Desde el final
de la II Guerra Mundial seguimos inmersos, sin ningún paréntesis, en
situaciones de conflicto internacional que dicen muy poco sobre nuestra
capacidad de conseguir un derecho fundamental de la especie humana: El Derecho
a Vivir en Paz. Conflictos de baja, media y alta intensidad, nos asolan por
todo el planeta, en base a raíces ideológicas, religiosas, de poder,
económicas, etc., a las que próximamente se incorporarán causas como el control
del agua dulce y los cauces, nuevos minerales, control de amplios territorios y
algunas más.
El ser humano,
nacido libre y como máximo escalón de la biodiversidad, no está dando respuesta
válida al cumplimiento de este Derecho Internacional básico: Vivir en Paz. Las
relaciones entre la humanidad se mediatizan por la posesión de armas nucleares
(persuasión nuclear), bombas de hidrógeno (bastante más destructivas que las
anteriores), armas bacteriológicas, armas de destrucción masiva y armamento
convencional.
Mientras no se
planteen medidas de gran calado, nuestro destino estará marcado por los países
poderosos en posesión del armamento citado. Estas medidas, básicamente, pueden
resumirse en las siguientes:
-
Erradicación y destrucción de
los arsenales nucleares, de uranio enriquecido e hidrógeno, con un control
garantista suficiente basado en la propuesta 0+0.
-
Erradicación y destrucción
total de las armas de destrucción masiva, bacteriológicas, bombas racimo y
todas aquellas que no discriminen su objetivo.
-
Acabar con los lobbys de armamentos, tanto
“legales”, es decir el comercio de armas controlado por los propios estados,
como “ilegales”, erradicando el tráfico de armas de cualquier tipo, mediante
una gendarmería que vele por dicho control.
-
Reducción al 50% del actual
armamento convencional, debe acabarse el hacer negocio con los instrumentos que
garantizan la guerra y la destrucción, mediante un compromiso verificable de
esta disminución.
-
Disminución del número de
efectivos en los ejército regulares, compensando a nivel de Policía Civil de
forma ponderada y proporcionada.
-
Trabajar en la Prevención de
Conflictos, interactuando las acciones de contención, negociación y diplomacia,
con la de sanciones que nunca vayan a las espaldas de la ciudadanía de los
estados concretos.
-
Incluir una cultura de Paz en
todos los niveles educativos, en busca de personas pacíficas, dialogantes,
negociadoras y comprometidas por la paz.
Los gobiernos
actuales no están por la labor, ya que sacan beneficios muy jugosos de estas
situaciones de conflicto. Ni siquiera Naciones Unidas ha sido capaz de actuar
en firme contra esta necesaria distensión, ya que los países poderosos que la
conforman vetan sucesivamente cualquier iniciativa que vaya en el sentido de
las propuestas reseñadas. Hemos de reivindicar nuestro Derecho de Vivir en Paz.
1 comentario:
Cuanta razón.
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