miércoles, 22 de septiembre de 2010

YO TAMBIÉN AMO A MÁLAGA

Al Partido Socialista de Málaga podría aplicársele aquello de que “hay amores que matan”. Su slogan elegido para recoger ideas y propuestas a incorporar en los distintos programas municipales de la provincia, nos recuerdan campañas publicitarias caducas que invitan al turismo en algunas ciudades del mundo (la más conocida I`Love NY), que ha sido copiada y extendida por doquier. Este tipo de slogan, aplicado a la política, pretende situar al margen del amor por una determinada provincia o ciudad (rayando con el chovinismo arcaico) a aquellos que no participen o apoyen las propuestas socialistas. Se han vuelto a equivocar los expertos en marketing del PSOE si lo que pretenden es conseguir la patente del amor al terruño con patente de corso. Yo, que llevo más de 20 años en esta ciudad y su provincia (por lo tanto más tiempo que la mitad de los malagueños nacidos aquí) y que he optado por ser malagueño, me siento dolido cuando después del daño que los representantes políticos del PSOE y del PP han causado al avance de las políticas públicas en nuestra provincia y de los irritantes datos del desempleo y la pobreza, ahora nos vengan con frasesitas hechas sobre el amor por demarcación territorial. Yo estoy enamorado de Málaga, de sus pueblos, de sus gentes, de su clima, de su costa y de su serranía, de sus costumbres, de su presente y, sobre todo, de su futuro. Y es por ello que rechazo por oportunista y folklórica la intención socialista de hacerse con el amor ciudadano aprovechando el arranque electoralista a que nos tienen acostumbrados. Miren ustedes, para querer a Málaga lo primero que hay que hacer es pensar en sus ciudadanos, en sus problemas, en las distintas formas de resolverlos, es saber planificar las políticas públicas con el consecuente nivel de previsibilidad como para garantizar unos mínimos en el vivir bien. De eso ni PP ni PSOE entienden. Y no entienden primero porque no saben, lo suyo es gobernar, estar ahí, como piezas de un puzle de gobiernos municipales, provinciales y autonómicos que pretenden responder a la suma en todo el Estado para determinar qué partido tiene mayor cuota de poder. No entienden porque no tienen como prioritario en su quehacer diario a los ciudadanos, porque no consideran al municipio como un instrumente generador de cambio social sino simplemente como molde de aplicación de unos servicios públicos que cada vez son peores. Málaga necesita de otras políticas públicas y de otros políticos para desempeñarlas, y como obras son amores y no buenas razones, tendremos que recordarle a estos querubines de San Valentín, que con sus “no” políticas públicas desde el Gobierno Central, ni desde la Junta de Andalucía ni desde la Diputación Provincial han conseguido colocar a la provincia malagueña al borde del precipicio. Así que por favor no nos queráis tanto.

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