Después de la II Guerra
Mundial, los países europeos se encontraron con la necesidad de rehabilitación
urgente de su economía y de la aplicación de políticas para la recuperación
social. Bajo el mando y apoyo aliado de los Estados Unidos, se pudo en marcha
el Plan Marshall en busca de acelerar dichos procesos. Inmerso en el mismo se
encontraba la polarización de los bloques, comunista y occidental, que marcó el
inicio de la Guerra Fría y la necesidad de caminar hacia un Estado del Bienestar
que sirviera de freno a la opción soviética.
El escenario al
interior de los países pronto colocó las dos grandes opciones que podrían
abordar la estrategia marcada en cada país: socialdemocracia y conservadores.
Ambas habían firmado un pacto de sangre para conseguir estabilizar la situación
en una Europa dañada, al mismo tiempo que se consagraban como alternancia en
los gobiernos para mantener los estados, la gobernabilidad y los procesos de
rehabilitación.
Durante 70 años,
conservadores y socialdemócratas han gobernado los países europeos (con algunas
excepciones como España hasta el final de la dictadura), avanzando en líneas
muy comunes y casi sin poder apreciar las diferencias de los que estaban en el
poder. El pacto de fortalecimiento de los estados pesaba más que cualquier
diferencia ideológica apenas perceptible.
En el desarrollo del
plan aparecen las primeras propuestas de la Comunidad Económica del Carbón y
del Acero, embrión de lo que posteriormente será la Unión Europea, construida
bajo los mismos parámetros de consolidación de las dos tendencias políticas
mayoritarias y el paraguas de los llamados Estados del Bienestar para
diferenciarse netamente del bloque comunista.
El diseño de las
políticas económicas europeas de la actual UE emana de todos esos procesos. De
ahí que no debe extrañarnos que la Unión Europea se haya ido construyendo con
parámetros bastante conservadores (independientemente de quien gobernara en la
misma) y con una estrategia que no controlaba ni el sistema financiero,
empresarial, judicial, social ni de política exterior común. Pesaban y pesan
mucho más los intereses particulares de cada Estado miembro que la aplicación
de políticas públicas que conformaran una Europa realmente Unida.
El apoyo ciudadano que
actualmente tienen las instituciones europeas es mínimo. Básicamente porque son
reflejo y traslación de los bipartidismos citados que campean en cada uno de
los países que la componen, siendo las dos tendencias mayoritarias en todas las
instituciones. La percepción del ciudadano sobre Europa no es ya que sirva para
poco (pues más del 70% de las políticas que se aplican en los países emanan de
la UE), sino que lo que se cuece y decide en Europa está marcado por las
tendencias del bipartidismo que no han funcionado en sus propios países y han
degenerado en una democracia meramente representativa apta sólo para políticos
profesionales alejados de la realidad que vive la población general.
EL 25 de mayo Europa se
enfrenta de nuevo a unas elecciones al Parlamento Europeo, afrontando el mayor
descrédito de su corta historia. Los ciudadanos europeos vemos demasiado lejos
y con poco control ni capacidad de decisión sobre lo que hagan las fuerzas del
bipartidismo. La referencia percibida de la población ha sido la intervención de
la troika, la obligación de aplicar recortes sangrantes que han puesto al borde
del abismo a varios países y ha sumido en la miseria a muchos millones de
europeos.
Al tiempo, traducen la
realidad política de su país, observando cómo conservadores y socialdemócratas
continúan en la pelea del bipartidismo, sin alternativas reales a lo que ahora
tenemos y con un fuerte sentimiento de frustración para poder cambiar las
cosas. Aparecen nuevas opciones, minoritarias pero bastante alternativas a lo
de siempre, que hay que contemplar como viables en el futuro inmediato si
pretendemos acabar con ese bipartidismo europeo y nacional. Y los ciudadanos
deberían pensar que si bien en este momento no se conseguirá desbancar del
poder a unos y a otros, podemos encontrarnos en un camino sin retorno que
posibilitará en el medio plazo que ese cambio sea posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario