Cuando nos acercamos al mes de
haberse iniciado los bombardeos indiscriminados sobre la población de
Palestina, el número de muertos acaricia las 1.000 personas, de los cuales 250
son menores. Los hospitales en Gaza están desbordados, se cuentan más de 5.000
heridos, en la mitad de la franja no hay agua corriente, faltan medicamentos,
alimentos básicos y la población “vive” sumida en un miedo permanente a ser
bombardeados en una suerte de ruleta rusa, que no proyecta la existencia más
allá del minuto que se está viviendo.
El conflicto viene de lejos,
desde el mismo momento de la creación del Estado de Israel y amenaza con
hacerse permanente, ya que Israel jamás reconocerá un Estado Palestino. Ni la
presencia de este en el marco de las Naciones Unidas, ni el reconocimiento del
mismo por parte de muchos países, ha hecho posible dar los pasos para un cambio
de paradigma en la zona.
Con una Europa aletargada y
distraída, cuyos comunicados son cada vez mas etéreos y sin compromiso, Estados
Unidos hace valer su apoyo permanente a Israel al que considera su brazo armado
en Oriente Próximo, aliado al que nunca abandonará hagan lo que hagan. Naciones
Unidas se ha pronunciado con firmeza, sobre todo a raíz del bombardeo de una
escuela y refugio de más de 1.500 personas de la ONU, planteando una
investigación en firme sobre la violación de Derechos Humanos fundamentales
ocasionados por los bombardeos israelíes.
Mientras, nuestro gobierno
español, entra en las escena internacional del conflicto, indicando en boca de
nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, Sr. Margallo que: “Estamos muy
preocupados por los incidentes en la zona”. Llamar incidentes a la práctica de
un genocidio es, cuando menos, denunciable. El Gobierno del Partido Popular,
fieles a sus compromisos con Estados Unidos y la no política de la Unión
Europea, no se ha planteado nada de nada en relación al conflicto
israelo-palestino.
Es cierto que periódicamente se
tensan los hilos de una situación insostenible y que suelen desembocar en
conflictos de mayor calado afectando a la población civil. Pero no por ello
hemos de permanecer impasibles a las muertes causadas por una cerrazón política
y por unos intereses geoestratégicos.
El Gobierno Español, debería
suspender “sine die”, las relaciones diplomáticas y comerciales con el estado
de Israel, poniendo como condiciones el cese inmediato y total del uso de la
violencia y los asesinatos indiscriminados de la población civil palestina. Al
mismo tiempo, exigir a la Unión Europea medidas de sanción a Israel por la
violación de los Derechos Humanos de los palestinos y el incumplimiento de
varios tratados internacionales, que se saltan a piola sin que nadie abra la
boca.
Es posible que Israel mantenga su
política de no aceptar nunca la existencia de un Estado Palestino. Lo que nunca
debemos permitir los humanos es que se produzcan genocidios ni asesinatos
indiscriminados bajo ninguna justificación. Ninguna.
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