La jornada de reflexión es una
llamada a compilar todas las opciones y datos recibidos durante la campaña
electoral, para pasar a decidir primero si se acude a votar o no se acude y,
segundo, a decidir por quién votar.
Las elecciones europeas han
anticipado un altísimo porcentaje sobre el deseo de abstenerse de más del 55%
de los electores. En realidad, entre el 55 y el 65%. Los españoles están más
que hartos de la política, o más bien de los políticos, que siempre dicen lo
mismo, que toman a la ciudadanía por meros votantes ilusos manipulables y que
luego harán de su capa un sayo.
Los slogans de que en Europa nos
jugamos mucho no cuelan, no hacen mella en una población absolutamente alejada
de las instituciones europeas y de unos partidos que han demostrado con creces
que lo único que les interesa es el porcentaje de votos que reciban y el número
que diputados que obtengan.
El voto en España se va a
realizar en clave interna, es decir, pensando a quién castigar o a quién primar
(quizás unido a lo primero), para ir dejando muy claro el descontento con el
bipartidismo rancio del PP y del PSOE. Ambos partidos son tan parecidos que más
bien conformarían dos sectores dentro de un PRI mexicano. Y la gente ya se ha
cansado, no los quiere más.
Aquellos que traduzcan ese
sentimiento en despegarse y alejarse de su posibilidad de ir a votar, se
equivocan. Porque la abstención favorece en exclusividad a los partidos más
votados y les da igual que tengan menos votos si al final son los más votados.
Si con la abstención lo que se pretende es demostrar un hartazgo a las
instituciones y a la Unión Europea, desafección por un proyecto construido
desde arriba sin contar con los de abajo, también se equivocan, pues hay en el
arco de todos los partidos que se presentan varias opciones , desde los que
defienden un cambio radical de la UE hasta los que propugnan que salgamos de la
misma.
Así que si te encuentras entre
este gran grupo de personas electoras tendrás que pensar que votar a partidos
nuevos, emergentes, con capacidad y nuevos aires, puede ser la mejor opción. La
abstención también sacraliza y asienta el sistema, no lo pone en cuestión, a no
ser que fuese escandalosa en toda Europa.
Mañana toca decidir y cada quién
hará lo que estime conveniente. Pero no les quepa duda que todos los partidos
saldrán diciendo que han ganado en sus lecturas maquiavélicas de interpretación
de los resultados que todos conocemos.
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