (que lleva implícita la andaluza) y tener peso decisorio en el aparato de Ferraz. Sin embargo, sostiene Pereira, son varios altos cargos del PSOE los que están indicando a la heredera que si realmente quiere tener poder en el seno del partido tiene que ganar unas elecciones en Andalucía. No se puede ir dando lecciones a las huestes socialistas, blandiendo la bata de cola del poderío andaluz, sin revalidar en las urnas el gobierno más importante que mantiene el partido.

Con sus socios de gobierno (izquierda unida) Susana Díaz mantiene una relación calculada y el “vamos a llevarnos bien” se traduce en una falta absoluta de ideas y propuestas para abordar el problema del paro, los recortes en sanidad y educación, la juventud sin salida y los problemas derivados de la PAC. La acción de gobierno se limita a preparar concienzudamente las próximas elecciones anticipadas que Susana tiene que ganar. El resto, los acuerdos del Consejo de Gobierno, son simplemente una excusa para ir ganando tiempo, cuando todos sabemos que desde septiembre nuestra comunidad está en encefalograma plano.

El PP parece que va aclarando su candidato y ya se oyen ruidos en el Hospital de las Cinco Llagas de convocatoria electoral. Es muy posible que coincidan con las europeas del 25 de mayo (con lo cual Moreno Bonilla ni se habrá peinado todavía) o que piensen en el 28 de septiembre como última fecha, después de un verano que nos deja a todos más pendientes de los espetos y el chiringuito que de los vaivenes políticos.

Sea como fuere, lo que ha demostrado Susana en estos seis meses es que los problemas andaluces ni siquiera los ha abordado en profundidad. Algunos retoques por aquí, algún empresario por allá y mucho discurso y presencia dentro y fuera de Andalucía. Lo que está claro es que de nuevo las elecciones andaluzas no responderán a una necesidad de los propios andaluces sino a los intereses del partido en Madrid. Y hemos perdido unos valiosos meses para poner en marcha políticas públicas serias para impulsar el empleo.  Deberíamos tomar nota y no dejarnos engañar de nuevo.






No hay comentarios: