Estamos
abocados a celebrar de nuevo elecciones el 26 de Junio. Los partidos han sido
incapaces de llegar a acuerdos de gobierno, usando estrategias para situarse en
modo campaña electoral desde el mismo 20 de Diciembre. Hemos perdido unos meses
preciosos para provocar políticas del cambio en nuestro país, pero sin duda
hemos aclarado algo más hacia donde se dirige cada una de las propuestas en su
política de alianzas.
El gran
perdedor en este periodo ha sido el Partido Popular. Mariano Rajoy no ha sido
capaz de sumar ni una sola voluntad para intentar formar gobierno, a pesar de
ser el partido más votado. Nadie está de acuerdo con sus políticas de
austericidio, provoca rechazo su mancha permanente como un partido lleno de
corrupción por doquier y está pagando la aplicación del rodillo de la mayoría
absoluta con la que ha gobernado los últimos cuatro años. Se mantendrá en
apoyos o bajará un poco el 26 de junio.
El segundo
perdedor, vamos por orden de número de diputados, ha sido el PSOE. Pedro
Sánchez se ha visto atenazado por su Comité Federal que le marcó las líneas
rojas de un posible pacto con PODEMOS, recurriendo a la estrategia de sumar con
Ciudadanos, a sabiendas de que esa posibilidad no prosperaría, para colocar a
Pablo Iglesias como el malo de a película por no permitir un gobierno de
cambio. El Partido Socialista ha marcado como prioritarias sus líneas de
alianza con el centro derecha de Rivera. No quería arriesgarse a sumar un
gobierno progresista para el cambio con Iglesias y ahora tendremos que escuchar
la cantinela en campaña de que el culpable se llama Pablo Iglesias. Perderá
algunos apoyos en las próximas elecciones.
El tercero en
lisa, PODEMOS, ha demostrado coherencia al defender sus propuestas de cambio de
políticos y de políticas, cosa que quedaba cercenada con el pacto del
PSOE-Ciudadanos. Está sufriendo el escarnio del PSOE por haber impedido que
Pedro Sánchez sea presidente y el desgaste propio gestado por los medios y las
estrategias de todos los demás contra ellos. Bajará el 26 de Junio, pero no
tanto como los aliados anti-podemos quisieran.
Ciudadanos va
a lo suyo: desgastar a diestra y siniestra para obtener mejores resultados en
las próximas elecciones. La oferta de Pedro Sánchez les ha venido como anillo
al dedo, pues han colado el 80% de su programa electoral en el acuerdo, lo que
marca a un PSOE escorado al centro derecha, al tiempo que continuaba reclamando
que el PP se sumara al pacto. Su juego a dos bandas muestra la cara real de
ciudadanos y su estrategia: caer bien al electorado como un partido
comprometido con los acuerdos, los pactos y la gobernabilidad, intentando
pescar votos de ambos lados. Subiría en resultados en las próximas elecciones.
Por último,
Izquierda Unida, que ha sabido mantener su discurso de la conciliación y la
búsqueda de acuerdos, haciéndose oír a pesar de contar solo con dos diputados.
Sus cartas las ha trabajado bien Alberto Garzón, que ahora tiene la oportunidad
de concurrir junto a PODEMOS o volver a hacerlo solo como IU. Tendrá problemas
al interior de la férrea coalición controlado por el PCE pero con voces
disidentes de mucha fuerza. Su alianza con PODEMOS le podría reportar varios
diputados más en un momento interno de absoluta debilidad financiera, evitando
una larga travesía del desierto que hubiera supuesto el mantenerse con solo dos
diputados. Subiría de presentarse sola como IU en las elecciones, pero mucho
más si lo hace con PODEMOS.
Sea cual fuese
el resultado del 26 de Junio, los electores hemos ganado en saber cómo se las
gasta cada partido, hacia dónde se dirigen sus alianzas y estrategias de pactos
y hemos conocido más a los posibles candidatos a la presidencia. Que nadie nos
venda que la ciudadanía nos hemos equivocado en el voto de diciembre, que nadie
nos quiera hacer culpables de su ineptitud para llegar a acuerdos de gobierno.
Hemos tomado nota y el 26 de junio votaremos en consecuencia, quitándole
dramatismo al hecho de tener que votar otra vez, porque en democracia los temas
se resuelven votando.
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