Si nadie lo remedia, en
Ucrania podría estallar una guerra civil en los próximos días. Parecen que han
ido fracasando uno tras otro los intentos diplomáticos para detener el
sinsentido, aunque aún quedan algunos pasos por dar. Rusia mantiene su nivel de tensión en la zona
y no está dispuesta a que los pro-rusos ucranianos, de las regiones del este y
algunas del sur, sean masacrados por el ejército de Kiev.
Por su parte, la Unión
Europea continúa con sus medidas Light ante la amenaza que supone que Rusia les
corte el suministro de gas que para varios países es imprescindible. Justo
cuando celebramos elecciones en Europa el conflicto va a entrar en sus peores
momentos y el nivel de indecisión europeo será mucho mayor.
EE.UU. ha tomado la batuta
para intentar frenar el asunto de la guerra y está mostrando todas sus cartas
diplomáticas para frenar la intervención de Moscú, al tiempo que se prepara
para una acción militar auspiciada por la OTAN. El despliegue de la Alianza no
ha sido silencioso, querían que se conociera, situando fuerzas y armamento en
las fronteras de mayor importancia, como un gesto de aviso y prevención.
El aumento de los
movimientos de cazas y aviones de transporte en la base estadounidense de Morón
de la Frontera (Sevilla), deja entrever que algo gordo se avecina y que los
estrategas militares están preparándose para un escenario de guerra. La
situación de máxima alerta ha sido declarada y no conocemos aún la implicación
para las fuerzas armadas de nuestro país ni la presencia activa que tendrían en
el conflicto.
La diplomacia de las
cañoneras es la que se impone. Putin no está dispuesto a ceder ni un ápice
sabedor de su potencial en recursos naturales y su poderío militar. Estados
Unidos no va a permitir que la anexión de varias regiones ucranianas por Rusia
se convierta en un hecho. En medio, la gran mayoría de la población ucraniana y
la desestabilización de la paz en una Europa lenta, elefantiásica y momificada.
Aún queda un movimiento
preventivo por parte de la ONU, enviando cascos azules a las zonas conflictivas
para evitar el enfrentamiento armado, pero esa posibilidad no saldrá adelante
sin el apoyo de la propia Rusia ni el de China, con derecho a veto en el
Consejo de Seguridad.
Todo nos recuerda los
peores momentos de la guerra fría y es posible que estemos recuperando los
niveles de idiotez que marcaron tan ignominiosa situación. Pero el conflicto
está servido y mucho me temo que Ucrania entrará en guerra civil más pronto que
tarde. Ojalá me equivoque.
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