lunes, 25 de noviembre de 2013

PARLAMENTO EUROPEO.

A seis meses de las elecciones para el Parlamento Europeo, la ciudadanía muestra cada vez mayor escepticismo hacia las instituciones europeas en general y hacia el Parlamento en particular. Nadie sabe muy bien qué es lo que hace un diputado europeo, a qué se dedica, qué temas aborda y con qué resultados. Los europarlamentarios no comunican su trabajo a los ciudadanos a los que tienen que rendir cuentas, lo que los aleja del apoyo y sentir de la población.

Bajo mi punto de vista, tres son los elementos a tener en cuenta para que se de esta situación. El primero, tiene que ver con la propia inercia de los partidos políticos. Para la gran mayoría de los partidos tradicionales y viejos, colocar en las listas europeas a determinadas personas les ha servido para alejarlas de problemas internos en el país, colocar a aquellos que se van quedando sin cargo público en España, pagar alguna prebenda por algún trabajo realizado beneficioso para el partido o una mezcla de todas ellas. La ciudadanía percibe el objetivo partidario y califica al Parlamento Europeo como cementerio de elefantes.

La segunda, se concreta en la escasa relación que tienen los europarlamentarios con su circunscripción electoral, en nuestro caso España. Pareciera que la lejanía de donde ejercen su tarea como diputados les va haciendo perder la perspectiva de que se deben a los ciudadanos de su país, que los representan, que han de darles cuentan. Alguno puede pensar que no les queda tiempo, pero el propio reglamento de funcionamiento y organización del Parlamento prevé espacios y tiempos para que cada uno de los europarlamentarios esté presente en sus circunscripciones, así que si no se relacionan e informan es porque no quieren. Cuanto más se cierran en su mundo parlamentario más alejados de los ciudadanos y más se alejan los ciudadanos del Parlamento. Toda una pescadilla que se muerde la cola.

Por último, el escaso conocimiento del funcionamiento de la Unión Europea en general y del Parlamento en particular por parte de la ciudadanía, les hace ver la tarea parlamentaria como un asunto menor, de escasa trascendencia. No saben los ciudadanos que más del 80% de las políticas públicas que se aplican en los estados miembros emanan de las resoluciones de las instituciones europeas y que a futuro no muy lejano llegaremos al 95%.

Dicho lo cual, los ciudadanos tendremos que tomar de nuevo cartas en el asunto y saber elegir muy bien a las personas que nos representen en el Parlamento Europeo, analizando la intencionalidad de los partidos en las listas que nos proponen y garantizando que aquellos a los que elijamos responderán ante los ciudadanos de España e informarán de su trabajo. El euroescepticismo que ellos mismos quieren imponernos hemos de combatirlo con mayor responsabilidad a la hora de elegir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Como encaja R.D. en este analisis?