Los mandatarios de Rusia,
Vladimir Putin, y de la República Popular de China, XI Jinping, están de gira
por Latinoamérica. El próximo martes 15, participarán en la ciudad brasileña de
Fortaleza en la reunión anual de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica). Ambos han adelantado su presencia para visitar varios países de la
región con intereses comerciales, políticos y culturales.
China es el segundo socio
comercial de América Latina y Rusia quiere convertirse en el tercero. Los intereses de ambos coinciden, tanto
en los países con los que quieren ampliar negocios, como en el objetivo de
mantener una presencia activa en la región, con un peso específico sobre los
gobiernos, recursos estratégicos (hidrocarburos y minerales) reservas de agua,
extensiones de terreno para la agroforestal, puertos, pesca y compra de deuda,
como mecanismo de control y buena armonía.
Tras el destete acelerado de las
relaciones comerciales entre Latinoamérica y la Unión Europea, y la caída de
los intercambios comerciales con los Estados Unidos (que aún conserva el
liderazgo), es el momento oportuno para diversificar las relaciones comerciales
incluyendo en el tablero a China y Rusia, seguramente con el objetivo de
conseguir mayores beneficios al ampliar las ofertas.
América Latina está creciendo de
una forma sostenible desde hace una década en torno al 4% de media, aunque
continúa sin conseguir la redistribución de la riqueza y el acortamiento de
distancias entre ricos y pobres. Sus capas medias son aún incipientes y no
acaban de consolidarse. Los servicios públicos fundamentales, como la sanidad y
la educación, van consolidando posiciones de avance pero aún son insuficientes.
Algunos países han sufrido incluso un retroceso en estos servicios básicos.
Pero el momento es el propicio.
La reunión de la cumbre anual de los BRICS, analizará entre otros temas las
posibilidades de apoyo global al subcontinente, potenciando la colaboración y
cooperación Sur-Sur, cuestión que no quieren dejar sólo en manos de Brasil por
su cercanía física. China mantiene grandes intereses geoestratégicos en la
mayoría de los países de América Latina, desde hace más de veinte años en que
inició su proyección mundial con la apertura exterior. Rusia no ha querido quedarse
atrás y ha conseguido que Putin logré acuerdos muy importantes en materia
científica y técnica, que dejarán importantes dividendos a Rusia, al tiempo que
apoyarán los crecimientos en los países latinos.
Es el tablero de las relaciones
internacionales en estado puro. Buscar alianzas estratégicas que puedan
condicionar apoyos ante eventuales resoluciones de Naciones Unidas, por un
lado. Por otro, continuar la batalla desgranada de disminuir la fortaleza del
poderoso imperio estadounidense mermando su exclusividad en busca de la
multipolaridad. Los países latinoamericanos están encantados por su papel en el
escenario, a pesar de ser conscientes de los condicionantes que llevan consigo
los acuerdos firmados.
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