jueves, 16 de abril de 2015

SE ACABÓ LA CRISIS


Los mensajes que el Partido Popular ha puesto en funcionamiento sobre el final de la crisis son absolutamente ciertos. Vale que estamos en campaña electoral y les toca aferrarse a lo macro para indicar que vamos mejor, aunque conocen perfectamente que la realidad de la mayoría de la población no ha cambiado desde la aplicación de las políticas de austericidio. Vale que la oposición, en todas sus vertientes, se aferre a la crítica de que millones de personas continúan atenazadas por los males de los recortes, haciendo bandera de ello para sus argumentarios electorales. Todo ello va a formar parte de los discursos de este año electoral.

Pero lo que no hemos detectado, con suficiente fuerza, es que los efectos de las reformas y recortes impulsados desde la Unión Europea, el FMI, el Banco Mundial y aceptados y aplicados por nuestros dos últimos presidentes, Zapatero y Rajoy, han dibujado un nuevo escenario de vida, un cambio de paradigma en las relaciones laborales, los salarios, la prestación de servicios básicos fundamentales en salud y educación, en las adquisiciones de vivienda, apoyo a la dependencia, desempleo y emigración, que han cambiado en ocho años la foto fija de nuestra sociedad.

Es decir, lo que comenzó siendo una crisis del Sistema Financiero Internacional, ha sido utilizada por ese propio sistema, defensor del capitalismo a ultranza, para instalar con la complicidad de los gobernantes de turno nuevas formas en la gestión de lo público, reconduciendo el “estado del bienestar” hacia cotas de menor bienestar, más indefinición y muchas menos certezas, elementos que garantizan a este nuevo nivel de capitalismo el control sobre la población en general: la inseguridad.

Es muy posible que la jugada haya sido diseñada desde las mesas del ingenio Bilderberg y que, obviamente, les ha salido muy bien. Pero más allá de raíces conspiradoras, lo que es cierto es que la crisis ya ha terminado, porque sus efectos se han instalado y ya funcionamos con las consecuencias que la aplicación de esas políticas citadas han tenido sobre nosotros.

Lo que puede venir, a partir de ahora , es una mejora en la situación o un empeoramiento de la misma, pero los efectos sobre el núcleo ya están funcionando. Ello nos lleva a la siguiente reflexión: hemos de continuar hablando de la crisis o, por el contrario, hemos de ir trabajando en una propuesta alternativa a corto, medio y largo plazo para conseguir un nuevo cambio de paradigma.

Si los políticos alternativos se empeñan en el discurso precrisis se están equivocando, porque lo que hay que desmontar es todo un sistema corrupto, capitalista, neoconservador y alejado de los intereses ciudadanos. Si por el contrario diseñan nuevas ideas para dibujar un escenario distinto en las relaciones humanas y centran su trabajo en procesos de unidad y convergencia frente a un enemigo poderosísimo, estarán acertando.


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