sábado, 11 de abril de 2015

POLÍTICA EXTERIOR


La aplicación sistemática de recortes, por parte del gobierno del PP, ha afectado a todos los capítulos de los presupuestos generales del Estado. La población española ha sufrido, en sus propias carnes, aquellos que les repercutían directamente así como la subida generalizada de impuestos. Las reducciones en Política Exterior y Cooperación han sido brutales, reduciendo a la mínima expresión nuestra presencia en el mundo, consiguiendo un insignificante peso como país y colocando un baluarte, como la cooperación internacional al desarrollo, en uno de los puestos más bajos de la Unión Europea.

Salvando nuestra presencia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro no permanente, es decir, por dos años, el peso de nuestra política exterior ha adelgazado tanto que hoy no se nos tiene en cuenta en ninguno de los ámbitos internacionales de decisión y hemos perdido nuestra conexión histórica, social, cultural y política con América Latina. En este último caso, no solo porque hayamos reducido nuestro presupuesto, sino por intentar mantener una posición paternalista y de poder que, tanto los propios países como los organismos regionales de integración que han puesto en marcha, han ido superando de forma progresiva. Estos organismos: UNASUR, CELAC, MERCOSUR, SICA, tienen hoy un peso autónomo que no precisa de viejas formas de plantearse las relaciones internacionales.

La reducción en Cooperación al Desarrollo ha sido un verdadero escándalo. Hoy España dedica el 0’17 %, lejísimos del 0’34% del anterior gobierno y a años luz de las recomendaciones de la ONU de dedicar el 0’7% a este rubro. Desde el Ministerio de Margallo se ha venido aplicando un diseño de acciones Low Cost que a nivel formal mantuvieran el tipo de nuestra presencia mediática en los foros internacionales de la cooperación. Bastaba descorrer la cortina para comprobar que detrás de las palabras en foros, jornadas, cumbres y encuentros internacionales, no había absolutamente nada. Hemos perdido en menos de cuatro años una posición de referente y en crecimiento para entablar procesos serios de desarrollo en decenas de países, para llegar a convertirnos en un país de propaganda de la cooperación.

La “Marca España” ha quedado bastante maltrecha. Hoy nadie nos reconoce como un país serio y decidido a coadyuvar en los procesos internacionales de desarrollo. Nuestros cooperantes internacionales han tenido que regresar a sus casas a centenares y el buen hacer de decenas de ONG de Desarrollo se ha visto frenado por las inclemencias de los recortes.

Costará recuperar todo lo perdido a pesar de que contamos con los recursos humanos y organizaciones de primer nivel para nuestra presencia en el exterior. Esta oscura etapa del PP en el gobierno será recordada como la peor desde que España dejó de ser un país receptor de ayuda para pasar a ser país donante.



No hay comentarios: