viernes, 14 de noviembre de 2014

¿GANEMOS?


La proximidad de las elecciones municipales han puesto en marcha varias iniciativas de participación ciudadana con el objetivo de “GANAR” algunas de las alcaldías a las que se plantean concurrir. El hartazgo hacia los partidos políticos tradicionales, su mal hacer y separación de la ciudadanía, su mala gestión que condena a los municipios a deudas infernales, deriva en un rechazo popular también hacia las instituciones, cuestión peligrosa pues dejar vacías las instituciones de alternativas populares es dejarlas en manos de una oligarquía partidista e interesada.

Tras la irrupción de PODEMOS en las elecciones europeas de Mayo y su proyección hacia el futuro, todas las estrategias de los partidos clásicos cambiaron en un intento por recolocarse en el nuevo escenario. La pregunta clave era “¿qué hacemos para no recibir un batacazo en las municipales?. Casi al mismo tiempo, se concreta la propuesta de Guanyem Barcelona, con una perspectiva popular y ciudadana, como una nueva forma de hacer política que aglutinara a vecinos y vecinas de toda la ciudad, que rompiera con los moldes atrofiados de lo de siempre y se situara en Ganar Barcelona, recuperar la institución para la ciudadanía. Su avance y consolidación, su alto nivel de participación ciudadana con más de 32.000 firmas de apoyo y más de 6.000 personas participando en la elaboración colectiva, son muestra de las grandes posibilidades que tiene la propuesta para hacer efectiva la implicación de la población en la política municipal e impedir que la hagan otros.

Casi automáticamente, como si fuera una propuesta que pudiera calcarse a cualquier precio y bajo cualquier premisa, comienzan a aparecer otras propuestas similares en varios municipios españoles. Poco importaba el discurso inicial que impulsa Guanyem, ciudadanos para Ganar el Ayuntamiento, donde las siglas de los partidos no aparecen ni tienen un peso específico en el seno de la organización. El método seguido por Guanyem ha sido sumar voluntades, ciudadanía participando, elaborando, discutiendo y con todo el poder para decidir, sin intermediarios. La clave está en una nueva forma de hacer política, porque la vieja política ha tenido 35 años para hacerlo y no ha sabido o no ha querido.

En los procesos de participación ciudadana pueden diferenciarse dos métodos: los dirigidos y los asamblearios. Esto quiere decir que ante la asunción de una estrategia que le pueda ser válida para mantener un espacio en peligro de extinción, algunos partidos intenten camuflarse en una propuesta participativa y ciudadana. Insisto, propuesta que nunca pusieron en marcha con anterioridad. Bastaba entonces, dar el primer paso para proponer un GANEMOS, asegurándose la dirección del proyecto y no perder espacios de representación partidaria al mismo tiempo. Todo ello, adornado de llamadas a la convergencia, la confluencia, la unidad, de otros partidos políticos (mesa camilla de siglas) a los que arrastrar al posicionamiento previamente diseñado por ellos para no perder su espacio. Los ciudadanos, en este proceso, vendrían después. Una vez cerrado lo “importante”, habría que volcarse en los barrios a trasmitir la necesidad de unirnos todos para GANAR el Ayuntamiento.

El otro método, el asambleario, mucho más cercano al llevado a cabo por Guanyem, consiste en establecer unas líneas básicas de funcionamiento y un desarrollo de los instrumentos de participación, donde los verdaderos y únicos protagonistas sean los vecinos. El punto de partida es bien distinto: si no hay un empoderamiento ciudadano de la necesidad de cambiar la política municipal, que se plasme en un cambio real de la institución para colocar en primer lugar a las personas y no los intereses partidistas, el envite no merecerá la pena.

Si un movimiento ciudadano se convierte en masivo, es decir, cuenta con una participación popular amplia, está garantizando que el apoyo en las municipales será también amplio. En cambio, si el método es la suma de siglas, la ciudadanía no se siente llamada a participar con fuerza, pues “son los mismos de siempre” que quieren unirse para ganar y no la ciudadanía que se empoderar para sumir su responsabilidad en cambios reales en la gestión de los Ayuntamientos.

En Guanyem Barcelona, varios partidos se han ido sumando a la iniciativa, participando individualmente como personas en los mecanismos de participación creados por la asamblea ciudadana de Guanyem, sin privilegios de ningún tipo y asumiendo que será su apuesta para concurrir a las municipales.

En definitiva, el proyecto no se puede consensuar por partidos y luego venderlo a la ciudadanía, sino justo al contrario: Si los ciudadanos asumen su responsabilidad y tiran adelante con el proyecto se sumarán cada vez más ciudadanos y los partidos políticos empezarán a apoyar una apuesta por GANAR la alcaldía.

Al iniciar la estrategia por parte de algunos partidos, lo que realmente se pretendía era garantizar su parcela de poder y representación, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación Provincial, pero cercenando la posibilidad de real de poner en marcha una apuesta de participación ciudadana real, generadora de ilusión y con capacidad de cambiar la política municipal.

Bajo mi punto de vista, este es el problema fundamental que tenemos actualmente en GANEMOS MÁLAGA (quizás también en otros Ganemos) y la pregunta del millón es si aún estamos a tiempo de poder reconducir la situación. Para ello deberíamos aclarar algunas cuestiones, que formulo a modo de hipótesis:

n  Si la participación de ciudadanos y ciudadanas de Málaga, rondaran las 5.000 personas, organizadas en los barrios, en las comisiones de debate y elaboración, haciendo propuesta para un nuevo Ayuntamiento ¿estaríamos planteando algún problema sobre la confluencia y convergencia a las municipales?.

n  ¿Por qué no se puso en marcha un mecanismo distinto desde el principio, que garantizara el empoderamiento ciudadano?. A quién o quiénes no les interesaba hacerlo, comenzando la casa por el tejado.

n  Los enfrentamientos habidos hasta la fecha ¿son del todo irreconciliables o estamos a tiempo de reconducir el proceso y ponerlo en manos de los ciudadanos, sin carnet en la boca?

n  ¿Estamos en capacidad de dar todo el poder a la asamblea ciudadana, sin imposiciones de fórmulas jurídicas, y que se la Asamblea la que decida todo lo que haya que decidir?.

Sin una respuesta clara a estas cuestiones el proyecto será PERDIMOS, no GANEMOS.

Si por el contrario, como si la historia fuese un ordenador que se ha quedado enganchado y que hay que REINICIAR, con altura de miras, con generosidad y compromiso por el cambio real, apagamos el ordenador y REINICIAMOS, es muy posible que la ciudadanía cambie su percepción del proyecto y pueda asumirlo como suyo.

Pienso que estás son las cuestiones a debatir de cara a tomar una decisión (ciertamente urgente), que nos indique si seguimos adelante o no, con la única condición de que no engañemos a la gente. A nosotros mismos podemos engañarnos, pero al pueblo NO.


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