Las estrategias comerciales de
los narcotraficantes para introducir la droga entre la juventud es conocida en
todos los lugares del mundo. Visitan lugares frecuentados por jóvenes a los que
regala pequeñas dosis de cocaína y otras drogas, a sabiendas de que tarde o
temprano les buscarán para comprarles dosis mayores. El narcomenudeo se encarga
de culminar el proceso.
Las empresas armamentistas actúan
de forma muy similar a la anterior, con la diferencia del apoyo que reciben por
parte de agencias de seguridad estatales, sobre todo de EE.UU. En las sucesivas
guerras de Afganistán, Irak, Libia, Siria, etc., Estados Unidos a través de la
CIA y esta con el apoyo de enganche de empresas de armamento norteamericanas,
ha ido suministrando material bélico de distinta potencia a grupos situados en
la radicalidad pero opuestos al régimen concreto a derrocar.
Se ha ido generando toda una
cadena de intereses económicos alrededor del armamento, que después no sólo no
pueden controlar, sino que se vuelve contra sus propios intereses. Ya les
ocurrió en Afganistán cuando dotaron de material bélico suficiente a las
islamistas radicales para luchar contra la ocupación soviética, islamistas
entre los que se encontraba Osama bin Laden. Al apoyar a los “rebeldes” sirios,
a los luchadores contra Hussein y a los “rebeldes” libios, Estados Unidos ha
aumentado el arsenal de los islamistas salafistas absolutamente gratis, a costa
de una desestabilización aún mayor que generará respuestas militares. Ese es
precisamente el objetivo buscado por las empresas de armamento en contubernio
con los responsables políticos comprados al efecto. Puede parecerles una teoría
de la conspiración más, pero les aseguro que esta de teoría no tiene nada, se
aplica cada vez en más lugares y con más intensidad.
Estado Islámico del este de Irak
(ISIL), comenzó a organizarse como tal hace más o menos año y medio, primero
de forma tentativa y posteriormente con la fuerza que hoy conocemos. Se cree
que actualmente conforman su ejército unos 75.000 miembros, llegados de los
distintos países en conflicto. Muchos de ellos ya habrían llegado con sus armas
y municiones suministrados por el contexto citado arriba. Su estrategia de
reclutamiento internacional pasa por captar a islamistas de todos los países en
conflicto, pero también de los residentes en occidente con la visión
puesta en acciones futuras en esos mismos países.
Su objetivo declarado en
instituir el Estado Islámico en todo el mundo, comenzando por lo que ellos
llaman “El Califato”, que reproduciría el histórico califato Omeya llegando
hasta Europa y , por supuesto, España. Para ello, utilizan el método más
fundamentalista de la “Guerra Santa”: muerte al infiel, creando el pánico allá
por donde pasan, aumentando sus filas y riquezas cada día, mediante la
extorsión, secuestros y botines obtenidos en su progresión.
Su modelo de organización es
absolutamente militar, dejando siempre un pequeño destacamento en los enclaves
conquistados donde comienza a “vivirse” como tal Estado Islámico bajo los
preceptos del Islam. Manejan perfectamente los servicios de información
(agentes infiltrados), así como la informática y espionaje derivado en los
países occidentales.
Su crecimiento territorial ha
puesto en alerta a occidente, ya que de ser un grupo reducido de unas 2.000
personas al este de Irak, han pasado a 75.000 y se han adentrado hacia el
centro y norte del país, planteando nuevos escenarios de invasión en Siria,
Jordania, Arabia Saudí y Turquía, para pasar posteriormente al resto de países
de la zona. Al mismo tiempo, plantean entre sus objetivos atentados en países
occidentales, para mantener vivo el crecimiento de su organización y aumentar
su poderío, entre los que han citado Francia, Reino Unido, España, Alemania y
Estados Unidos.
Los servicios secretos
norteamericanos y de varios países europeos están en alerta máxima y valoran
diariamente la capacidad de intervención en su territorio de la organización
radical. La intervención de EE.UU. se hará más evidente (aunque ya lo hace), en
la medida en que peligren la estabilidad de países aliados como Kuwait,
Jordania o Arabia Saudí.
Los efectivos de ISIL están muy
bien preparados y pertrechados militarmente, siendo su estrategia actual captar
grupos potentes en el África subsahariana para empujar desde esa zona hacia
oriente, ampliando así el frente de actuación. Muchos grupos, más o menos
independientes de Al Qaeda, se han unido al ejército del Estado Islamista lo
que aumentará su capacidad operativa en medio mundo.
Sin duda, el conflicto está
servido y va a ser muy difícil de combatir de una forma convencional, nunca
serán un ejército frente a otro luchando en el campo de batalla. Un conflicto
que se prevé largo, costoso en vidas humanas y complicado de controlar.
Curiosamente, los intereses que llevaron a las empresas de armamento a apoyar
esos grupos radicales se vuelven ahora contra los estados que ampararon y
consintieron dicho apoyo.
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