A unos días de finalizar 2015,
hemos de recordar que lo único que realmente merece la pena es el tiempo y que,
inexorablemente, no podemos ampliarlo pues no está a la venta en ningún super,
ni siquiera en los artículos gourmet. Hemos terminado el año inmersos en varias
guerras preocupantes y nos espera un nuevo año con más procesos bélicos sin que
consigamos vislumbrar discursos llenos de explosiones de sensatez por nuestros
queridos representantes políticos.
La Cumbre fallida contra el Cambio
Climático de París, nos sitúa en el momento más peligroso para el sostenimiento
del Planeta. Si no abordamos con seriedad espartana los efectos y causas del
calentamiento global, estaremos condenando a las generaciones futuras a vivir
en unas condiciones muy extremas gracias a nuestras incompetencias. Es urgente
que arriesguemos nuestra sabiduría para invertir las tornas y colocarnos en
mejores escenarios para la vida futura. No entenderlo sería la mayor estupidez
de la especie humana.
La guerra del Estado Islámico va
a marcar nuestras vidas en los años futuros y corremos el peligro de que su
extensión abarque a núcleos urbanos occidentales, trastocando nuestras rutinas
y ampliando las zonas de combate a Israel y Egipto, con un incremento de la
implicación de las potencias en la participación en el conflicto. Pero además
del ISIS, tendremos que mirar a África, continente al que estamos dejando a la
mano de los especuladores y sátrapas del sistema capitalista.
Mientras en España nos enzarzamos
en disputas por la gobernabilidad y los derechos a decidir, continuamos
perdiendo el precioso tiempo de solucionar las condiciones de vida de cientos
de miles de españoles sumidos en la desgracia de los efectos de la estafa de la
crisis. Mientras los estados no cesan de inmiscuirse en nuestras vidas y poner
vallas al campo de nuestras libertades, nuestra vida deambula sonámbula
intentando descubrir quién nos hará menos daño.
Nos espera un 2016 ciertamente
gris, aunque nos esforzaremos por mantener todos los colores que podamos para
no hacerle el juego a los agoreros del poder. Hemos de continuar en el frente
de una solución definitiva para el sostenimiento del Planeta, a sabiendas de
que la mayoría de la población mundial es cada día más ecologista. A los
gobernantes no les pedimos que nos echen una mano en esta cruzada sino que nos
quiten sus manos de encima, ya que han demostrado su total nulidad e ineptitud
para asumir retos de una extraordinaria urgencia.
Nunca hemos sido tan conscientes
de que estamos viviendo de prestado y que lo que hagamos o no hagamos ahora,
tendrá repercusión sobre los que continuarán viviendo de prestado en el futuro.
En 2016, comienza un periodo sin retorno para salvarnos o perecer, así de
simple. Si no aplicamos las medidas necesarias contra la contaminación y el
cambio climático, dejaremos clara nuestra estupidez como animales humanos.
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