miércoles, 20 de julio de 2011

DESDE EL CHIRINGUITO

Probablemente con un tinto de verano fresquito en la mesa y una tapa de sardinas en espeto estaremos más de uno en estas fechas aciagas, de un estío irregular, obligados a descansar preparando el próximo curso político. Mientras Rubalcaba se las ingenia para trasladar algunos nuevos mensajes y propuestas, que no alcanzo a entender cómo no las han puesto en práctica en ocho años de gobierno socialista, Rajoy cierra filas en un verdadero gallinero popular para que no les salpiquen demasiado los trajes de la tragedia valenciana. Un buen momento para repensar nuestro compromiso ciudadano de hacia dónde queremos orientar el futuro de nuestro país. A quién o quiénes deberíamos dar nuestro apoyo en las inminentes elecciones generales y con qué criterios hemos de abordar este nuevo ciclo que se abre para la política y el gobierno en España. La única opción viable, seria, responsable y capaz que veo en el arco parlamentario es la opción por Unión, Progreso y Democracia, UPYD. Fundamentalmente por tres razones: 1) Las propuestas de UPYD vienen a regenerar la vida política de nuestro país, elemento fundamental para poder recuperar la ilusión por lo político, por las instituciones públicas y la democracia real, cercenadas por las oleadas de partitocracia y los intereses mezquinos de las fuerzas políticas clásicas y tradicionales. 2) Porque España necesita, más que nunca, un tercer espacio en la representación política que rompa definitivamente con los posicionamientos de las “dos Españas” y aleje de la prebenda y el chantaje a los partidos nacionalistas en su relación de poder con los gobiernos. 3) Porque es el único partido que sitúa a los ciudadanos y sus problemas por encima de sus intereses propios de partido, precisamente porque sus componentes son ciudadanos comprometidos con la política y no personas que vengan a vivir de la misma. Cuando llegue el momento nos veremos sometidos a toda la presión mediática del circo electoral por la potencia propagandística a que nos someterán PP y PSOE. Pero el personal ha ido tomando nota durante todo este tiempo de lo importante que es su voto como manifestación de la responsabilidad ciudadana y han manifestado su hastío sobre la clase política. La única posibilidad de cambiar las cosas pasa por tomar opciones distintas y ejercer la responsabilidad del voto con garantía de cambio y no de simple alternancia en el poder. España precisa de un cambio radical en su situación política y también de sus políticos. No podemos permitirnos mucho más tiempo vivir en la encrucijada de lo arbitrario, ni siquiera de lo menos malo, porque así no llegaremos a ninguna parte. Hacen falta savias nuevas y otros referentes para acercar la acción política a los ciudadanos y a los ciudadanos a la política. Y entre optar entre lo malo y lo peor hemos de ser valientes y tomar la decisión de romper con un bipartidismo absurdo que se reinventa cíclicamente para impedir que otras opciones pongan en peligro las bondades de su chiringuito.

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