La propuesta lanzada por el
estadista Rajoy, a la sazón Presidente del Gobierno, de elegir a los alcaldes
por voto directo, no es ni nueva ni única. Varios partidos propusieron
incorporarla en la Ley Electoral, siendo denegada la propuesta porque primaban
entonces criterios de grandes mayorías y no era ni necesario ni recomendable,
ya que podía darse el caso de la elección de un Alcalde por voto directo pero
con minoría de concejales que le sustente en el pleno.
Pero la propuesta del PP oculta
realmente las verdaderas intenciones de Rajoy al lanzar el globo sonda. Los
resultados electorales de las europeas del 25M han dejado claro que el
bipartidismo hace aguas y que la incertidumbre se cierne sobre los partidos
grandes y viejos. Ningún asesor interno se atreve a indicar qué pasará en las
próximas elecciones autonómicas y municipales de mayo 2015, y mucho menos lo
que ocurrirá en noviembre con las generales.
Sin embargo, no dotados de la
bola de cristal que precisarían para seguir cobrando por su trabajo, un par de
cosas les van dejando claras las tendencias: primera, que el desafecto hacia la
política, los políticos y los partidos se va a centrar en su mayoría en los
grandes partidos que han marcado una historia de alternancia que no ha
beneficiado a los españoles; y, segunda, que esas tendencias provocarían muchos
pactos en las grandes ciudades españolas que desbancarían a los posibles más
votados al no obtener mayoría absoluta, con lo cual el PP perdería la alcaldía
de bastantes capitales de provincia y municipios importantes.
Al lumbreras de turno, se le ha
ocurrido que la única forma de atajar tal desatino es cambiar la ley electoral
para que el Alcalde sea elegido directamente por los ciudadanos y no por los
concejales electos. Insisto en que la propuesta no es ni nueva ni mala, sino
interesada. De cualquier forma, lo que debe aclarar la misma es si habrá o no
segunda vuelta, es decir, si el Alcalde más votado no consigue el 50% + 1 de
los sufragios, debería enfrentarse en el balotaje con el segundo más votado,
dando así a la ciudadanía la posibilidad de elegir entre dos propuestas y no
entre decenas.
El miedo suele ser mal consejero
y las prisas también. Los electores saben perfectamente qué es lo que pretende
Rajoy con esta propuesta. Pero sí la misma llegara a hacerse efectiva para las
próximas elecciones municipales tendría que ser asumida la segunda vuelta. ¿De
qué sirve tener a un Alcalde elegido por el 25% de los votantes, aún siendo el
mayoritario, cuando el siguiente más votado ha tenido un 24%?. Las alianzas que
normalmente se realizaban en el pleno de elección del Alcalde (primer pleno),
pasarían ahora a ser tenidas en cuenta en la segunda vuelta. Aunque parece que
no habrá tiempo suficiente para cambiar la actual Ley para las próximas
elecciones.
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