Desde hace varios años,
Brasil se prepara para la inminente celebración del mundial de futbol 2014 y
las Olimpiadas 2016 de Río de Janeiro. Una foto horizontal de las grandes
ciudades cariocas nos mostraría un inmenso escenario plantado de enormes grúas
interactuando en la construcción de infraestructuras deportivas y nuevos
edificios.
El desarrollo en Brasil
ha experimentado un enorme crecimiento y, hoy por hoy, es una de las potencias
emergentes más importantes del mundo junto a China, Rusia, India y Sudáfrica,
formando el grupo llamado BRICS. Pero a nadie se le escapa que unido al
desarrollo económico de las macro cifras, Brasil no ha conseguido eliminar las
grandes y graves desigualdades que se dan en el gigante suramericano. La pobreza
extrema se ha reducido considerablemente, pero se ha ensanchado la pobreza a la
vez que los servicios públicos (fundamentalmente salud y educación) siguen
siendo de escasa calidad.
Las clases medias
brasileras y medias bajas, han decidido salir a las calles del país para
manifestar su desacuerdo con la priorización realizada por el Gobierno en los
enormes gastos de infraestructuras para los dos eventos señalados, descuidando
sine die la mejora de los servicios en Salud y Educación, donde la política de
la Presidente Rousseff hace aguas. Se han organizado todo tipo de entidades:
sociales, vecinales, gremiales, políticas, etc., para hacer saber al Gobierno y
a la opinión pública internacional, que Brasil sufre demasiadas escasez como
para permitirse las grandes inversiones que se están dedicando al deporte en
detrimento de la atención y mejora de los servicios a los ciudadanos.
Como un enorme Gamonal,
se han plantado con argumentos sólidos y contundentes de denuncia de abandono
de una salud pública, ya precaria de por sí, y una educación de muy escaso
nivel para los puestos que Brasil ocupa en los estamentos económicos
internacionales. Saben los gamonales brasileros que tanto el mundial de futbol
como las olimpiadas son un espejo internacional de enorme valor mediático,
aunque de efímero resultado económico. Los varios millones de extranjeros que
visitarán el país con ambos eventos, entrarán y saldrán en un abrir y cerrar de
ojos, quedando muertas las instalaciones y pagando el coste de las mismas durante
varias decenas de años en detrimento de la aplicación de políticas sociales.
Es una llamada al mundo
para decirles que los grandes fastos que tanto nos divierten y entretienen,
generan unos costes insufribles para la población más desfavorecida y retrasan
en varios lustros la mejora que realmente necesitan e interesan a los
brasileños. Una llamada que hemos de recibir con mente abierta y aplicar como
en el barrio de Gamonal a la realidad de cada lugar, pensando globalmente para
actuar localmente.
Así que solo puedo
agradecer a los cientos de miles de brasileños que salen a la calle a protestar
y recordarnos que Brasil no se reduce a Futbol y Samba, sino que reproduce el
espíritu de Gamonal dando un ejemplo de ejercicio de ciudadanía. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario