sábado, 30 de julio de 2011

POR FIN ELECCIONES

El próximo 20 de noviembre estamos convocados a las urnas para elegir a los diputados en el congreso quienes a su vez determinarán la conformación del nuevo gobierno y designarán al presidente del mismo. Mucho ha tardado Zapatero en tomar la decisión y hubiera convenido más al país adelantar las elecciones a finales de septiembre, permitiendo así que el nuevo gobierno contara con la opción de un presupuesto sin prorrogar. De todas formas el daño ya está hecho y un mes, más o menos, poco hubiera significado para unas cifras que colocan a España al borde del precipicio. Ahora es el momento de las grandes decisiones, donde los ciudadanos tienen que tomar la opción de a quién prestar su confianza para cambiar los designios políticos del país. Por un lado, Rajoy, que no cuenta con la aceptación personal, y de otro, Rubalcaba, que aunque repunte algo en la intención de voto seguirá siendo corresponsable de la situación triste que vivimos. De nuevo van a intentar enredarnos con las opciones del bipartidismo, o esto o lo otro, o lo malo o lo menos malo, o blanco o negro. Arropados por una ley electoral absolutamente injusta y desproporcionada, los dos partidos mayoritarios hasta ahora conseguirán mantenerse como opción real. Que sean opción real de cambio eso ya es otra cosa. Si bien el PSOE es y ha sido absolutamente responsable de la situación actual, no es menos cierto que el PP, que gobierna en casi todas las comunidades autónomas, diputaciones provinciales y ayuntamientos de este país, no lo es menos. La crisis afecta a todos los territorios, a todas las administraciones y, por ello, hemos de considerar a ambos partidos gestores de la propia crisis y generadores del anquilosamiento de un estado que sufre sus peores cifras en décadas. Ahora toca mirar a otro lado, sobre todo al frente, revisando las opciones que los españoles tenemos para revertir esta situación que no nos ayuda en nada a superar nuestros problemas. Hoy por hoy, la única opción realmente alternativa y progresista es la que representa Unión, Progreso y Democracia, UPYD, que ha demostrado en este periodo en el congreso y en los primeros pasos de su representación tanto en la Asamblea de Madrid como en su Ayuntamiento, que abandera las propuestas de la necesaria y urgente regeneración política en España. Nos hace falta un cambio real, una forma distinta de enfocar lo político, alejarnos lo máximo posible de dogmatismos arcaicos y trasnochados, optar por lo diferente, asumir que con los mismos que han originado y profundizado la crisis poco podremos avanzar. Tenemos la obligación ciudadana de tomar las riendas de la política, de las instituciones y devolver a la primera línea de la gestión de lo público la razón, el sentido común, la lógica de lo comunitario, sin verse presionado por el corsé de las maquinarias de los partidos que todo lo tamizan. Por ello, ello el cambio real hoy tiene el nombre de Unión, Progreso y Democracia y los ciudadanos deberían plantearse esta opción para hacer posible lo que es necesario.

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