El próximo 5 de Octubre se
celebrarán elecciones presidenciales en la República Federativa del Brasil. La
actual presidenta y candidata del PT, Dilma Rousseff, no ha podido remontar
encuestas tras la celebración del mundial de futbol y se enfrenta a una más que
probable posibilidad de no ganar en primera vuelta.
La mayor incógnita del momento
electoral, se centra en saber si tras la muerte en accidente aéreo del
candidato del PSB , Eduardo Campos, su candidata a la vicepresidencia, Marina
Silva, accede a la candidatura a la presidencia por el Partido Socialista.
Marina obtuvo en las anteriores elecciones de 2010, 20 millones de votos y
puede poner en peligro la segunda posición que ostentaba hasta el momento Aecio
Neves del PSDB.
Aún no se ha publicado ningún
sondeo de intención de voto tras el accidente mortal de Campos, pero las
últimas reflejaban un pase al balotaje de Dilma y Aecio, mientras todo hace
pensar que Marina Silva puede colocarse por delante del candidato de PSDB y
disputarle la segunda vuelta a Dilma Rousseff.
Sin embargo, la incertidumbre se
aclarará en los próximos días. Todo parece apuntar a que las bases del PSB
apoyará la candidatura a la presidencia de Marina y que el apoyo que recibiría
multiplicaría las expectativas del partido en la anteriores encuestas, situadas
en el 9%, pasando a estar muy cerca del 25%.
Si esto sucediera, las dos
mujeres abordarían el 2 de noviembre la resolución para obtener la presidencia
de Brasil. Lula está apoyando denodadamente a su pupila Dilma Rousseff y el
aparataje institucional del país se vuelca con la Presidenta. Pero no es menos
cierto que varios estados y municipios importantes están apoyando a los
candidatos de los dos principales partidos en la oposición.
La imagen del gobierno de Dilma
ha caído en picado en los últimos meses, fruto de las manifestaciones de
protesta de la población en lugares tan importantes como Río y Sao Paulo,
antes, durante y después del mundial, en demanda de mejores servicios públicos
especialmente la sanidad y la educación. El crecimiento económico del último
año alcanzó el 2,3%, muy lejos del 7% obtenido por Lula en su último año de
mandato y las inversiones realizadas por el país para el mundial y los juegos
olímpicos de Río de Janeiro 2016, sólo vienen registrando descontento e
indignación por las clases medias y populares que se verán reflejados en los
resultados electorales.
De ganar Dilma lo haría por un
margen muy estrecho y no evitaría pasar a la segunda vuelta. La gran duda está
en la posible división de voto de las otras dos candidaturas PSDB y PSB, que
virtualmente están empatados.
El PT ha perdido muchísimos
apoyos, no solo por las macro inversiones realizadas para los eventos
mundiales, sino además por los muchos casos de corrupción destapados en el
último año y que han provocado la pérdida de confianza en un partido que
presumía de controlar precisamente dicho asunto.
Nos sacarán de dudas los
brasileros con su voto del 5 de Octubre, dando pistas de lo que ocurrirá el 2
de Noviembre en la segunda vuelta de las presidenciales.
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