Una de las tácticas a
utilizar dentro de la estrategia del “tenemos que apretarnos el cinturón”, es
la de trasladar a la población tales situaciones de angustia vital que
consigamos un cierto nivel de dudas que obtengan como resultado su paralización.
Esto no es nuevo, ni
mucho menos. Ya ha sido utilizado en varias situaciones críticas de la historia
moderna y clásica, donde la posibilidad de que las cosas fueran a peor y cercar
a las poblaciones con el mensaje de que “lo que podría venir sería el abismo”,
dieron su justo resultado: un grado de aceptación de la situación
estranguladora por el miedo trasladado al caos total.
Este escenario dibujado
en nuestra España actual, absolutamente manejado por el Partido Popular con
cierto nivel de éxito, ha sido puesto en práctica desde el mismo día de la toma
de posesión de Rajoy. Discurso: “Mirad cómo nos han dejado los socialistas
manirrotos el tesoro público”,“ahora nos toca a nosotros sacar de nuevo a
España de la miseria”, “para ello vamos a tener que tomar medidas que no son
populares y que incluso van en contra de nuestro propio programa electoral”,
“no soy libre para tomar las medidas que estamos tomando”, “la situación es
crítica y tenemos que hacer esfuerzos para salvar nuestra economía”, etc., etc…
La estrategia es
trasladar a la ciudadanía tal grado de ansiedad e inseguridad, que la
preocupación por lo particular supere con creces a las inseguridades
colectivas. Grupos familiares concentrados en lo suyo disminuirán la presión en
las calles sobre lo nuestro.
La farsa de todo ello
se encuentra en las propuestas paralelas, que no se esmeran en esconder, como
la nueva ley sobre el aborto, la presión xenófoba en las prestaciones
sanitarias a indocumentados, potenciar la sanidad y educación privadas,
desprestigiar lo público y poner en cuestión la efectividad de la propia
democracia representativa de los partidos denostando su capacidad de acción.
Escenarios como este
han dado lugar a lo largo de la historia a la posibilidad de aparición de
líderes populistas, a veces golpistas sanguinarios, que han encontrado abonado
el terreno para “salvar a la patria”.
La ciudadanía tenemos
que aprovechar la ocasión para hacer una reflexión en profundidad sobre nuestro
papel en esta historia, una historia que sin duda nos avanza un cambio de
paradigma. Lejos de amedrentarnos hacia el interior hemos de propiciar más que
nunca la reflexión común, analizar y buscar alternativas justas y democráticas
a esta situación.
De momento superar el
miedo que nos han querido meter hasta el tuétano, pero inmediatamente ponernos
a PENSAR de qué forma podemos cambiar esta realidad que enmascara el
estrepitoso fracaso de un capitalismo salvaje que nos utiliza como verdaderas
cobayas. Quizás podríamos comenzar colocando a cada uno en su sitio y asumiendo
nuestras propias responsabilidades como ciudadanos.
1 comentario:
El capitalismo funeral es un libro escrito por Vicente Verdú hace ya casi 2 años, que nos habla de que vamos hacia algo nuevo que todavía no se ha inventado. Las soluciones que nos da tanto la derecha como la izquierda son volver la vista al pasado, a nuestra sanguinaria Historia. Esperemos que como bien dices los ciudadanos no se dejen engañar por los poderes mediáticos y sean capaces de apuntarse a esa tercera España por la que muchos estamos luchando, y esperemos también que los que dirigen UPyD empiecen a escuchar más a la masa de afiliados que se están cansando de ser contados en primarias en vez de contar.
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