miércoles, 29 de septiembre de 2010

BRASIL A LAS URNAS

El próximo domingo se celebran en Brasil las elecciones presidenciales, además de 27 gobernadores, 513 diputados, dos tercios de los 81 miembros del Senado y más de mil cargos locales. Sin duda la mayor expectación está centrada en las presidenciales, pues se pone en juego la continuidad de las políticas realizadas por Lula. Cuatro son las candidaturas más relevantes que enfrentan la elección presidencial. En primer lugar, la candidata por el Partido de los Trabajadores (PT), el partido de Lula, Dilma Rousseff, quien ya cuenta con una intención de voto del 50% lo que de producirse eliminaría la opción de segunda vuelta. Por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, que se ha ido desinflando en las encuestas a medida que avanzaba la campaña a favor de la anterior. Marina Silva, encabeza la apuesta por el Partido Verde, después de haber sido Ministra de medio ambiente en el primer gobierno de Lula; y por último, Plinio de Arruda Sampaio, al frente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que cuenta con la menor intención de voto de los cuatro candidatos. La campaña ha girado, básicamente, en torno a tres cuestiones principales: el modelo de desarrollo sostenible del país, las políticas sociales implementadas durante los dos periodos de Lula y la capacidad energética y de crecimiento de Brasil como potencia emergente (con sus vínculos en lo internacional). Rousseff, que ha estado acompañada en todo momento por Lula durante la campaña, se ha ido creciendo durante la misma apareciendo como la sucesora de Lula, que a su vez ha llegado a presentarla como la “madre” de Brasil. Todo ha ido adquiriendo unos tintes demasiado personalistas relacionados con el presidente más popular que haya tenido jamás el país, ya que Lula aparece aún con un 80% de aceptación después de dos legislaturas al frente del gobierno. Los opositores han calificado de farsa la postulación de Dilma Rousseff, acusándola de paréntesis hasta la vuelta de Lula en el 2014, cuando podría volver a presentarse. Y para que no hubiera ningún tipo de dudas en la población Lula ha manifestado que estará permanentemente al lado de la nueva presidenta apoyándola, asesorándola y dedicándose a lo que hasta ahora no ha podido realizar como le hubiera gustado: visitando todos los estados brasileros y conectando con las gentes con la cercanía necesaria. En definitiva, una candidatura de partido, sólida, arropada por la popularidad de Lula y con visos de ganar en primera vuelta las elecciones. Sobre todos los temas importantes se ha pasado prácticamente de puntillas, ya que al final todos los candidatos han retornado al debate sobre quién está más cerca de Lula. Esto ha hecho, por ejemplo, que el candidato mejor colocado después del PT, José Serra, perdiera hasta un 15% de intención de voto al presentarse en su campaña como amigo de Lula, porque para amiga ya estaba su candidata. Marina Silva presenta una propuesta de las más completas en estas elecciones, pero demasiado centrada en la ecología y el medio ambiente relegando casi a la marginalidad los demás temas señalados como prioritarios. No obstante, su candidatura no estará por debajo del 15% en estas elecciones, recogiendo algunos descontentos con Lula y se espera algún triunfo parcial en gobernadores, algunos municipios y bastantes diputados. El cuarto candidato apenas tiene tirón electoral y aparece muy atrás con un 4% de intención en los sondeos. El sistema de voto electrónico permitirá conocer los resultados en la madrugada del lunes hora española, y saldremos de dudas sobre si será necesaria la segunda vuelta. Todo parece apuntar que Dilma Rousseff será la primera presidenta del Brasil en primera vuelta.

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